17/10/09

La hora de la verdad V




-¡Sube!-mi voz en el cd se escuchaba bastante bien, y alto.

-yo...-dudaba mirándome mientras soltaba un leve un suspiro.-¿Podrías?-interrogó aún con mayores dudas en sus ojos.-¿Podrías ayudarme?-murmuró algo avergonzado, un leve rubor apareció en sus mejillas y eso lo hizo parecer sumamente adorable.

-Lo siento, no he sido caballeroso olvidaba que es complicado con muletas.-dije mientras me bajaba del vehículo. Lo ayudaría y de paso podría pegarme a él. Tomé sus muletas apoyándolo sobre mí, abriendo la puerta y haciendo malabares para que no se cayera.-Espera.-abrí el maletero y guardé las muletas para luego subirme al coche, me puse el cinturón de seguridad y tamborileé nervioso mis dedos sobre el volante.- ¿A tu casa? ¿O hacia donde?

Tomó su maleta, era como un bolso un poco mayor de tamaño. De allí sacó unos palillos para el pelo y se hizo un recogido. Hacía demasiado calor, podía freírse huevos fritos sobre la calzada y era normal que él deseara aliviar un poco la temperatura que hacía fuera. Sacó de ahí también bálsamo labial y yo me quedé imbécil observando como se lo aplicaba.

-No te oí.-dijo con plena sinceridad.-Disculpa- murmuró aplicándose mejor el producto.

Él que no escuchaba era yo ahora. Miraba fijamente sus labios, su cuello y todo su cuerpo. Quería tirarme sobre él y hacerle de todo, otra vez la excitación y esta vez noté como "junior" despertaba del letargo. Miré hacia delante rezando porque no se diera cuenta, cerré los ojos y puse bien el retrovisor.

-¿A tu casa? ¿Hacia donde?-repetí como estúpido notando que mis hormonas se descontrolaban una vez más. Era verlo y desear tenerlo, era como un manjar prohibido pero aunque no lo estuviera lo quería. Había soñado noches de sexo demasiado ardientes para olvidarlas. Me sentía totalmente desorientado ante sus no, cuando yo en las noches soñaba con él era todo sí.

-¡Dios! ¡Estoy pegajoso!-dijo estirando sus frágiles brazos hacia el frente. Yo sólo pensaba en lo pegajoso que estaríamos los dos en mi cama, ambos gozando de todo el placer que pueden sentir dos cuerpos en constante movimientos pélvicos.-No tolero el calor.-yo lo hubiera tolerado y muy bien, sobretodo si yo estaba arriba de su pegajosa piel.-las colecciones de invierno siempre son mas bonitas.-murmuró sacando su avanico para abanicarse, haciendo que deseara ser aire para poder pegarme como chicle a él.- ¿Podríamos tomar algo antes? Una parada en el camino para tomar un té chai...-dijo girándose hacia mí, yo seguía tragando saliva.-Si, helado... venden uno orgánico en Green house.-murmuró con una sonrisa.- ¿Podríamos ir ahí?

Estuve por decirle que mejor lo llevaba a la ducha y yo con él, sobretodo para asegurarme de que no estuviera pringoso... al menos por el sudor.

-Conozco una tetería, venden té frío y también helados orgánicos.-empecé a manejar esperando que el lugar, de aspecto árabe, fuera de su agrado y que “junior” se comportara.

-Oh.-susurró.-Bueno, estoy acostumbrado al Green House.-dijo con una sonrisa leve mientras dejaba caer su cabeza sobre el apoyacabezas del coche.-Pero como gustes, mientras tengan un chai helado.

-¿Sabes? se lo dije a mi madre, que soy bisexual, no le sentó tan mal.-comenté parándome en un semáforo.-También he arreglado las cosas con Yue.-¿se lo decía para qué?¿qué me proponía? no iba a tenerlo en mi cama ni aunque fuera libre, eso estaba seguro sólo por ver que me trataba como un mocoso. Pero nada perdía con intentarlo.-Lo dejé. Tenías razón y mi hermana me dijo prácticamente lo mismo.

-oh...que bueno.-parecía algo sorprendido, yo tan sólo ardía.- siempre es mejor vivir sin secretos que hagan que todo se enturbie...

Lo miré de nuevo, cuando creí que ya estaba calmado y no... Ahí estaba mi erección. Para algunos será cómico, para mí era doloroso. No poder tocarme, no poder tocarlo, era una tortura.

-Junior... quieto.-susurré mirando hacia otro lugar.

-¿Junior? ¿Eh? ¿Así que hablas solo?-no era sólo concretamente.

-Pensaba, pensaba en voz baja. Bueno más bien cantaba.-dije con una sonrisa obviando todo, pero no podía. Esa espalda, ese maldito cuello y esos labios. Estaba por lanzarme sobre él y despelotarlo frente a todos.-No sé porqué te cuento todo.-si lo sabía, pero para qué.-Me gustas, quiero decir.- ¿lo dije? ¡Un jamón pata negra! eso lo arreglaba.-lo que deseaba decir es que como persona eres muy agradable.

Se sonrojó acomodándose un mechón de su cabello tras su oreja, yo deseé hacerlo. Por unos instantes me dieron ganas de hacerlo yo mismo. Pero tocarlo me haría perder el control.

