
-Anda que bonito ¿también tartamudeas cuando te ponen contra las cuerdas?-mi hermano me tomó del rostro al escuchar aquel comentario mío, esperando que yo me tranquilizara.-Si sigues así te infartarás.-chisté.
-Hizaki, compórtate, ambiente hostil aquí no.-dijo sentándose con las piernas cruzadas, como toda una dama inglesa.-Y Eduart, relájate, Hizaki es la replica exacta de mi padre, te servirá como entrenamiento para cuando hables con él.-entonces alzó una ceja.-que por cierto... Él entiende que tengas una agenda ocupada y de más pero... Trata de hacer un pequeño hueco ¿vale?
-Pero es que Mr Musculos te...-no iba a decirlo, era cosa de ella. Su hijo se veía bastante uke, de esos encantadores que quieres llevarte a casa.-Me recuerda a alguien.-se puso rojo y agachó la mirada ocultándose tras sus cabellos.-Sin duda, misma reacción que Oly.-reí a carcajadas porque aún se ponía más rojo.
-Tiene vergüenza porque eres tonto.-dijo mi hermano y yo le mordí la oreja.-¡Ah! ¡bestia!-
-No me llames tonto.-repliqué bastante molesto
-¿Y qué hicieron ustedes?-empezó el interrogatorio a ambos como si la cosa no fuera con ella.
-C...compras.-dijo el hijo.-Ma...mater...material escolar.-tomó la taza de té y bebió un sorbo.-¿Qu...qui...quién es Oly?-
-Mi... bueno un amigo.-mi hermano me miró fijamente.
-Es amigo de mamá, tú sólo le das el coñazo.-cuando dijo eso comencé a sobarle la cabeza, mientras él gritaba.-¡Para!¡Burro! ¡BAKA!
-Estuve trabajando y, a la salida, compramos algún material para sus trabajos.-se levantó entonces de la mesa y fue dentro.-Además de esto.-sacó una camisa de mujer, supuse que para mi hermana, y también unos jeans negros algo anchos.-Idea de Eduart.
-¿Hum?.-murmuró girándose hacia su pareja, quedándose prácticamente en shock y luego sonrió con satisfacción. A las mujeres se las ganaba uno con detalles como ese, lo sabía muy bien. Comencé a preguntarme si debería hacer lo mismo con Olivier.-Gracias, me la probaré.-se levantó y se encerró en uno de los cuartos.
-No le estará bueno cuando engorde.-dijo mi hermano y tapé su boca.
-Di una palabra, sólo una más, y te juro que te mato.-susurré en su oído y él comenzó a reír.
-No matarías a tu hermano, además ahora vas a ser papá.-me entró un tic en el ojo, no podía ser que lo supiera.
-¿Cómo?-interrogué.
-No estaba del todo dormido ¿sabes?-el tic se agudizó, era parecido a uno que tenía mi madre.
-¡Demonio! ¡Eres un demonio!-grité a punto de matarlo.
Sin embargo, mi hermana vino antes de que pudiera hacerlo. Se cambiaba rápido, al contrario de mi madre que para nada tardaba horas.
-Me gusta, el largo del pantalón es bueno.-les dijo con una sonrisa increible, incluso daba miedo.
-¿Por ... por qué va a engordar?-preguntó el chico mirando a mi hermana con ojos confusos.
-Por nada, no te preocupes. Mi hermano es idiota, la vio comer pastel y piensa que engordará.-le fulminé con la mirada y se escondió en mi pecho.
-Estas preciosa.-susurró su maridito caminando hacia ella. Dios que ganas de patearle.
-Te puedo preguntar algo...-murmuró tomando la mano de Eduart, acariciándole la mano y noté que en esa mano había estado un anillo hasta hacía pocos días.- ¿No tienes copia de la llave de casa de mi tío? Deje el móvil ahí y de seguro he de tener un sin fin de llamadas perdidas, más aparte que me siento un tanto cansada.-dijo mirándolos.-Esto de salir con mis hermanos me deja agotada.
