
Nuestro hermano jugaba con el gato, no nos hacía caso, pero yo es que moría.
-Mataré a mi tío, lo juro.-dijo fulminándome con la mirada.-Y será mejor que tú no digas nada de eso... Hablo muy seriamente.-yo reía bajo cuando decía aquello, estaba tan perdido en mis carcajadas que no pude esquivar el cojín que me lanzaba.
-No os peguéis o se lo diré a papá.-cuando le escuché eso le tiré uno a él.
No sé que sucedió, creo que fue una guerra montada en minutos. Yo estaba tras el sofá arrojando cojines que me enviaban ellos, pero entre ellos también volaban más de uno. Ella se había escondido tras la mesa del comedor y él tras una silla. En menos de un minuto los cojines volaban por toda la habitación. La puerta que daba al domicilio se abrió y el sonido de llaves tintineó en mis oídos, ellos seguían a lo suyo.
-¡He llegado!-gritó alguien desde la puerta y el gato fue hacia la puerta.-¡Hola cariño! ¿Me echaste de menos?-tomó en brazos a la gata y al vernos se echó a reír. Pero entonces corrió y se lanzó sobre mí.-¡Ah! ¡Mi niñito pequeño!-era Yutaka, había aparecido de nuevo en mi vida.-¡Mi tierno y meón Hizaki!-gritó comenzando a estrujarme sobre el sofá. Mi hermana no me ayudaba, sólo se reía a carcajada limpia con mi hermano.
-Ves Hizaki, eso te pasa por salir idéntico al viejo.-la gata se fue hacia ella y él se restregaba más aún sobre mí. Su mejilla se frotaba sobre la mía y prácticamente ronroneaba.
-¡Uta por favor me desgastaras la cara!-me pellizcaba y abrazaba.-¡Miho! ¡Socorro!-mi hermano dejó de reírse para quedarse absorto observándonos. Yutaka deparó pronto en él y me dejó en paz.
-Tú debes de ser Hero, yo soy Uta... tu padre y yo somos viejos amigos.-acarició su rostro y entonces vio la camiseta.-¡Chi! ¿Ves Miho? no es anime de niñas, los hombres también lo vemos.
Miho reía bajo mientras acariciaba el gato. Parecía una auténtica mafiosa y únicamente le faltaba una mesa de despacho frente a ella y un puro en una de sus manos.
-Es muy divertido ver como te hacen esas muestras de afecto.-comentó con una sonrisa.-Y yo jamás dije que Chi fuera anime de chicas... ¡Chi es niña! Es más... ¡Se parece a mi!-comentó tratando de agarrar una de las tostadas que había en una bandeja del salón, hasta ese momento no había deparado en ellas.-Ahhhh... No alcanzo... ¡Hizaki! Pásame una...
-Yo te la llevo.-dijo mi hermano dándole unas tostadas.
-Tan caballeroso como Acchan.-comentó sentándose a mi lado. Su forma de sentarse era algo ¿afeminada? su sonrisa, todo. Era atractivo, para su edad, era bastante atractivo.-Nada más por eso haré que te llegue mi famoso sushi de cangrejo.-era igual que Yue, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
-Gracias Hero.-susurró mi hermana acariciando el rostro de nuestro pequeño hermano.-Yo quiero sushi de cangrejo... ¿Cuándo me lo haces? Hace mucho que no lo haces... No desde esa vez que hiciste en exceso y dijiste que era para "alguien especial".-él se sonrojó al escuchar aquellos de labios de mi hermana, y yo ya me olía algo extraño. Mi padre seguramente estaba detrás de ese comportamiento adolescente de Yutaka.-Tengo antojo de cangrejo.
-Igual que tu padre, andáis los dos con antojos. Ni que estuvierais embarazados, aunque bueno de ti no me sorprendería.-cuando dijo aquello en ese tono casi me caigo al suelo de la risa.
-Miho ¿a él tampoco se le dice que vas a tener un niño?-y mi hermano el bocazas ayudando.
-¡Lo sabía! ¡Lo sabía!-dijo levantándose señalándola.- ¡No me dices nada! ¡Tan malos modales como tu madre!-definitivamente reía a carcajadas.
-No es que no te dijera, es que simplemente no lo sabia, me había hecho prueba casera y salía negativa. Pero los mareos y vómitos seguían.-intentaba explicarlo todo para que él se calmara y no pensara mal de ella.-y... me canse.-añadió con un suspiro.-Hoy precisamente Hizaki y Hero me acompañaron al hospital para verificar lo que ya sospechaba... Sospechábamos.-lo decía todo con un aura de seriedad y un rostro, de figurita de hielo, parecido al que tomaba mi padre para tratar asuntos peliagudos.-Y no grites, que tus gritos se podrán oír hasta casa de Eduart y... No quiero que se enteré, no aún.-
-Como te cazan hermanita.-comenté observándola fijamente.-La princesita de papá está embarazada, veremos como se lo soltamos a él y a su madre... aunque yo también tengo que decirle lo mío.-
-¿Qué?-dijo Uta observándome.- ¿Te pegaste de nuevo con alguien?
