20/1/10

Madurar V


-Sí, no sé como mi madre tiene amigos así.-comenté como si nada.-Además, hace unos meses tuve unos sueños raros.-murmuré.-No les di importancia hasta que supe su nombre y que venía a la ciudad.

-¿Sueños raros? ¿Qué clase de sueños?-sus cabellos comenzaron a alborotarse un poco por el viento, pero eso al menos nos refrescaba porque aún hacía calor.

-Sueños en los que aparecía un chico delgado dibujando... luego tuve otro con un bebé... luego mezclado y por último digamos.-suspiré.-Su nombre, pero no vi su cara.-me eché a reír.-Cuando lo vi en la fiesta descalzo y con esa falda larga... no paraba de observarlo como si fuera a darle un buen susto cargado de balas.

-¿Tal vez tienes sueños premonitorios no? por que el bebe... y sabemos de donde sale.-dijo agarrándome mejor mientras caminábamos hacia el vehículo.-Oye... ¿no crees que estés tan obsesionado con ese chico por que casualmente soñaste con él?

-¿Seis meses antes?-pregunté y eché a reír.-Mi hermana soñó con gemelos.-dije posicionándome frente a él.-Mi abuela tenía esos sueños, mi padre solo tiene palpitos.

-No tiene nada que ver con el tiempo.-intercambiamos miradas, ambos serenos pero intentando buscar lógica a los sueños.

-No, créeme. No sabía que existía, no sabía nada. Tan sólo lo supe unas semanas antes y no vi foto alguna. Mi madre estaba emocionada con la velada, yo únicamente resoplaba porque tendría que soportar a los niños y niñas ricas... revoloteando a mi alrededor.-automáticamente se empezó a reír de lo que había dicho.

-¿Niños ricos? Hizaki ¿Quién comprará un apartamento caro y sin problemas de dinero?-le miré frunciendo el ceño, a pesar de que no iba a tener problemas de dinero yo no era un niño idiota. Pensaba por mi mismo, tenía mi talento y el dinero de mi familia era por esfuerzo de generaciones.- Además, no todas las personas tienen que ser tan frívolas como...-

-No me refiero a eso, me refiero a comportamiento. Por mucho dinero que tenga y no soy como ellos, soy distinto.-me puse las gafas de sol y miré la casa de Oly.-Es ahí... pero no quiero molestar... otro día vamos y te lo presento.

-¡No!-comenzó a tirar de mi brazo para ir a llamar a su apartamento.-¡Anda! ¡Vamos! ¡Preséntamelo! ¡Quiero conocerle!-todos nos miraban y él se sonrojó parando su berrinche.-U otro día... sí quieres.-recuperó la compostura como pudo y se aferró a mí aún rojo como un tomate.- ¿Vamos a lo de mi hermano? Y luego donde tú quieras.

-Papá te estará esperando.-dije alzando y bajando las cejas.-Últimamente se arregla demasiado, seguro que quiere verse bien para la boda. Sólo quedan unas semanas y cada vez se hace más tratamientos, compra ropa más juvenil y casi viste como yo.-pensaba que era para Phoenix, nunca pensé que podría ser para otro. Cuando comenzó a vestirse más actual e informal pensé que era para mi madre, pero me di cuenta que era porque tenía una pareja más joven.-Seguro que no para de acosarte, su lívido cada vez está más alto.

-Hiza.-susurró tras negar con la cabeza.-Te va ser incómodo oírlo, pero tu padre tiene días ya que ni me toca, ni me dice amor y los besos no son lo de antes.-comencé a realizar mis análisis y temblé. Mi padre estaba tal vez volviendo a las andadas, pero no quise pensar más en ello y supuse algo totalmente distinto.-Honestamente hasta he pensado que deberíamos suspender la boda, no sé si sera que eso lo tiene presionado o si es algo peor...

-No digas tonterías, lo vi salir de la joyería el otro día y estuve espiando que compraba.-no le dije nada porque no quería hablar con él porque me veía presionado a contarle lo de ella, lo de Anne.-Compró un colgante de esos que le gusta comprar pero no vi cual era.-desde tan lejos no era capaz de ver bien, tenía gafas pero no las usaba y a veces no llevaba mis lentillas.-Seguro que trama algo.