-¿Escuchas? es culpa tuya cara de mono.-dije haciendo cosquillas a mi hermano.
-No, tú tienes cara de mono, eres un mono, yo soy un lindo gato persa.-reía y lo tomé a un lado como un saco de patatas.
-Tengo la llave, pero puedes quedarte aquí.-mis ojos se clavaron en él.
-Sí, puede dormir conmigo.-comentó su hijo con una sonrisa dulce.
-Es culpa de los dos, como soy la mayor debo de vigilarlos a ambos.-sacó la lengua después de decirnos eso, yo simplemente se la devolví.-No es que no quiera quedarme aquí, sólo que...-bajó la mirada y después la subió.-Sino que me preocupa Noir, puede que no tenga comida y ¿si se me muere? Me costó mucho tener un gato además...-tomó el rostro de Eduart y él la agarró por la cintura.-Le prometí a Hero que un día de estos jugaría con ella, esta en una época de que quiere jugar con cualquiera y con cualquier cosa.
-¡Quiero ver el neko!-gritó mi hermano y lo dejé en el suelo, corrió hacia ella abrazándola.-Me lo enseñas ahora cuando te llevemos ¿vale? ahora... dime que sí.-la miraba con esos ojos de cachorrillo que sabía hacer el desgraciado.
-¡No la tortures psicológicamente Hero!-le regañé y me sacó la lengua para luego mirar a Eduart junior.
-No lo tomes a mal, tus gatos me gustan, pero yo heredaré gatitos de la gata de mi hermana ¿Verdad?-dijo jalando leve de su camiseta.
-Claro.-dijo con una sonrisa de esas que son destellantes, increíblemente perfecta y dulce. Se giró hacia él y lo abrazó dejando a un lado a su Romeo.-¿No te molesta que me vaya con ellos a casa de mi tío?.-preguntó girándose hacia él.
-No, no importa. Lo entendemos.-dijo con rostro serio, nuestras miradas se cruzaron y noté que el amor era mutuo. Habíamos tenido un flechazo espiritual, él me odiaba y yo lo odiaba a él. Teníamos ganas de aniquilarnos de la peor de las formas.
-Anda, ven Hero.-dije y él vino para acomodarle los cabellos y la ropa. Me arrodillé y subió a mi espalda.-Nos vemos.
-Sí, so...sob...sobre...sobretodo a ti Hero... yo... t...te puedo enseñar lo....los tomos de Chi.-alcé una ceja cuando escuché lo que le decía el hijo de Mr. Músculos, ese niño veía anime de gatos aún con su edad y eso le hacía verse aún más adorable.
-Gracias.-susurró antes de besarlo e ir por la ropa que se había quitado, la metió en una bolsa y salió para marcharnos.
-Eso fue algo difícil.-dijo tras un suspiro bien alto.-Estuve demasiado tentada de decirle todo.-se llevó una mano al pecho, justo en el corazón.-Te lo digo de verdad.-dijo mientras entrábamos en el ascensor.
-Bah.-dije con Hero recargado.-Casi se lo dice este bocazas.
-No me dijisteis que no se podía decir, sólo entendí que a papá no.-comentó aferrándose mejor.
-Eres idiota, es que no puedes tener un poco de movimiento cerebral?
-Déjalo, no fue su culpa, pero ahora ya sabes que ni a papá ni a Eduart.-comentó mirándolo con cierta severidad.-Mejor dicho, a nadie se lo puedes decir ¿vale?-se lo aclaró un poco más antes de abrirse las puertas y salir hacia el portal.
Empezamos a caminar, pero pasadas dos calles estaba su apartamento. Era un apartamento similar al de Eduart, claro que estaba decorado de forma distinta y él había derribado un muro que ella aún poseía.
-Es bonito.-murmuró mi hermano mirando hacia un lado y hacia otro, buscaba el gato.
-Siéntense, ahora voy por Noir para que juegues con ella.-hicimos lo que nos pidió, el se sentó impaciente en el sofá de cuero negro moviendo sus pies.
Nada más salir de la habitación con ella en brazos, y aparecer por la puerta del salón, él saltó sobre ella.
