
-¡Hero! ¡Estamos dando la nota!-todos cuchicheaban y al final lo desatasqué.-No será más de cinco minutos, mirar sus medicamentos nuevos y si hay que hacer algo más...
-Vamos Hero, no hay que temer, no te pincharan. ¡Además, nos darán piruleta! Anda, vamos.-dijo caminando ante nosotros.
Lo agarré como si fuera un saco de patatas, puse la alarma del vehículo y caminé como si nada. Él lloraba gritando que se quería ir a casa.
-Eres mayor, si no te comporta me llevo la DS.-entonces dejó de hacer berrinche y se quedó observando a Miho cuando lo bajé.
-¿Vamos?-preguntó extendiendo su mano, él la agarró.-Si vamos yo te invito un helado, conozco una buena tienda donde venden ricos helados.-me pregunté si la forma de malcriar a Hero venía en los genes, yo lo hacía en ocasiones y mi padre siempre.
-No tienes porqué darle...-iba a decir que helado no, que lo ponía hiperactivo.
-¡Si!-se soltó de nuestras manos y corrió al hospital. Me eché a reír y lo atrapé levantándolo en peso.- ¡No soy una de tus pesas! ¡Baja! ¡Mihooooo!
Ella se reía ante la escena que dábamos mientras subíamos por las escaleras del edificio principal.
-No lo sueltes, ahora que lo tienes en brazos podemos ir rápido donde su doctor.-comentó en un susurro bien pegada a mí.
-Lo sé.-dije con media sonrisa de lado, típica mía y de todos los Sakurai.
-¡Confabuláis contra mí! ¡Soy el pequeño! ¡Esto es fuerza bruta!-gritaba.
-No, fuerza bruta hiciste tú para joderte el brazo.-resopló cuando escuchó eso y al entrar nos dirigimos a la sala.
-Eso es falso, simplemente soy delicado.-comentó cuando lo dejé en el suelo para que se sentara en una de las sillas de plástico.
-¿Eres una princesita?-murmuré y él sacó la lengua en forma de protesta.
No esperamos demasiado, en unos minutos apareció una enfermera llamándolo para reconocimiento. Dejé a nuestra hermana fuera, sentada cómodamente sería mejor que de pie en la consulta.
-Hola Hero.-comentó con una sonrisa el doctor.
-Es un viejo barbudo, ¿dónde esta la chica guapa?-interrogó cerca de mí.
-No te quejes, al menos su enfermera es hermosa.-murmuré y ella se sonrojó pues nos escuchó cuchichear.
-Eres un mentiroso, ni tendrán piruleta ni nada.-dijo bien alto y el médico le mostró una en forma de corazón.-Ah, bueno eso sí tiene.
-Anda, ve y que te mire.-se acercó a él y puso el brazo para que se lo mirara.
Sacó las radiografías y estuvo un buen rato observándolo. Después colocó una maya como la que traía, era mejor que las vendas.
-Como le dije a tu madre, no tiene nada. Tan sólo es lastimado, es sólo un músculo dolorido. Con que haga el ejercicio que le dije y tome los medicamentos que te prescribo, todo bien.-me extendió los volantes.-Tan sólo tres días más y ya estará bien. Son para el dolor y la inflamación.
-Perfecto.-dije y él le miró extendiendo la mano.
-Ah, la piruleta.-comentó dándole una.
-Dame dos, es para Miho.-el médico me miró.
-Es una amiga que nos acompaña.-él y yo nos conocíamos, fue también mi médico. Un viejo amigo de mi madre y de mi padre, nos conocía bien.
-Pues entonces una para ella y otra para ti, aunque a ti no te la debería de dar por quejita.-murmuró revolviendo sus cabellos.-Lamento no ser una chica guapa, los Sakurai estáis mal acostumbrados a ver chicas lindas.
-Nos vemos en otra ocasión, espero que en una fiesta y no aquí.-dije al doctor, el Doctor Mathias Wilson. Era una celebridad en el campo de la pediatría, él sería el doctor de mi hijo.
-Nos vemos.-sonrió esperando que nos marcháramos.
La enfermera salió con nosotros llamando a una niña, era bastante linda y mi hermano se quedó clavado observándola.
-Sólo necesita hacer mejor sus ejercicios.-dije acomodando sus cabellos.-Vamos Miho te toca a ti ¿o es que tienes miedo a que yo tenga razón?
-Toma Miho.-murmuró mi hermano extendiéndole la piruleta.
-¡Cállate! Sé a lo que me exponía al estar haciendo eso con Eduart, pero sigo sin creer que no me lo haga dicho.
Caminábamos siguiendo las indicaciones de los letreros y a que Miho parecía ya donde estaba, no pregunté porqué sabía el recorrido y me guardé cualquier comentario al respecto. La sala estaba llena de mujeres embarazadas, algunas tenían un vientre enorme que casi las cubría por completo.