-¡Y tu, idiota, cállate!-gruñó mirándome.-¡Qué el tuyo nacerá antes! Mucho antes...-murmuró intentando hacer cuentas.-En unos cuatro meses, así que al que mataran primero será a ti.
Entonces Uta me miró fulminándome con la mirada.
-¿Quién es la chica?-preguntó haciéndome sentir una hormiga.
-Esto...-me rasqué la cabeza.-Si piensas que no seré responsable te equivocas, me lo quedaré yo. Ella está comprometida con otro chico, no quiere que se entere. Es japonesa, él también pero él vive en Japón y no sabe nada.-tomé aire sentándome bien.
-¡Seré tito! ¡tito!-gritaba eufórico mi hermano y le di un golpe en el culo con el pie.
-Di algo a mamá y te mato.-él me miró casi a punto de llorar, no era por el golpe sino porque le costaría mantenerse callado.
-Pero necesitamos que esto no se lo digas a Atsushi. No es para que no se entere, sino que...-tomó aire y siguió su explicación.-Creo que nosotros somos adultos y podremos decírselo.-si claro, decirselo sería pan comido… claro que yo ya estaba averiguando cuanto valía una parcelita en el cementerio.-¿Nos ayudas?-dijo mirándolo de forma dulce.-Es decir... ¿Nos apoyarás cuando vayamos a decírselo a Atsushi y a nuestras respectivas madres?
-¿Qué? ¿Frente a Clarissa aka terminaitor woman? esa mujer te fusila con una mirada.-tembló y yo me eché a reír a carcajadas.
-¿Ves? no soy el único que teme a mi madre.-le di una pequeña palmada, moviéndolo un poco.-Anda Uta, será tres contra tres, mucho más equitativo.
-Por favor.-dije chocaba sus manos hechas puños.-¿Si?.-interrogó alargando la i hasta quedarse prácticamente sin aire.-Mira si nos ayudas.... a mi hijo le pondré tu nombre, claro, si es niño ni modo de que a mi hija le ponga nombre de niño.
-¿De donde has sacado esa táctica?-dijo mi hermano pequeño.
-Calla que surtirá efecto.-lo agarré y senté sobre mí.
-Sois iguales a él, idénticos.-murmuró asintiendo con la cabeza.-os ayudaré a ir al matadero.
-Mataré a mi tío, lo juro.-dijo fulminándome con la mirada.-Y será mejor que tú no digas nada de eso... Hablo muy seriamente.-yo reía bajo cuando decía aquello, estaba tan perdido en mis carcajadas que no pude esquivar el cojín que me lanzaba.
-No os peguéis o se lo diré a papá.-cuando le escuché eso le tiré uno a él.
No sé que sucedió, creo que fue una guerra montada en minutos. Yo estaba tras el sofá arrojando cojines que me enviaban ellos, pero entre ellos también volaban más de uno. Ella se había escondido tras la mesa del comedor y él tras una silla. En menos de un minuto los cojines volaban por toda la habitación. La puerta que daba al domicilio se abrió y el sonido de llaves tintineó en mis oídos, ellos seguían a lo suyo.
-¡He llegado!-gritó alguien desde la puerta y el gato fue hacia la puerta.-¡Hola cariño! ¿Me echaste de menos?-tomó en brazos a la gata y al vernos se echó a reír. Pero entonces corrió y se lanzó sobre mí.-¡Ah! ¡Mi niñito pequeño!-era Yutaka, había aparecido de nuevo en mi vida.-¡Mi tierno y meón Hizaki!-gritó comenzando a estrujarme sobre el sofá. Mi hermana no me ayudaba, sólo se reía a carcajada limpia con mi hermano.
-Ves Hizaki, eso te pasa por salir idéntico al viejo.-la gata se fue hacia ella y él se restregaba más aún sobre mí. Su mejilla se frotaba sobre la mía y prácticamente ronroneaba.
-¡Uta por favor me desgastaras la cara!-me pellizcaba y abrazaba.-¡Miho! ¡Socorro!-mi hermano dejó de reírse para quedarse absorto observándonos. Yutaka deparó pronto en él y me dejó en paz.
-Tú debes de ser Hero, yo soy Uta... tu padre y yo somos viejos amigos.-acarició su rostro y entonces vio la camiseta.-¡Chi! ¿Ves Miho? no es anime de niñas, los hombres también lo vemos.
Miho reía bajo mientras acariciaba el gato. Parecía una auténtica mafiosa y únicamente le faltaba una mesa de despacho frente a ella y un puro en una de sus manos.