Se quedó parado tocándose su colgante. Yo tenía uno parecido, todos a quienes amaba mi padre tenía un colgante de aquella tienda. Los compraba como obsequio para representar cómo éramos, a veces incluso nos compraba un par o más. Hero tenía el de dulzura e inteligencia. Sin embargo, él parecía haber resucitado a fantasmas del pasado.

-No es para mí Hizaki.-dijo sacándose el collar de debajo de la camisa. Lo sostuvo entre sus finos dedos acariciándolo primero, pera luego apretarlo.-No es para mí.-masculló intentando no llorar.-Llévame con mi hermano, por favor.

-¿Para quién? Quizás es un modelo nuevo, así que hazte el sorprendido cuando te lo entregue.-no quería darme cuenta de la realidad, si lo hacía lo molía a golpes.-Seguro que es uno nuevo. En esa tienda siempre traen nuevos modelos.-me rasqué el cuello y saqué el mio.-Honor.-sonreí.-Me lo compró en mi ultimo cumpleaños.

-Sí.-murmuró como respuesta.-El mío es de la belleza.-dijo mientras le abría la puerta para que se montara.-Me lo dio tu padre cuando.-me miró a los ojos desde aquella vulnerable posición, demostrándome porqué todos se perdían en ellos. Era su alma, su alma se veía nítida en aquellas pupilas ámbar.-Cuando aún seguía con tu madre... cuando éramos sólo amantes.-yo no pude moverme de donde me encontraba, me quedé sin argumentos para poder calmarlo.-No me engañas con esto Hizaki.-susurró.-Él me engaña aunque lo niega y tú lo ayudas a encubrirse.-eso era falso, jamás encubrí a mi padre en algo así. Le dije lo del colgante porque pensé que ya se lo había entregado o estaba a punto de hacerlo.-y aun así no me siento capaz de dejarle.

-No seas bobo.-dije revolviendo sus cabellos.-No digas tonterías Phoenix.-sonreí ampliamente.-Seguro que te ha comprado el de amor, estaba en el escaparate. Ahora sois pareja, no hay nada de malo en comprarlo.-arranqué colocándome el cinturón. Quería matarlo, realmente deseaba destrozarlo.

No haría nada en contra de Uta, se notaba como lo amaba y como lo admiraba. Para mi "tío" sólo existía mi padre. A veces me dolía ver como hablaba de él con ese entusiasmo, con ese deseo de ser correspondido. Le entendía, entendía que quisiera tener a mi padre con él... a quien no entendía era a mi padre. Él debía de frenarle en seco y regresar a casa con su hijo y su prometido.

Había tan sólo dos clínicas destinadas a desintoxicación y enfermedades mentales. Una era de pago en una zona lujosa, la otra estaba subvencionada y era prácticamente para enfermos mentales. Sabía bien que mi padre había pedido lo mejor para Seth. Conduje hasta las murallas del norte, eran caminos algo alejados del tráfico continuo de coches, pero sus barrios residenciales eran increíbles y muy tranquilos. Allí había una enorme extensión de terreno donde se encontraba la clínica, esta gozaba de todas las medidas de seguridad que una cárcel necesitaba. Tenían videovigilancia, vallas electrificadas, puestos de vigilancia y unos horarios muy marcados.

-Es aquí.-susurró mirando los altos portones negros.

-No pongas esos morros. Tan sólo busca bien por la casa y verás que está ahí el paquetito.-besé su mejilla y luego lo abracé.-Deja de ponerte así.-dije al separarme para terminar de aparcar y bajar.-Vamos dentro, quiero conocerlo.-comenté abriendo la puerta y esperando que él saliera.

-Te aviso que no esta en su mejor momento.-susurró mientras se aferraba a mi brazo y pulsábamos el botón de la entrada.

Esperamos unos segundos hasta que preguntaron qué deseábamos, después entramos en aquel enorme recinto. Había un camino de graba que daba a otro asfaltado con una fuente en el centro; después otro estrecho camino hacia la imponente mansión.

Entramos en la sala y nada más entrar repetimos lo mismo que habíamos dicho en la entrada principal, después nos colocaron un papel acreditativo de quienes éramos y qué enfermo íbamos a visitar. Nos rogaron que esperáramos en la sala porque iban a darle el aviso a su hermano. Yo simplemente observaba todo y a todos. Las personas que estaban allí iban a visitar a sus hijos, hermanos, primos, nietos, amigos y padres. Había incluso un niño de no más de cinco años que tomaba de la mano a su madre mientras descansaba apoyando su cabeza sobre su brazo.

Llevábamos veinte minutos allí sentados, sin decir una sola palabra, cuando vino la enfermera y nos pidió que la siguiéramos. Caminamos tras ella y subimos dos plantas que apestaban a esterilizarte y lejía. Al llegar a una amplia sala vi los nombres de cada persona en sus puertas, eran habitaciones individuales y algunas estaban abiertas. En el fondo de este gran pasillo estaba una sala blanca, pulcra como ella sola, y con diferentes enfermos que conversaban en voz baja o leían.

Phoenix corrió hacia su hermano y lo estrechó entre sus brazos. Seth parecía distinto a lo que había imaginado. Era muy delgado y con unos ojos profundos, además de grandes. Sus cabellos eran negros y largos, prácticamente le tapaban la cara.

-Quítate el pelo de la cara, Seth.-dijo con una sonrisa mientras le acariciaba el rostro y le miraba. Ambos parecían analizarse, reencontrarse una vez más.

-Vamos a mi habitación.-murmuró tomando a Phoenix de la mano, yo los seguí en silencio.

-Hola.-dije tras pasados unos minutos y estar al fin los tres a solas.

-Seth el es Hizaki, el hijo mayor de Atsushi.-dijo Phoenix intentando presentarnos de la forma más cortés que sabía. Su hermano me miró fijamente y yo a él. Ambos nos observábamos y examinábamos con cautela.

-¿Por que has llorado?-preguntó girando su rostro hacia su hermano.-Phoenix...-él tan sólo sonrió obviando la pregunta de su hermano, intentando sonreír como si nada pasase.-La semana pasada vinieron Jasmine y el Swan también.

-Te llamé para explicarte porque no podía venir.-su hermano sólo asintió.

-Lo sé.-susurró sentándose en su cama.-Pero ¿era necesario que Swan viniera con el cura con el que anda? sabes que no me gustan los párrocos.

-Ya no es cura, es modelo.-declaré.-Trabaja para mi novio, al igual que un amigo de mi hermana.-me di cuenta que usé la palabra novio, pero a penas era mi amigo.-Aunque no es mi novio, es alguien con el que salgo.-estaba recargado de tal forma que era exacta a la de mi padre, no me fijaba en mis movimientos y tampoco en lo que imprimía en ellos.

-¿Tu novio es modisto?-preguntó mirándome fijamente como si aquello fuera una revelación de algo.-¿Cómo Jasmine la loca?-cuando dijo eso su hermano le dio un golpe.

-¡Jasmine no es loca!.-gritó intentando defender lo indefendible.-es original.-dijo Phoenix frunciendo el ceño para terminar riéndonos a carcajadas.-Además no es como Jasmine, no se viste de chica.... explícitamente.-comentó sacando pequeñas pinzas de su peinado para ponérselo a él.-Así, mucho mejor.-murmuró mientras Seth bufaba.

-¿Mejor?-gruñó.-¡Me has puesto peinetas rosas!-

-Ven Hizaki, trae esa silla y siéntate con nosotros.-me pidió Phoenix.

-No vas a crecer más ya.-añadió su hermano.

-Si si, ven Hizaki, acercate más.

Me acerqué sentándome junto a ellos mientras los observaba.

-¿Cómo va lo de la boda?-preguntó haciendo sentir incómodo a Phoenix.

-Pues... bien... hablé con el doctor... pero dice que para esa fecha no es conveniente aún que salgas... habrá muchos licores.. y gente que fuma y eso...-sabía que ambos tenían la ilusión, o al menos esperanza, de poder pasar ese día juntos, un día especial para Phoenix como para mi padre..

-No es modisto, es diseñador.-recalqué con el ceño fruncido después de un rato.-No es una loca.-miré hacia otro lugar.-Sólo es algo tímido.-luego le miré fijamente.-¿A ti Jasmine la loca también te acosa o se comporta? por cierto... no tienes mal gusto para el porno.-dije casi riéndome a carcajadas.

-Jasmine...-dijo de forma atropellada mientras resonaban aún las carcajadas de Phoenix.-Jasmine es loca con todos...ahora que tiene chico intenta que no pero igual se le sale el loca.-su hermano asintió a todo lo que decía mientras le llenaba el pelo con trenzas pequeñas.-Yo soy el que está encerrado en este maldito lugar... y tú eres el que esta más que flaco.-eso era un regaño de hermano pequeño a hermano mayor, sin duda alguna.

-Compré una pizza enorme y tuve que comérmela prácticamente yo.-resoplé.-Mi padre intenta que coma pero dice que se ve gordo.-ambos lo miramos mal.-Creo que ahora le superamos en número ... me pido el poli bueno.

-No pues, los dos se unieron contra mí.-bufó cruzándose de brazos dejando a su pobre hermano como si fuera el hermano perdido de Jasmine.

-Pues listo, si cuando salga de aquí no has engordado al menos quince kilos recaigo.-eso era un chantaje en toda regla, pero poco eficaz.

-No bromees con eso Seth, no es gracioso.-dijo algo molesto, pero Seth reía bajo como si hubiera sido una buena broma.

-Yo pienso atiborrarlo a dulces, a la Zanahoria también. No sé como vive sólo con verdura y fruta.-cerré los ojos y bufé.-Con lo bueno que es un filete con salsa de pimiento y roquefort...

Seth negó con un dedo cuando dije aquello y me miró fijamente a los ojos.

-Nada, lo mejor son los perritos calientes con mucho queso, salsas, y papas fritas con mucho ketchup.-comentó casi babeando, sabía que en la clínica le hacían comer sano y equilibrado. Esas porquerías, o delicias como quieran verlo, era un lujo que no era permitido.

-Pues yo ahora sólo paso más o menos el dulce, y por cierto, te haré una torta de chocolate y te la traeré la próxima vez que venga.-su hermano de inmediato negó.

-Sabes que no te dejaran entrar con eso.-murmuró aunque sus tripas gritaron por un trozo de esa tarta.

-Pues tu hermano hace buenas tartas.-dije levantándome para recostarme en la cama.-Si no te importa, lo necesito. Me hago viejo.-comenté cerrando los ojos.-Dios, después de comer tanto siempre me da sueño.-observé fijamente a Phoenix y sonreí.-Si enflacas más mi padre no podrá agarrar nada

-Ya de por si no agarra nada.-murmuró algo apesadumbrado.-Sólo trabaja y tan sólo viene a casa a dormir..-su hermano negó con la cabeza al escuchar aquello.

-Es un idiota entonces, si no fueses mi hermano y te tuviese en mi casa no te dejaría solo nunca.-eso hizo sonreír a Phoenix que le dejó un beso sonoro en la mejilla.

-Tonto, no hables así de él.-dijo sentándose donde nosotros.

-Vale.-dijo desatando sus cabellos.

-No, no es idiota. Es sumamente gilipollas.-dije levantándome algo molesto.-Me mato en regalos, en paseos, en intentar que me sonrían y sé que cuando sea totalmente mío no sería capaz de hacer lo que te hace ese maldito viejo pervertido.-entonces cerré los ojos y me calmé.-Aunque sé que intenta arreglarlo, con regalos caros, pero tal vez es para que veas que ... bueno... se toma su tiempo al menos eligiendo algo para ti.-ese colgante tenía que ser el de amor o el de promesa, no quería pensar que era para otro. Ambos me miraban sorprendidos sin saber bien que decir.

-Ya Hiza.-susurró Phoenix acariciando mis cabellos.-Ya

-Es el problema, todos en este puto mundo siempre intentan comprar el cariño.-dijo Seth recostado a mi lado. En ese momento los tres ocupábamos una cama estrecha pero cómoda.-Meten la pata y llegan con regalos costosos, todo en este mundo gira en torno a la plata.-murmuró frunciendo el ceño.-Que asco.-dijo cerrando los ojos para luego mirar directamente a su hermano.-¿Qué pasó con el tal Uta que me comentabas en tu anterior visita? ¿Sigue jodiendo?

-Uta no es como piensas, Seth.-dije mirándole fijamente.-Mi padre nunca lo dejó, por lo que sé o he podido averiguar estuvo haciendo doblete con él los primeros tiempos del matrimonio de mis padres. Él lo ama, lo ama por encima de su orgullo y de cualquier cosa.-me senté de nuevo en la cama y me tumbé a su lado.-Es duro, pero si alguien tiene la culpa es mi padre. No tiene culpa Uta de volverse loco solo por un "te queda bien esa camiseta".

-Te lo dije ¿no?-dijo Seth mientras Phoenix se levantaba de la cama.-Te dije que él no te haría feliz.- eso molestó a Phoenix, pude notarlo por su rostro y porque cruzó sus brazos.

-Es mi vida Seth, no te incumbe.-

-Es curioso... eso mismo te dije yo y aún así me metiste aquí.-eso fue un reproche que no debió haber hecho.

-Te estabas destruyendo Seth, es distinto

-Es igual.-le recriminó.-A ti esa relación te esta destruyendo, tú mismo me lo has dicho.-mis ojos se quedaron fijos en Phoenix, puesto que sabía que eso no era del todo cierto o al menos eso creía.-No te para ni media ahora y has llorado, y mucho.-se levantó de la cama y yo también furioso.-Lo veo en tus ojos, el maquillaje no esconde los ojos hinchados.

-Seth mi padre no lo hace a posta.-reclamé.-No es como piensas, no lo conoces, no conoces nada.-mi tono de voz era calmado, pero algo en mí se removía. Era la imagen de mi madre en ese instante, no quería estallar... pero lo haría y frente a mi padre.-El ama a Phoenix, lo sé.

-Como digan.-dijo con una sonrisa tras ver a Phoenix asentir con firmeza.

- Hizaki...-dijo acercándose a mí para tomarme de mis manos. Hizaki... si tú supieses algo... me lo dirías ¿verdad? no me dejarías seguir con esta farsa ¿cierto?-preguntó con los ojos a punto de llorar.

-¡Uno! es su padre y no hará que quede mal.-dijo su hermano contando con los dedos.-y ¡dos! Aunque así fuese tú no lo vas a dejar Phoenix.-sentenció.-En otra época tal vez, pero ahora has cambiado y no le dejarías aunque te metiese ese tipo en casa.

-Uno no me conoces Seth, dos mi padre le ha pedido matrimonio y si no lo quisiera pediría que se terminara la farsa; y por supuesto tres soy amigo de tu hermano, además del hijo de Atsushi.-me molestaba sumamente que pensaran que yo haría lo mejor para mi padre.

-Tengo que hacer, en todo caso, lo que mi corazón me dicte. Son mis sentimientos, es mi elección.-dijo con voz firme.-Yo amo a Atsushi.-susurró agarrando el colgante que mi padre le había regalado.-Sí, lo amo.-se reafirmó mirando a su hermano.-Lo amo.-repitió mirándome a mí.-Y aunque hasta el momento todos los esfuerzos que he hecho por recuperar su atención han sido en vano... yo seguiré intentándolo. No puedo, no quiero y no me permito, concebir un futuro en el que él no esté conmigo porque ya no sé vivir sin él.

-Aunque te suene duro oírlo.-susurré sentándome bien en la cama.-Mi madre aún le ama, lo noto. Cuando la dejó estuvo días encerrada en casa, llorando a escondidas y créeme que no fue agradable.-me levanté ojeando la habitación.-No sé que tiene mi padre para que Megumi, U-ta, mi madre y tú estáis detrás de él como quinceañeros.-me giré y le observé fijamente.-Quien gana en su corazón eres tú, créeme. Aunque se distancie, ganas tú.

Cuando el ambiente se enrareció entró un enfermo sin llamar, me pareció poco educado porque podía interrumpir algo privado. No sé porqué me di cuenta de la suerte que tenía de no haber acabado como él. Era una suerte que pocos teníamos, ya que cada vez más muchos caían en las drogas y el alcohol. Era el centro privado, por lo tanto era mejor que el público y compartían menos zonas. Personas que querían desintoxicarse, personas

-Nos vemos tio.-dije estrechando su mano.-Te traeré algo menos gay para poderte recoger los cabellos.-comenté antes de salir.

-Nos vemos.-respondió intentando quitarse los ganchos que tenía en el pelo.

-No, déjatelos te quedan bien.-escuché mientras salía de la habitación para caminar deambulando por aquellos pasillos.

Era todo de un blanco que dolía. Podía notar las miradas de cada enfermo, me observaban tras los pequeños cristales irrompibles de sus celdas. Eran celdas, más que habitaciones comunes. Me sentía en el infierno, o tal vez en el purgatorio, rodeado de almas que intentaban alcanzar la libertad y tocar la belleza de un mundo que les repudiaba.

Me crucé con una enfermera y un par de doctores, también con un carro lleno de medicamentos. Todos parecían estar en otro plano, como si todo lo que me rodeara no existiera realmente. En mi cabeza sonaba una vieja melodía hecha entre juegos infantiles, pero me di cuenta que en realidad procedía de una de los cuartos. Su voz era lóbrega y parecía machacada por el dolor de esa tragedia. Aceleré el paso, no podía estar más tiempo ahí y me negaba a mi mismo contemplar aquello un minuto más.

Correteé por los pasillos como si fuera un niño asustado, giraba mi rostro hacia atrás y veía el pasillo inmenso siendo tragado por las sombras. La luminosidad de la salida me hizo sentirme tranquilo, como si llegara a estar a salvo sólo con que me diera la luz de nuevo.

Me fui hasta mi coche y me quedé apoyado encendiendo un cigarrillo. Todo lo que había visto me desconcertaba y aturdía. No quería volver allí, lo sentía por Seth y ya enviaría algo a Phoenix para que se lo llevara de mi parte. Eso era un infierno blanco, blanco y frío.

Esperé a Phoenix una media hora observando los jardines perfectos que tenían, se notaba que pocos salían al patio y los que lo hacían eran sedados prácticamente. Nunca nos damos cuenta de lo importante que es la libertad, la seguridad y la salud, hasta que vemos algo así frente a nuestras narices. Era como una sonrisa hacia la tragedia más cruel. Me preguntaba cómo podía sobrellevar aquello la pareja de mi padre, como podría llevarlo cualquier familiar y también los enfermos que allí estaban. Ese lugar daba miedo.

Vi caminar apesanumbrado a Phoenix, caminar hacia mí con la cabeza gacha y los hombros caídos. Sabía que eran malas noticias lo que había escuchado allí, tal vez era el efecto del lugar en él. Alzó la mirada al llegar a mí e intentó serenarse.

-Lo siento.-susurró.-Pero debía hablar con el doctor que lleva su tratamiento.-puse mi mano sobre su cabeza y me fui hacia el lado del copiloto para abrirle la puerta. Se subió pensativo y yo también lo hice.-Deseaba que Seth viniera a mi boda, pero el doctor no da su visto bueno.-suspiró.-Después que salga tendrá que vivir con nosotros y a tu padre no le cae bien Seth.

-Eso es falso, lo que no le cae bien es su actitud. Sin embargo, piensa que cuando deje todas esas porquerías se verá más centrado.-dije dirigiéndome al asiento del conductor para comenzar a manejar por la ciudad.-Por si no te has dado cuenta... mi padre me cuenta todo

-Sé que te cuenta todo.-murmuró mirándome de reojo mientras encendía la innición del motor y levantaba el freno de mano.-Por eso sé que tú más que nadie me diría si él estuviese con alguien.-volvía a lo mismo, parecía que ese era su único pensamiento junto con Seth.-Por eso confío en ti.-me besó en la mejilla y noté que era un intento de ponerme blando y tirarme de la lengua, pero realmente no sabía nada.

-Por ahora sólo me ha contado las aventuras que tuvieron los de la banda, lo cuenta todo como si deseara que volviera a ocurrir. No lo de Uta, sino que su juventud hubiera ocurrido de forma distinta. Por eso deja la alcaldía, quiere volver a la música porque se siente como realmente es.-decía mientras conducía.-Por eso quiero cantar, bailar y ser actor... porque soy como él.

-Oye Hizaki.-dijo mientras bajaba las ventanillas para que entrara un poco de viento y refrescara el vehículo.-Yo tengo muchos amigos en el mundo del espectáculo.-murmuró con una sonrisa.-Y también en la televisión.-lo sabía porque él era periodista, seguía en contacto con todos sus amigos y conocidos.-Así que si te lanzas en cualquiera de esas ramas puedes decirme, tu padre y yo te queremos ayudar.

-No, quiero ganármelo por mi mismo. Mucho es que mi padre pague el estudio.-la casa de mi padre no estaba lejos, el silencio breve que hicimos tras ello duró unos minutos y en esos minutos estábamos frente al hogar que ambos tenían.

-Eres malo conmigo, me has traído de nuevo a mi jaula de oro.-susurró tras un suspiro.-Menos mal que tengo a Jun, Astaroth y teléfono...-se bajó del vehículo nada más aparcarlo bien cerca de la acera.-Mi propuesta en todo caso sigue en pie.-dijo dando la vuelta al vehículo para luego meter la cabeza y besarme en la mejilla.-Cuídate mucho y suerte con tu Oly.-rió bajo.-Tenme al corriente.

-Por supuesto, además al rato lo veré.-dije con una sonrisa esperando que todo se solucionara, o tendría que partirle las piernas a mi propio padre.

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