-¡Noir!-gritó agarrándola, espachurrándola.
-Harás que le salgan las tripas por el culo.-él me sacó la lengua ante mi comentario y observé las fotografías de Uta bastante joven con mi padre.-Vaya, si que nos parecemos.-dije tomando la foto.
-Sí, da gracias a dios de que no esta para que se te lance y empiece a darte de besos en las mejillas.-comenzó a reír bajo.-Déjate la greña larga, así como la tiene el viejo.-comentó.-haber que te hace mi tío.
-No si, casi me desgasta a besos.-murmuré recordando ese día.-Mi padre se echó a reír ante aquello y no dejaba de contar aquella historia del pañal.-cuando dijo aquello lo fulminé con la mirada.-Entonces le dije que si seguía de esa forma olvidaría que era mi padre.
-Es que si Hizaki... Te veías muy mono con tu pañal y con tus chupete, to mono el nene Sakurai.-reía como nunca.-¿No quieren algo? De seguro mi tío dejo hechas tostadas en forma de corazón...-murmuró alejándose de mí, de mi mirada de asesino en serie y de mis ganas de salir huyendo.-Voy a traerlas para que las prueben... Son únicas en su especie
-Sí, eso le dijiste. Pero me da igual...yo lo contaré.-le tapé la boca.
-Dejad los dos de ponerme en ridículo...aunque.-me calmé y comencé a reír.-Te veías preciosa en la playa desnuda Miho.
Se quedó paralizada de camino a la cocina, incluso se giró lentamente con un tic en el ojo y ese tic era típico de los Sakurai.
-¿Cómo sabes de eso? ¿¡Cómo!?.-gritó bastante molesta.-Dime como... Porque tengo entendido que sólo Eduart y mi tío tienen acceso a esas vergonzosas fotografías...
-Y papá.-dije riendo a carcajadas.-Uta le hizo copias y la vimos en un café cuando paramos para charlar hace unos días.-exploté en carcajadas.-Dios tus funciones teatrales son más vergonzosas que las mías.
Nuestro hermano jugaba con el gato, no nos hacía caso, pero yo es que moría.
-Hizaki, compórtate, ambiente hostil aquí no.-dijo sentándose con las piernas cruzadas, como toda una dama inglesa.-Y Eduart, relájate, Hizaki es la replica exacta de mi padre, te servirá como entrenamiento para cuando hables con él.-entonces alzó una ceja.-que por cierto... Él entiende que tengas una agenda ocupada y de más pero... Trata de hacer un pequeño hueco ¿vale?
-Pero es que Mr Musculos te...-no iba a decirlo, era cosa de ella. Su hijo se veía bastante uke, de esos encantadores que quieres llevarte a casa.-Me recuerda a alguien.-se puso rojo y agachó la mirada ocultándose tras sus cabellos.-Sin duda, misma reacción que Oly.-reí a carcajadas porque aún se ponía más rojo.
-Tiene vergüenza porque eres tonto.-dijo mi hermano y yo le mordí la oreja.-¡Ah! ¡bestia!-
-No me llames tonto.-repliqué bastante molesto
-¿Y qué hicieron ustedes?-empezó el interrogatorio a ambos como si la cosa no fuera con ella.
-C...compras.-dijo el hijo.-Ma...mater...material escolar.-tomó la taza de té y bebió un sorbo.-¿Qu...qui...quién es Oly?-
-Mi... bueno un amigo.-mi hermano me miró fijamente.
-Es amigo de mamá, tú sólo le das el coñazo.-cuando dijo eso comencé a sobarle la cabeza, mientras él gritaba.-¡Para!¡Burro! ¡BAKA!
-Estuve trabajando y, a la salida, compramos algún material para sus trabajos.-se levantó entonces de la mesa y fue dentro.-Además de esto.-sacó una camisa de mujer, supuse que para mi hermana, y también unos jeans negros algo anchos.-Idea de Eduart.
-¿Hum?.-murmuró girándose hacia su pareja, quedándose prácticamente en shock y luego sonrió con satisfacción. A las mujeres se las ganaba uno con detalles como ese, lo sabía muy bien. Comencé a preguntarme si debería hacer lo mismo con Olivier.-Gracias, me la probaré.-se levantó y se encerró en uno de los cuartos.
-No le estará bueno cuando engorde.-dijo mi hermano y tapé su boca.
-Di una palabra, sólo una más, y te juro que te mato.-susurré en su oído y él comenzó a reír.
-No matarías a tu hermano, además ahora vas a ser papá.-me entró un tic en el ojo, no podía ser que lo supiera.
-¿Cómo?-interrogué.
-No estaba del todo dormido ¿sabes?-el tic se agudizó, era parecido a uno que tenía mi madre.
-¡Demonio! ¡Eres un demonio!-grité a punto de matarlo.
Sin embargo, mi hermana vino antes de que pudiera hacerlo. Se cambiaba rápido, al contrario de mi madre que para nada tardaba horas.
-Me gusta, el largo del pantalón es bueno.-les dijo con una sonrisa increible, incluso daba miedo.
-¿Por ... por qué va a engordar?-preguntó el chico mirando a mi hermana con ojos confusos.
-Por nada, no te preocupes. Mi hermano es idiota, la vio comer pastel y piensa que engordará.-le fulminé con la mirada y se escondió en mi pecho.
-Estas preciosa.-susurró su maridito caminando hacia ella. Dios que ganas de patearle.
-Te puedo preguntar algo...-murmuró tomando la mano de Eduart, acariciándole la mano y noté que en esa mano había estado un anillo hasta hacía pocos días.- ¿No tienes copia de la llave de casa de mi tío? Deje el móvil ahí y de seguro he de tener un sin fin de llamadas perdidas, más aparte que me siento un tanto cansada.-dijo mirándolos.-Esto de salir con mis hermanos me deja agotada.
-¿Escuchas? es culpa tuya cara de mono.-dije haciendo cosquillas a mi hermano.
-No, tú tienes cara de mono, eres un mono, yo soy un lindo gato persa.-reía y lo tomé a un lado como un saco de patatas.
-Tengo la llave, pero puedes quedarte aquí.-mis ojos se clavaron en él.
-Sí, puede dormir conmigo.-comentó su hijo con una sonrisa dulce.
-Es culpa de los dos, como soy la mayor debo de vigilarlos a ambos.-sacó la lengua después de decirnos eso, yo simplemente se la devolví.-No es que no quiera quedarme aquí, sólo que...-bajó la mirada y después la subió.-Sino que me preocupa Noir, puede que no tenga comida y ¿si se me muere? Me costó mucho tener un gato además...-tomó el rostro de Eduart y él la agarró por la cintura.-Le prometí a Hero que un día de estos jugaría con ella, esta en una época de que quiere jugar con cualquiera y con cualquier cosa.
-¡Quiero ver el neko!-gritó mi hermano y lo dejé en el suelo, corrió hacia ella abrazándola.-Me lo enseñas ahora cuando te llevemos ¿vale? ahora... dime que sí.-la miraba con esos ojos de cachorrillo que sabía hacer el desgraciado.
-¡No la tortures psicológicamente Hero!-le regañé y me sacó la lengua para luego mirar a Eduart junior.
-No lo tomes a mal, tus gatos me gustan, pero yo heredaré gatitos de la gata de mi hermana ¿Verdad?-dijo jalando leve de su camiseta.
-Claro.-dijo con una sonrisa de esas que son destellantes, increíblemente perfecta y dulce. Se giró hacia él y lo abrazó dejando a un lado a su Romeo.-¿No te molesta que me vaya con ellos a casa de mi tío?.-preguntó girándose hacia él.
-No, no importa. Lo entendemos.-dijo con rostro serio, nuestras miradas se cruzaron y noté que el amor era mutuo. Habíamos tenido un flechazo espiritual, él me odiaba y yo lo odiaba a él. Teníamos ganas de aniquilarnos de la peor de las formas.
-Anda, ven Hero.-dije y él vino para acomodarle los cabellos y la ropa. Me arrodillé y subió a mi espalda.-Nos vemos.
-Sí, so...sob...sobre...sobretodo a ti Hero... yo... t...te puedo enseñar lo....los tomos de Chi.-alcé una ceja cuando escuché lo que le decía el hijo de Mr. Músculos, ese niño veía anime de gatos aún con su edad y eso le hacía verse aún más adorable.
-Gracias.-susurró antes de besarlo e ir por la ropa que se había quitado, la metió en una bolsa y salió para marcharnos.
-Eso fue algo difícil.-dijo tras un suspiro bien alto.-Estuve demasiado tentada de decirle todo.-se llevó una mano al pecho, justo en el corazón.-Te lo digo de verdad.-dijo mientras entrábamos en el ascensor.
-Bah.-dije con Hero recargado.-Casi se lo dice este bocazas.
-No me dijisteis que no se podía decir, sólo entendí que a papá no.-comentó aferrándose mejor.
-Eres idiota, es que no puedes tener un poco de movimiento cerebral?
-Déjalo, no fue su culpa, pero ahora ya sabes que ni a papá ni a Eduart.-comentó mirándolo con cierta severidad.-Mejor dicho, a nadie se lo puedes decir ¿vale?-se lo aclaró un poco más antes de abrirse las puertas y salir hacia el portal.
Empezamos a caminar, pero pasadas dos calles estaba su apartamento. Era un apartamento similar al de Eduart, claro que estaba decorado de forma distinta y él había derribado un muro que ella aún poseía.
-Es bonito.-murmuró mi hermano mirando hacia un lado y hacia otro, buscaba el gato.
-Siéntense, ahora voy por Noir para que juegues con ella.-hicimos lo que nos pidió, el se sentó impaciente en el sofá de cuero negro moviendo sus pies.
Nada más salir de la habitación con ella en brazos, y aparecer por la puerta del salón, él saltó sobre ella.
-¡Noir!-gritó agarrándola, espachurrándola.
-Harás que le salgan las tripas por el culo.-él me sacó la lengua ante mi comentario y observé las fotografías de Uta bastante joven con mi padre.-Vaya, si que nos parecemos.-dije tomando la foto.
-Sí, da gracias a dios de que no esta para que se te lance y empiece a darte de besos en las mejillas.-comenzó a reír bajo.-Déjate la greña larga, así como la tiene el viejo.-comentó.-haber que te hace mi tío.
-No si, casi me desgasta a besos.-murmuré recordando ese día.-Mi padre se echó a reír ante aquello y no dejaba de contar aquella historia del pañal.-cuando dijo aquello lo fulminé con la mirada.-Entonces le dije que si seguía de esa forma olvidaría que era mi padre.
-Es que si Hizaki... Te veías muy mono con tu pañal y con tus chupete, to mono el nene Sakurai.-reía como nunca.-¿No quieren algo? De seguro mi tío dejo hechas tostadas en forma de corazón...-murmuró alejándose de mí, de mi mirada de asesino en serie y de mis ganas de salir huyendo.-Voy a traerlas para que las prueben... Son únicas en su especie
-Sí, eso le dijiste. Pero me da igual...yo lo contaré.-le tapé la boca.
-Dejad los dos de ponerme en ridículo...aunque.-me calmé y comencé a reír.-Te veías preciosa en la playa desnuda Miho.
Se quedó paralizada de camino a la cocina, incluso se giró lentamente con un tic en el ojo y ese tic era típico de los Sakurai.
-¿Cómo sabes de eso? ¿¡Cómo!?.-gritó bastante molesta.-Dime como... Porque tengo entendido que sólo Eduart y mi tío tienen acceso a esas vergonzosas fotografías...
-Y papá.-dije riendo a carcajadas.-Uta le hizo copias y la vimos en un café cuando paramos para charlar hace unos días.-exploté en carcajadas.-Dios tus funciones teatrales son más vergonzosas que las mías.
Nuestro hermano jugaba con el gato, no nos hacía caso, pero yo es que moría.
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