-Es muy divertido ver como te hacen esas muestras de afecto.-comentó con una sonrisa.-Y yo jamás dije que Chi fuera anime de chicas... ¡Chi es niña! Es más... ¡Se parece a mi!-comentó tratando de agarrar una de las tostadas que había en una bandeja del salón, hasta ese momento no había deparado en ellas.-Ahhhh... No alcanzo... ¡Hizaki! Pásame una...
-Yo te la llevo.-dijo mi hermano dándole unas tostadas.
-Tan caballeroso como Acchan.-comentó sentándose a mi lado. Su forma de sentarse era algo ¿afeminada? su sonrisa, todo. Era atractivo, para su edad, era bastante atractivo.-Nada más por eso haré que te llegue mi famoso sushi de cangrejo.-era igual que Yue, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
-Gracias Hero.-susurró mi hermana acariciando el rostro de nuestro pequeño hermano.-Yo quiero sushi de cangrejo... ¿Cuándo me lo haces? Hace mucho que no lo haces... No desde esa vez que hiciste en exceso y dijiste que era para "alguien especial".-él se sonrojó al escuchar aquellos de labios de mi hermana, y yo ya me olía algo extraño. Mi padre seguramente estaba detrás de ese comportamiento adolescente de Yutaka.-Tengo antojo de cangrejo.
-Igual que tu padre, andáis los dos con antojos. Ni que estuvierais embarazados, aunque bueno de ti no me sorprendería.-cuando dijo aquello en ese tono casi me caigo al suelo de la risa.
-Miho ¿a él tampoco se le dice que vas a tener un niño?-y mi hermano el bocazas ayudando.
-¡Lo sabía! ¡Lo sabía!-dijo levantándose señalándola.- ¡No me dices nada! ¡Tan malos modales como tu madre!-definitivamente reía a carcajadas.
-No es que no te dijera, es que simplemente no lo sabia, me había hecho prueba casera y salía negativa. Pero los mareos y vómitos seguían.-intentaba explicarlo todo para que él se calmara y no pensara mal de ella.-y... me canse.-añadió con un suspiro.-Hoy precisamente Hizaki y Hero me acompañaron al hospital para verificar lo que ya sospechaba... Sospechábamos.-lo decía todo con un aura de seriedad y un rostro, de figurita de hielo, parecido al que tomaba mi padre para tratar asuntos peliagudos.-Y no grites, que tus gritos se podrán oír hasta casa de Eduart y... No quiero que se enteré, no aún.-
-Como te cazan hermanita.-comenté observándola fijamente.-La princesita de papá está embarazada, veremos como se lo soltamos a él y a su madre... aunque yo también tengo que decirle lo mío.-
-¿Qué?-dijo Uta observándome.- ¿Te pegaste de nuevo con alguien?
-¡Y tu, idiota, cállate!-gruñó mirándome.-¡Qué el tuyo nacerá antes! Mucho antes...-murmuró intentando hacer cuentas.-En unos cuatro meses, así que al que mataran primero será a ti.
Entonces Uta me miró fulminándome con la mirada.
-¿Quién es la chica?-preguntó haciéndome sentir una hormiga.
-Esto...-me rasqué la cabeza.-Si piensas que no seré responsable te equivocas, me lo quedaré yo. Ella está comprometida con otro chico, no quiere que se entere. Es japonesa, él también pero él vive en Japón y no sabe nada.-tomé aire sentándome bien.
-¡Seré tito! ¡tito!-gritaba eufórico mi hermano y le di un golpe en el culo con el pie.
-Di algo a mamá y te mato.-él me miró casi a punto de llorar, no era por el golpe sino porque le costaría mantenerse callado.
-Pero necesitamos que esto no se lo digas a Atsushi. No es para que no se entere, sino que...-tomó aire y siguió su explicación.-Creo que nosotros somos adultos y podremos decírselo.-si claro, decirselo sería pan comido… claro que yo ya estaba averiguando cuanto valía una parcelita en el cementerio.-¿Nos ayudas?-dijo mirándolo de forma dulce.-Es decir... ¿Nos apoyarás cuando vayamos a decírselo a Atsushi y a nuestras respectivas madres?
-¿Qué? ¿Frente a Clarissa aka terminaitor woman? esa mujer te fusila con una mirada.-tembló y yo me eché a reír a carcajadas.
-¿Ves? no soy el único que teme a mi madre.-le di una pequeña palmada, moviéndolo un poco.-Anda Uta, será tres contra tres, mucho más equitativo.
-Por favor.-dije chocaba sus manos hechas puños.-¿Si?.-interrogó alargando la i hasta quedarse prácticamente sin aire.-Mira si nos ayudas.... a mi hijo le pondré tu nombre, claro, si es niño ni modo de que a mi hija le ponga nombre de niño.
-¿De donde has sacado esa táctica?-dijo mi hermano pequeño.
-Calla que surtirá efecto.-lo agarré y senté sobre mí.
-Sois iguales a él, idénticos.-murmuró asintiendo con la cabeza.-os ayudaré a ir al matadero.
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