-Mamá ¿Estaba así?-preguntó Hero
-Sí, pero llevaba otro tipo de ropa... si Oly viera esto se suicidaba.-empecé a reír casi a carcajadas y me echaron la bronca las enfermeras.
-Esperen.-dijo en un tartamudeo.-Yo iré a por la cita, a pedir cita, aunque me dijeron que podían atenderme sin ella… esperen.
-Quédate aquí sentado Hero.-dije dejándolo en una silla, la veía nerviosa y temía que con sus mareos se diera la ostia del siglo.
La mujer que había en una ventanilla dando citas y tomando datos de las pacientes era algo ruda, se notaba por su aspecto. Tendría la edad de Clara, pero esta no parecía afable sino un ogro. Miho balbuceaba al dar los datos, se veía bastante preocupada y a la vez intimidad.
-Miho.-la tomé por los hombros.-Tranquila, verás como no es nada.-la mujer nos miró como si fuéramos unos indeseables.
-Como no, después abortáis y os quedáis tranquilos. Eso pasa por no poner medidas.-mis ojos se fijaron en ella con coraje.
-A mi hermana no le hable así ¿entendido? o me obligará a llamar a mis contactos y que se quede sin trabajo.-la mujer entonces reaccionó, supo con quien hablaba y palideció.
-Bueno, déme sus datos para darle cita...-la miró de arriba hacia abajo, la ropa que usaba mi hermana era algo punk y distinta a lo que tenía acostumbrado a ver.-Eres nueva ¿verdad? Bien, llena la ficha y... corres con suerte, hoy no hay mucha gente.-murmuró.- Así que la doctora te recibirá gustosa.
-Gracias.-murmuró tomando la ficha para empezar a rellenar. No tardó demasasido. Únicamente pedía el número de la seguridad social, el cual aún no poseía, el pasaporte o carnet de identificación, el nombre y apellidos, alguna enfermedad importante y cuatro cuadritos más que no alcancé a leer.-Aquí tiene.
-Bien Mrs. Sakurai, cuando la doctora pueda recibirla, yo le llamare.-dijo con una cara y un tono muy distinto al primero.
-De acuerdo.-empezó a caminar lentamente hacia donde estaba Hero, yo la tomé por la cintura y la llevé hacia una silla.
-Hero, levanta el culo que te pesa.-se levantó y dejó el asiento a su hermana.-¿Se pasa ya el mareo?
-Traeré una revista.-dijo buscando algo para abanicarla y cuando lo encontró corrió hacia nosotros y me la entregó.-Toma
-Vamos Hero, no hay que temer, no te pincharan. ¡Además, nos darán piruleta! Anda, vamos.-dijo caminando ante nosotros.
Lo agarré como si fuera un saco de patatas, puse la alarma del vehículo y caminé como si nada. Él lloraba gritando que se quería ir a casa.
-Eres mayor, si no te comporta me llevo la DS.-entonces dejó de hacer berrinche y se quedó observando a Miho cuando lo bajé.
-¿Vamos?-preguntó extendiendo su mano, él la agarró.-Si vamos yo te invito un helado, conozco una buena tienda donde venden ricos helados.-me pregunté si la forma de malcriar a Hero venía en los genes, yo lo hacía en ocasiones y mi padre siempre.
-No tienes porqué darle...-iba a decir que helado no, que lo ponía hiperactivo.
-¡Si!-se soltó de nuestras manos y corrió al hospital. Me eché a reír y lo atrapé levantándolo en peso.- ¡No soy una de tus pesas! ¡Baja! ¡Mihooooo!
Ella se reía ante la escena que dábamos mientras subíamos por las escaleras del edificio principal.
-No lo sueltes, ahora que lo tienes en brazos podemos ir rápido donde su doctor.-comentó en un susurro bien pegada a mí.
-Lo sé.-dije con media sonrisa de lado, típica mía y de todos los Sakurai.
-¡Confabuláis contra mí! ¡Soy el pequeño! ¡Esto es fuerza bruta!-gritaba.
-No, fuerza bruta hiciste tú para joderte el brazo.-resopló cuando escuchó eso y al entrar nos dirigimos a la sala.
-Eso es falso, simplemente soy delicado.-comentó cuando lo dejé en el suelo para que se sentara en una de las sillas de plástico.
-¿Eres una princesita?-murmuré y él sacó la lengua en forma de protesta.
No esperamos demasiado, en unos minutos apareció una enfermera llamándolo para reconocimiento. Dejé a nuestra hermana fuera, sentada cómodamente sería mejor que de pie en la consulta.
-Hola Hero.-comentó con una sonrisa el doctor.
-Es un viejo barbudo, ¿dónde esta la chica guapa?-interrogó cerca de mí.
-No te quejes, al menos su enfermera es hermosa.-murmuré y ella se sonrojó pues nos escuchó cuchichear.
