14/10/09


-¿Por qué decías Oly como si te faltara aire?-aquello era el colmo.- ¿Pensabas en el Zanahoria? Tranquilo, seguro que está bien sin ti a su lado.-le lancé una de las almohadas y la esquivó.- ¡Le diré a Clara y a mami que te estás tocando!

-¡Te mato como hagas eso!-grité aún tumbado subiéndome la cremallera para ir tras él, lo agarré antes de que consiguiera huir demasiado lejos.

Se cayó al suelo conmigo, caí sobre él y me quedé mirándolo fijamente a los ojos. Estaba bastante cabreado por lo que había hecho, también por lo que decía.

-Si me haces algo voy a mamá.-dijo bastante seguro de que mamá me castigaría, y sí que lo haría. Tocar al niño era un infierno. No podía decirle ni un insulto cuando me encabronaba de esa forma.

-¡Te mato!-grité agarrándolo de las muñecas.- ¡Me da igual que me puede hacer mamá o Clara! ¡Tú no llegas a los trece!-grité y él forcejeaba.

-¡Mamá! ¡Clara! ¡Ayudadme! ¡Hizaki no me deja! ¡Hizaki quiere pegarme! ¡Mamá! ¡Clara!-gritaba a pleno pulmón.

-¡Traidor!-dije quitándole una de sus deportivas y se la puse en la nariz.

-¡Huele mal!-murmuró casi tosiendo por el hedor.

-¡Por eso no tienes novias! ¡Te apestan los pies! ¡So guarro!-decía molestándolo.-¡Por eso me jodes!

-¡Se lo diré a mamá! ¡Le diré que tienes de novio a la zanahoria!-se revolvía y yo lo agarraba de la camiseta.

-¡Qué demonios está pasando aquí!-dijo Clara sumamente molesta.

-¡Entro en mi cuarto sin avisar!-respondí antes de que él dijera algo.

-¡Se estaba tocando! ¡Es un guarro!-no me había apartado de él cuando dijo eso.

-¡Te mato! ¡Yo te mato!-grité tirando el zapato para agarrarlo de la camiseta.

-¡Basta!-alzó bien la voz separándonos.

-¡Tú a tu cuarto y ahora te enseñaré que cuando se quiere entrar en algún lugar se llama!-Hero se levantó y tomó su zapato dirigiéndose a su habitación.- ¡Y tú!-dijo muy molesta.-Es tu hermano pequeño ¿cómo se te ocurre atacarlo?-yo simplemente agaché la cabeza.-¡Y si te quieres tocar!-dijo cogiéndome del brazo.-Tócate con el pestillo.-tras eso tuve un buen golpe en el cuello, que hizo que se quedara algo rojo y adolorido.

-Es que no tengo intimidad en esta casa.-dije sobándome la nuca.- ¡Nunca! ¡Encima ese maldito enano siempre me está molestando! ¡Acusica!-grité y él salió de su habitación.

-¡Hentai!-inmediatamente de calificarme de esa forma me sacó la lengua.

-¡Te mato!-dije corriendo hacia su habitación.

-¡Hizaki Sakurai De la Rosa!-bufó bien alto Clara.

-Sí, ya.-respondí caminando indignado hacia mi habitación y di un portazo.

Me acosté en la cama mordiendo y golpeando la almohada. Me había quitado las ganas de masturbarme en un buen tiempo, algo que siempre me desahogaba, y para colmo era yo el regañado. Él no sabía de intimidad alguna y me extrañaba que no hubiera interrumpido cuando estaba con Yue.

Pasada una media hora alguien llamó a mi puerta, al abrirla vi al mocoso lloriqueando. Se abrazó a mí y lo tomé en brazos. Aunque me sacara de mis casillas verlo así me ablandaba demasiado. Lo senté sobre el colchón de mi cama y lo abracé acariciando sus cabellos con calma.

-¿Qué sucede?-susurré secando sus lágrimas.

-¿De verdad las chicas no me quieren porque me huelen los pies?-cuando escuché aquello me eché a reír a carcajadas. Lo abracé un poco más y besé su frente.

-Eres idiota, realmente eres idiota.-lo tiré sobre la cama comenzando a hacerle cosquillas. Él comenzó a reírse y al final terminamos bien recostados en el colchón mirando al techo.

-Perdón.-musitó.-La próxima llamo o de perdida pregunto si te la estás tocando.-comentó como si nada y yo bufé, pero recordé que era un niño aún.-¿Por qué se toca uno? ¿Qué pasa? ¿Gusta tanto?

-Tú no te toques, no creo que te excite ver una chica en sujetador y tanga.-respondí como si nada.

-No, pero me da curiosidad.-volví a reír a carcajadas al escuchar aquello.-En serio, no lo veo excitante y quiero saber porque todos quieren mirarlas.

-Entonces eres gay, sin remedio.-murmuré alzando una ceja.-Aunque con esas maneras ya lo imaginaba.-cuando dije aquello él me golpeó el hombro.

-¡Tonto!-dijo con el ceño fruncido.-Me gusta una chica, pero es algo raro.

