20/8/09

Hola Marimacho III


-En fin.-dije estirándome mientras movía el cuello de un lado a otro, miré a ambos quedando frente a ellos. Realmente se parecían. Eran padre e hija sin necesidad de pruebas de paternidad como yo tuve que hacer. Entendía bien a mi padre. En parte comprendía que quería conocer a su hija y que era necesario. Sin embargo, me sentía como el imbécil que no sabe hacer nada y ella era la señorita perfecta a pesar de su disfraz de dura.-Estas cosas de las relaciones no se me dan muy bien que digamos.-a ningún Sakurai se les daba bien ese tipo de cuestiones. Mi madre decía que éramos demasiado cabezotas, irracionales y celosos.- ¿Y bien? ¿Qué hacemos ahora?

-En fin, ahí tú sabrás, yo sólo te digo que no es bueno que lo ilusiones y que le mientas. A nadie nos gusta que nos hagan eso ¿verdad?-interrogó apagando el cigarrillo al arrojarlo al suelo para luego pisotearlo.

-Que no lo ilusiono. ¡Joder!-exclamé sintiéndome un animal enjaulado a punto de ser apaleado por dos expertos cazadores.- ¿Por qué no le sacas información a ella? Ella es la que tiene según tú novio formal... así porqué no empiezas a molestarla.-me indigné y quise ir a por mi moto, correr hasta caer mareado o terminar sin gasolina.

-Hizaki no seas impertinente.-me giré observándolos de nuevo con ojos acusadores, tal vez muy similares a los de mi padre.-Hablamos de lo mejor para ti, ella ya es adulta.

-¿Y tu cómo sabes eso?-era mi as en la manga para escurrir el bulto.

-El amigo mafioso de tu madre me lo dijo.-murmuró levantándose y quedándose frente a ella.-No me parece bien que salgas con alguien que no tiene la educación de presentarse ante mí. Sé que quizás para ti aún no soy tu padre, pero aún así lo soy. Como lo soy quiero saber con quién sales, nada más. Únicamente me ha molestado eso.-cuando se quitó la parte de arriba del mono noté que estaba parcialmente arañado. Phoenix se las gastaba duras.-Voy a comprar un refresco, Hizaki ni te muevas quédate con ella.

-Vale...-murmuré ante su actitud bien sabía donde iba, quería caminar y calmarse.

-Papá se enfadó bastante ese día, se alteró y no es bueno que lo haga. No hasta que sepamos si tiene problemas de corazón.-aquello no era fácil para mí.

-¿Qué? ¿De qué hablas? ¡Si ese viejo es más fuerte que un roble!-dijo algo asombrada, pero no alzó demasiado la voz.- ¿Qué tan grabe está? ¡Por favor dime!-me tomó de una de mis manos y me rogó con la mirada.


-Puede darle un infarto... no lo sabe Phoenix ni nadie, sólo yo. Lo sé porque me llamó y me comentó que le dolía el pecho... nunca le había dolido y puede que el estrés esté causando sobrecarga en él. No le des problemas, yo intento no hacerlo. Porque aunque no te lo creas te quiere y eso me jode.-era sincero ¿por qué no serlo?-Siempre fui el favorito por mi capacidad para el estudio, porque tocaba la batería y era algo rebelde... porque tenía carácter. Mi hermano pequeño tiene sus dotes, pero él me ve como un igual. Sin embargo eres tú quien más se parece a él por lo poco que sé de ti.

-No es que no lo quiera.-susurró y yo intenté comprenderla.-Desde los quince años yo quise un padre.-su mirada me acongojó, realmente estaba preocupada.-que se preocupara por mí, que me cuidara, que me mimara y de más pero...-calló un instante intentando saber como proseguir.-No te estoy diciendo esto para que me tengas lastima o algo así, simplemente te lo digo porque no me interesa y tampoco importa ser la consentida de papá.-a ella no le interesaba, pero sabía que parte de su alma necesitaba un apoyo y mi padre amaba a sus hijos fueran lo que fueran.-¡No me interesa!.-vociferó y yo suspiré.

Entonces noté como mi padre llegaba y ella apartaba su mano de mí. Fue una conversación corta, pero le había dado tiempo de comprar las latas de refresco y mojarse el cabello.

-¡Hiza! ¡Agarra!-dijo tirándome un botellín de agua que agarré como pude.-He comprado cocacolas y agua.-comentó mostrando la bolsa.-Se la compré al hombre del kiosko, bueno hoy le pagué también para que dejara el negocio abierto. Creo que la próxima podríamos invitar a amigos y demás que quieran ver, además de competir.-abrió una botella y se la echó encima.-Odio el calor y ahora recuerdo ¿Hizaki me conseguiste lo que te dije?-la cara de mi hermana era un poema, así que se quedó observándola.-Y tú quita esa cara tan seria, aquí nadie se va a morir.-su sonrisa ladina de gato apareció, aquella que le hacía tan famoso. Después únicamente comenzó a sacar todo lo que había traído.

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