-Eres un mentiroso, ni tendrán piruleta ni nada.-dijo bien alto y el médico le mostró una en forma de corazón.-Ah, bueno eso sí tiene.
-Anda, ve y que te mire.-se acercó a él y puso el brazo para que se lo mirara.
Sacó las radiografías y estuvo un buen rato observándolo. Después colocó una maya como la que traía, era mejor que las vendas.
-Como le dije a tu madre, no tiene nada. Tan sólo es lastimado, es sólo un músculo dolorido. Con que haga el ejercicio que le dije y tome los medicamentos que te prescribo, todo bien.-me extendió los volantes.-Tan sólo tres días más y ya estará bien. Son para el dolor y la inflamación.
-Perfecto.-dije y él le miró extendiendo la mano.
-Ah, la piruleta.-comentó dándole una.
-Dame dos, es para Miho.-el médico me miró.
-Es una amiga que nos acompaña.-él y yo nos conocíamos, fue también mi médico. Un viejo amigo de mi madre y de mi padre, nos conocía bien.
-Pues entonces una para ella y otra para ti, aunque a ti no te la debería de dar por quejita.-murmuró revolviendo sus cabellos.-Lamento no ser una chica guapa, los Sakurai estáis mal acostumbrados a ver chicas lindas.
-Nos vemos en otra ocasión, espero que en una fiesta y no aquí.-dije al doctor, el Doctor Mathias Wilson. Era una celebridad en el campo de la pediatría, él sería el doctor de mi hijo.
-Nos vemos.-sonrió esperando que nos marcháramos.
La enfermera salió con nosotros llamando a una niña, era bastante linda y mi hermano se quedó clavado observándola.
-Sólo necesita hacer mejor sus ejercicios.-dije acomodando sus cabellos.-Vamos Miho te toca a ti ¿o es que tienes miedo a que yo tenga razón?
-Toma Miho.-murmuró mi hermano extendiéndole la piruleta.
-¡Cállate! Sé a lo que me exponía al estar haciendo eso con Eduart, pero sigo sin creer que no me lo haga dicho.
Caminábamos siguiendo las indicaciones de los letreros y a que Miho parecía ya donde estaba, no pregunté porqué sabía el recorrido y me guardé cualquier comentario al respecto. La sala estaba llena de mujeres embarazadas, algunas tenían un vientre enorme que casi las cubría por completo.
-Mamá ¿Estaba así?-preguntó Hero
-Sí, pero llevaba otro tipo de ropa... si Oly viera esto se suicidaba.-empecé a reír casi a carcajadas y me echaron la bronca las enfermeras.
-Esperen.-dijo en un tartamudeo.-Yo iré a por la cita, a pedir cita, aunque me dijeron que podían atenderme sin ella… esperen.
-Quédate aquí sentado Hero.-dije dejándolo en una silla, la veía nerviosa y temía que con sus mareos se diera la ostia del siglo.
La mujer que había en una ventanilla dando citas y tomando datos de las pacientes era algo ruda, se notaba por su aspecto. Tendría la edad de Clara, pero esta no parecía afable sino un ogro. Miho balbuceaba al dar los datos, se veía bastante preocupada y a la vez intimidad.
-Miho.-la tomé por los hombros.-Tranquila, verás como no es nada.-la mujer nos miró como si fuéramos unos indeseables.
-Como no, después abortáis y os quedáis tranquilos. Eso pasa por no poner medidas.-mis ojos se fijaron en ella con coraje.
-A mi hermana no le hable así ¿entendido? o me obligará a llamar a mis contactos y que se quede sin trabajo.-la mujer entonces reaccionó, supo con quien hablaba y palideció.
-Bueno, déme sus datos para darle cita...-la miró de arriba hacia abajo, la ropa que usaba mi hermana era algo punk y distinta a lo que tenía acostumbrado a ver.-Eres nueva ¿verdad? Bien, llena la ficha y... corres con suerte, hoy no hay mucha gente.-murmuró.- Así que la doctora te recibirá gustosa.
-Gracias.-murmuró tomando la ficha para empezar a rellenar. No tardó demasasido. Únicamente pedía el número de la seguridad social, el cual aún no poseía, el pasaporte o carnet de identificación, el nombre y apellidos, alguna enfermedad importante y cuatro cuadritos más que no alcancé a leer.-Aquí tiene.
-Bien Mrs. Sakurai, cuando la doctora pueda recibirla, yo le llamare.-dijo con una cara y un tono muy distinto al primero.
-De acuerdo.-empezó a caminar lentamente hacia donde estaba Hero, yo la tomé por la cintura y la llevé hacia una silla.
-Hero, levanta el culo que te pesa.-se levantó y dejó el asiento a su hermana.-¿Se pasa ya el mareo?
-Traeré una revista.-dijo buscando algo para abanicarla y cuando lo encontró corrió hacia nosotros y me la entregó.-Toma
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