-Verás los amores de tu edad son platónicos, como mucho se agarra uno de la mano y se da besos en los labios. Como mucho. Al menos así fue la primera novia que tuve, o eso o es que fue realmente una estrecha.-comenté recostándome bien en la cama.-Claro que yo con tu edad tenía ya bien sabido que era el sexo, cómo se hacía y varias cosas más sobre el tema.-me miraba fijamente intentando comprender todo lo que decía.

-¿Entonces?-interrogó.- ¿Es normal que no quiera meterle mano como otros de mi clase?-me reí a carcajadas, era demasiado divertido escucharle decir todo eso. Quizás porque siempre pensé que sería mi hermanito, aquel que se comía mis ceras de pequeño y pintaba la pared flores para tener jardín privado en casa.

-No lo sé.-dije siendo sincero.-Verás cada uno va a su ritmo.-comenté con los ojos cerrados y él se subió sobre mí.

-Dime.-creía que yo siempre me callaba cosas, que no decía todo lo que sabía.

-No sé nada más, ya te dije todo.-respondí.-Irás aprendiendo poco a poco a ser un hombre, a buscar tus instintos y seguirlos. Verás, eso es algo que va implícito con la edad y con las experiencias. No pretendas ir demasiado rápido, luego te pierdes todo un mundo. Yo tuve que crecer rápido para satisfacer los deseos de mamá, para ser un ejemplo para ti y también para cuidarte.-nunca le había dicho aquello.-Para mi tú eres muy importante Hero, mucho.-susurré y él sonrió.

-¿Entonces?-preguntó.- ¿Tú me quieres?-aquella pregunta tenía fácil respuesta, no debió ni formularla.

-Por supuesto.-dije bastante serio.-Eres mi hermano aunque me espíes y me des problemas, porque eres para mí alguien muy importante.

-¿Cuándo tengas a tu hijo también?-eso era un problema, él lo sabía.

-Sí, pero no debes decirle a mamá nada.-respondí mirándolo fijamente a los ojos y él asintió.

-Pero deberías decirle, no es como cuando rompemos algo.-mustió.-Se dará cuenta si un día apareces con un niño, porque los niños no son como ese gatito que tuvimos como dos semanas.

-Se dio cuenta porque creció y decidió buscar un lugar nuevo para dormir.-dije con una sonrisa intentando no recordar que fue por su culpa. Papá rogó a nuestra madre horas por el gato, creo que jamás lo vi tan encaprichado por algo que no podía tener. Los tres rogamos, uno a uno, y ella con frialdad dijo que un gato no iba con nuestro estilo de vida.-Además no voy a meterlo en casa, me buscaré una.-al decir aquello se bajó y me miró molesto.

-No me quieres.-yo lo abracé y besé la cruz de su espalda. Intentaba pensar en cómo hacerle entender a un niño que le quería, pero que uno crece y necesita algo más que una habitación. Para él el mundo era pequeño y no tan inmenso como así yo lo veía.

-Sí te quiero.-susurré acariciando sus cabellos.

-¡No me quieres y deja de tocarme con esa mano guarro!-lo empujé a la cama cuando dijo aquello.

-Me la he lavado, no soy tan cochino como tú.-respondí.-Tú no te las lavas ni para comer después de usar carboncillo.

-¡Al menos no me toco el pito!-estaba molesto por lo que había dicho, no podía remediarlo.

-¡Escúchame!-grité agarrándolo de los hombros, subiéndome encima suya.-Eres mi hermano, eso no lo cambiará nada ni nadie. Pasaran los años y seguirás siéndolo.-me miraba como yo le miraba, yo estaba rabioso porque fuera tan infantil y él porque se sentía abandonado.-Te cuidaré, seguiré vigilando tus pasos, pero tengo que terminar de crecer.-en ese momento empezó a llorar, cambió totalmente su expresión y me abrazó.

-Yo no quiero que crezcas, yo no quiero crecer tampoco.-murmuró mientras yo le cubría con mi cuerpo y besaba su frente.

-Mocoso todos crecemos, todos.-susurré.-Pero es bueno, tendrás un sobrino al que cuidar y por quien crecer de forma que se sienta orgulloso.-me levanté y lo recosté bien en mi cama.-Descansa un rato, yo voy a hacer los deberes.

-¿Puedo mirarte mientras haces los deberes?-interrogó levantándose de la cama y yo simplemente asentí.

Me senté en la mesilla y encendí el flexo para ver un poco mejor, aún había luz natural pero no demasiada. Él se sentó a mi lado observándome. Miraba con atención todo lo que hacía, como si fuera algo importante. Comencé con matemáticas, pasé a historia y continué con inglés. Parecía entretenido con todo aquello.

-Yo los hice hace rato.-comentó tras una hora sin hablar.

-Yo no pude, fui a tomar algo con mamá.-dije con una sonrisa mientras escribía mi redacción.

-¿Qué tomaste?-dijo con curiosidad, siempre quería saber todo lo que hacía.

-Unos bollitos y café.-respondí con media sonrisa.

-¿Hablasteis?-no sabía porqué, pero él siempre tenía un sexto sentido.

-Sí, hablamos de mi futuro.-dije bastante serio.

-¿Y por qué no le dijiste lo del bebé?-susurró para que nadie nos oyera.

-Porque no era el momento.

No hay comentarios: