
Capítulo 6
Bonjour
El día de la fiesta noté como todo cambiaba y volvía a ser como antes. Mi madre andaba tarareando de un lado a otro mientras observaba a los decoradores, estaba pendiente de cualquier detalle y sonreía levemente. Parecía feliz, irradiar algo distinto a esa sobrecarga de trabajo que llevaba últimamente. Mi hermano quería participar, pero mi madre no le dejó porque sería muy tarde para él. Fue a la peluquería más estilista, compró un vestido especial para la celebración y de zapatos llevaba la última creación de Manolo Blahnik.
Yo simplemente estaba algo nervioso. No entendía los sueños, pero quizás hoy revelaría tanto misterio. Elegí un traje blanco como me pidió mi madre, también una camisa que no desentonaba y unos zapatos nuevos que ella me compró. Mi hermano me espiaba sentado en el centro de mi cama.
-¿Te vas a casar?-preguntó como broma.
-Ríete enano y te juro que te empaqueto con un sello rumbo al polo norte.-dije acomodando la maldita corbata.
-Mamá te obligó a vestir así ¿a que sí?-dijo bajándose de la cama para mirarme fijamente y tomar una de mis manos.
-Sí, algo así.-mis ojos se quedaron fijos en los suyos y sonreí.-Pero me ponga lo que me ponga estoy perfecto.
-Viene tu amigo.-murmuró.- ¿Lo sabe Yue?
-Yue sabe que viene el diseñador de mamá.-respondí sin más. No sé porqué debería de decirle a Yue que él venía. Yue para mí no importaba, en ocasiones ni existía.
-Pero sois amigos y te gusta.-entrecerré los ojos cuando dijo aquello.
-No lo conozco.-me giré hacia el espejo para acomodar mejor el traje.
-Pues pensé que sí, porque hablabas de él dormido y se te veía sonreír como tonto.-lo conocía, lo llevaba conociendo y viéndolo en sueños.
Cada vez me atrapaba más, lo quería para mí y era una reacción extraña. Pensé que era una locura pasajera, pero no. Quería estar en la cama con él, no con Yue y en ocasiones cuando nos acostábamos pensaba en él. Los sueños eróticos no cesaban y cada vez eran más detallados.
-No, ese es otro. Es un personaje de una película que tú no has visto, que no puedes ver porque es de contenido homosexual.-le dije mientras me abrochaba uno de los botones de la chaqueta.
-Pero yo soy abierto de mente, no soy ni gay ni bi, pero puedo verla ¿o es que hay algo más en esas pelis?-me miró con esos ojos enormes y me tomó de una de mis manos.
-Es porno, así que los niños pequeños no ven porno.-dije dándole un pequeño golpe en la frente y esperaba que entendiera. No había tal película, es cierto, pero algo debía de inventarme.
-¿Guardas esas cochinadas en casa? Si mamá se entera te mata.-fruncí el ceño cuando escuché eso.-No voy a decirle nada, temo por mi vida si resucitas.-reí a carcajadas y él me abrazó.
-Te quiero mocoso.-murmuré tomándolo en brazos y saliendo de la habitación.
-Hizaki, los invitados están llegando.-dijo mi madre desde la mitad de la escalera.
-Sí, lo sé.-miró a mi hermano colgado como koala de mi cuello.
-Tú deberías de estar durmiendo ya.-replicó.
-Lo voy a llevar a dormir.-comenté llevándolo a su dormitorio y él se despidió de ella con la mano.
-Mamá está nerviosa.-murmuró.
-Sí y tú debes de portarte bien.-besé su frente arropándolo.
-Buena suerte, pero no pongas el cuerno a Yue o se lo diré.-dijo en un tono bajo.
-Baka.-dije saliéndome de su cuarto para ir a la fiesta.
Al bajar vi que él llegaba así que cambié mi cara habitual por la más absoluta frialdad. Me miré al espejo y resoplé, ese de ahí no era yo. Así que me di media vuelta y me encerré en mi habitación colocándome uno de los tajes negros de mi padre. Los zapatos también eran de él y la camisa era lo único que quedó de la anterior ropa.
Bajé de nuevo por las escaleras y saludé a varios invitados que conocía. No quería demostrar nerviosismo, simplemente me quedaría observándolo un rato antes de hablarle. No estaba únicamente él. También reconocí de lejos a un amigo de mi hermana, Cat, junto al antiguo cura, Lionel. Ambos vestían con clase ropas de diseño, eran modelos y Lionel en su estilo parecía pez fuera del agua. Las mujeres no paraban de observarlo y él de sentirse en vergüenza.
Él vestía de forma algo estrafalaria, pero así eran todos los diseñadores. Llevaba una especie de falda de cuero negro, una camisa ajustada gris y el pelo suelto. Debo de decir que alcé una ceja cuando vi que no llevaba zapatos. Es decir, yo tenía que fastidiarme sin andar descalzo por mi propia casa y él si podía. Claro todo esto que hablo es sobre Olivier. Allí estaba parado y allí me llevó mi madre jalándome del brazo. Frente a frente me di cuenta que mi estatura era mayor a la de él. Parecía cohibido ante la situación de verse rodeado por tantas personas.
-Te has molestado mucho.-dijo a mi madre y yo a su lado.
-Claro que no mi amor...-le sonreía de forma sutil y pude vislumbrar que también de orgullo. Ella había hecho una gran celebración, era su resurgir de las sombras en esa ciudad sin rostro y torturada por tantos escándalos.-Ahora, mi vida, disfruta del vino, que esta fiesta es para ti.-susurró apartándose de mí.-Deja voy a ver si el servicio está a punto.-sonrió de nuevo al hablar.-Tú camina por ahí corazón.
-Tú eres Olivier, ¿no es así?-sonreí como lo haría mi padre. Clavaba mis ojos en los suyos, era una forma de mirar muy distintiva de los Sakurai. Él me saludó de la forma en que lo haría un oriental.-Te imaginé mayor.-murmuré y él me miraba desorientado.-Perdona mi descortesía.-sonreí de nuevo.-Soy Hizaki, Hizaki el hijo de Clarissa.
-Claro, el joven Hizaki…-sus ojos fueron directamente al piso.-Clarissa me ha encargado varias prendas de mis colecciones pensado en ti... tienes una madre bastante remarcable.
-Mis gustos son totalmente distintos a los de mi madre, soy idéntico a mi padre y espero que eso no sea un problema.-sonreí de nuevo al hablar y me giré al ver el alboroto de un par de jóvenes.
Entonces alguien nos interrumpió, ese alguien era ese gato callejero que siempre iba de un lado a otro de la ciudad. Lo veía en ocasiones, pero como un viandante más. Se podía decir que calentaba bien la bragueta de cualquiera, era capaz de que con su movimiento de cadera más de uno terminara cambiando de acera.
Bonjour
El día de la fiesta noté como todo cambiaba y volvía a ser como antes. Mi madre andaba tarareando de un lado a otro mientras observaba a los decoradores, estaba pendiente de cualquier detalle y sonreía levemente. Parecía feliz, irradiar algo distinto a esa sobrecarga de trabajo que llevaba últimamente. Mi hermano quería participar, pero mi madre no le dejó porque sería muy tarde para él. Fue a la peluquería más estilista, compró un vestido especial para la celebración y de zapatos llevaba la última creación de Manolo Blahnik.
Yo simplemente estaba algo nervioso. No entendía los sueños, pero quizás hoy revelaría tanto misterio. Elegí un traje blanco como me pidió mi madre, también una camisa que no desentonaba y unos zapatos nuevos que ella me compró. Mi hermano me espiaba sentado en el centro de mi cama.
-¿Te vas a casar?-preguntó como broma.
-Ríete enano y te juro que te empaqueto con un sello rumbo al polo norte.-dije acomodando la maldita corbata.
-Mamá te obligó a vestir así ¿a que sí?-dijo bajándose de la cama para mirarme fijamente y tomar una de mis manos.
-Sí, algo así.-mis ojos se quedaron fijos en los suyos y sonreí.-Pero me ponga lo que me ponga estoy perfecto.
-Viene tu amigo.-murmuró.- ¿Lo sabe Yue?
-Yue sabe que viene el diseñador de mamá.-respondí sin más. No sé porqué debería de decirle a Yue que él venía. Yue para mí no importaba, en ocasiones ni existía.
-Pero sois amigos y te gusta.-entrecerré los ojos cuando dijo aquello.
-No lo conozco.-me giré hacia el espejo para acomodar mejor el traje.
-Pues pensé que sí, porque hablabas de él dormido y se te veía sonreír como tonto.-lo conocía, lo llevaba conociendo y viéndolo en sueños.
Cada vez me atrapaba más, lo quería para mí y era una reacción extraña. Pensé que era una locura pasajera, pero no. Quería estar en la cama con él, no con Yue y en ocasiones cuando nos acostábamos pensaba en él. Los sueños eróticos no cesaban y cada vez eran más detallados.
-No, ese es otro. Es un personaje de una película que tú no has visto, que no puedes ver porque es de contenido homosexual.-le dije mientras me abrochaba uno de los botones de la chaqueta.
-Pero yo soy abierto de mente, no soy ni gay ni bi, pero puedo verla ¿o es que hay algo más en esas pelis?-me miró con esos ojos enormes y me tomó de una de mis manos.
-Es porno, así que los niños pequeños no ven porno.-dije dándole un pequeño golpe en la frente y esperaba que entendiera. No había tal película, es cierto, pero algo debía de inventarme.
-¿Guardas esas cochinadas en casa? Si mamá se entera te mata.-fruncí el ceño cuando escuché eso.-No voy a decirle nada, temo por mi vida si resucitas.-reí a carcajadas y él me abrazó.
-Te quiero mocoso.-murmuré tomándolo en brazos y saliendo de la habitación.
-Hizaki, los invitados están llegando.-dijo mi madre desde la mitad de la escalera.
-Sí, lo sé.-miró a mi hermano colgado como koala de mi cuello.
-Tú deberías de estar durmiendo ya.-replicó.
-Lo voy a llevar a dormir.-comenté llevándolo a su dormitorio y él se despidió de ella con la mano.
-Mamá está nerviosa.-murmuró.
-Sí y tú debes de portarte bien.-besé su frente arropándolo.
-Buena suerte, pero no pongas el cuerno a Yue o se lo diré.-dijo en un tono bajo.
-Baka.-dije saliéndome de su cuarto para ir a la fiesta.
Al bajar vi que él llegaba así que cambié mi cara habitual por la más absoluta frialdad. Me miré al espejo y resoplé, ese de ahí no era yo. Así que me di media vuelta y me encerré en mi habitación colocándome uno de los tajes negros de mi padre. Los zapatos también eran de él y la camisa era lo único que quedó de la anterior ropa.
Bajé de nuevo por las escaleras y saludé a varios invitados que conocía. No quería demostrar nerviosismo, simplemente me quedaría observándolo un rato antes de hablarle. No estaba únicamente él. También reconocí de lejos a un amigo de mi hermana, Cat, junto al antiguo cura, Lionel. Ambos vestían con clase ropas de diseño, eran modelos y Lionel en su estilo parecía pez fuera del agua. Las mujeres no paraban de observarlo y él de sentirse en vergüenza.
Él vestía de forma algo estrafalaria, pero así eran todos los diseñadores. Llevaba una especie de falda de cuero negro, una camisa ajustada gris y el pelo suelto. Debo de decir que alcé una ceja cuando vi que no llevaba zapatos. Es decir, yo tenía que fastidiarme sin andar descalzo por mi propia casa y él si podía. Claro todo esto que hablo es sobre Olivier. Allí estaba parado y allí me llevó mi madre jalándome del brazo. Frente a frente me di cuenta que mi estatura era mayor a la de él. Parecía cohibido ante la situación de verse rodeado por tantas personas.
-Te has molestado mucho.-dijo a mi madre y yo a su lado.
-Claro que no mi amor...-le sonreía de forma sutil y pude vislumbrar que también de orgullo. Ella había hecho una gran celebración, era su resurgir de las sombras en esa ciudad sin rostro y torturada por tantos escándalos.-Ahora, mi vida, disfruta del vino, que esta fiesta es para ti.-susurró apartándose de mí.-Deja voy a ver si el servicio está a punto.-sonrió de nuevo al hablar.-Tú camina por ahí corazón.
-Tú eres Olivier, ¿no es así?-sonreí como lo haría mi padre. Clavaba mis ojos en los suyos, era una forma de mirar muy distintiva de los Sakurai. Él me saludó de la forma en que lo haría un oriental.-Te imaginé mayor.-murmuré y él me miraba desorientado.-Perdona mi descortesía.-sonreí de nuevo.-Soy Hizaki, Hizaki el hijo de Clarissa.
-Claro, el joven Hizaki…-sus ojos fueron directamente al piso.-Clarissa me ha encargado varias prendas de mis colecciones pensado en ti... tienes una madre bastante remarcable.
-Mis gustos son totalmente distintos a los de mi madre, soy idéntico a mi padre y espero que eso no sea un problema.-sonreí de nuevo al hablar y me giré al ver el alboroto de un par de jóvenes.
Entonces alguien nos interrumpió, ese alguien era ese gato callejero que siempre iba de un lado a otro de la ciudad. Lo veía en ocasiones, pero como un viandante más. Se podía decir que calentaba bien la bragueta de cualquiera, era capaz de que con su movimiento de cadera más de uno terminara cambiando de acera.
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