-Oh gracias.-susurró mirando las alfombrillas del coche.-Tú también eres muy agradable.-musitó.-la mayoría de las veces.-añadió con una risitas de esas inocentes, encantadoras, y que me daban ganas de lanzarme sobre él y violarlo en el mismo asiento.-Solo bromeaba.-se inclinó levantando su pantalón mostrando su venda.-Al menos ahora combino.-dijo mostrándomela y yo miré un instante la venda.-Me he mandado traer de todos los colores, no podría andar sin combinar por ahí.

Reí cuando dijo aquello y al parar de nuevo le acomodé sus cabellos. No sé porqué me atreví, sin embargo no sólo quería tocar sus cabellos. Porque tal vez llevaba demasiado tiempo controlándome.

-Mamá no mentía cuando me dijo que me agradarías.-dije con una sonrisa en los labios y noté que el semáforo se puso en verde de nuevo. Iba lento porque se mareaba, era considerado y además quería tenerlo un rato más así.- ¿Tienes novio? lo siento, he sido indiscreto... lo siento.

-Yo.-empezó a balbucear, tal vez pensando una respuesta.-Yo.-miró hacia debajo de nuevo.-No, no tengo novio.-dijo mirando por el lado de su puerta.-Antes.-masculló.-bueno, desde que salí de París.

No dijo nada más y quedó mirando al frente, deseaba girar su rostro y besarlo… pero creo que aún más deseaba gritar como un loco y hacer fuegos artificiales. Sin embargo tan sólo sonreí.

-Es una lástima.-susurré.-Eres atractivo, no deberías estar solo.-no, claro que no, y si era a mi lado en la cama mucho mejor.-No lo digo por cumplir, realmente lo pienso ya sabes que soy así de bocazas.

-Gracias.-titubeó en un murmullo.-Pero prefiero estar solo.-dijo bastante serio, creo que lo pensaba realmente. Sin embargo no podía pensar que alguien como él deseara estar solo. La soledad no era buena compañera, no se podía reír sus bromas ni admirar en silencio.-Creo que estoy mucho mejor así ahora...-su tono fue de melancolía y mi mente no tenía idea de cuanto daño podían haberle hecho, si bien yo quería restaurar ese daño y hacerlo feliz. No había sentido eso por Yue jamás, esa ternura y esa necesidad de palpar su piel eran únicas.-Aparte, así puedo conocer a amigos interesantes... y bueno, siempre estoy rodeado de las modelos, me tienen mimado.

Aparqué mientras lo escuchaba y me quité el cinturón de seguridad. Le tomé del mentón y le observé.

-Me sinceraré contigo.-comenté.-Me gustas, pero ya no sólo es atractivo físico sino también como eres. No quiero hacer nada para incomodarte pero.-hice un inciso observándolo.-pero comprendería que lo hiciera...sobretodo por algo que no puedo controlar ya.-me aproximé a sus labios y comencé a besarlo, esta vez de forma fogosa, olvidando donde estábamos y que nos pudieran ver. Mi lengua se proponía estimular la suya y mi mano del mentón no se marchaba, aunque la otra acariciaba su mejilla. No sentí que correspondiera mi beso, más bien quería apartarme de su lado. Al separarme lo observé.-Mejor te llevo a casa y lo mejor será no vernos en un tiempo... sé que esto sólo te ha hecho sentir mal.

Apenas le solté salió corriendo boqueando por aire, buscaba tranquilizarse. Parecía que había cometido un crimen o que le iría a hacer daño. Yo sólo quería al menos un beso que tener en la cabeza, que hacerme sentir que podía tener más en un futuro. Pensé que tal vez me abofetearía o quizás que se dejaría seducir, siempre era así. Pero él salió corriendo cojeando y haciéndose daño seguro. Se olvidó las muletas y la maleta que llevaba, todo. También noté que lloraba, que sollozaba. Yo bajé del coche de inmediato y fui tras él.

-Olivier!-dije al ver lo que hacía, se iba a lastimar. Lo tomé en brazos como pude, intentaba que no apoyara más el pie.-Escúchame, lo lamento.-lo tenía frente a frente y deseándolo más que nunca. Era algo que no podía evitar por mucho que me alejara de él, quería estar pegado a su piel contaminándome con ese veneno que me trasmitía su sola presencia.-Esto no es un capricho, me siento bien contigo... no sé si piensas que actúo movido sólo por las hormonas, pero no.-en parte tenía hormonas, pero no era sólo eso.-Yo no te quiero hacer daño... pero callármelo sólo me hacía sentir ridículo. Sé bien que nunca vas a estar con alguien como yo.-algunas lágrimas por la impotencia comenzaron a surgir. Mi hermana me había dicho que tuviera paciencia. Yo era de esos que llegaba y agarraba lo que quería, si bien él no estaba dispuesto a ser atrapado.-Vuelve al coche, te llevaré a casa.-ante mis palabras sólo se abrazaba más a él y negaba, negaba todo lo que decía.

-Tienes razón.-dijo mirándome firmemente a los ojos.-debemos dejar de vernos.-eso fue un puñal.-no puedo.-musitó.-no puedo.-susurró más débil dejando libre su cuerpo, prácticamente desvaneciéndose.

Eso que dijo eran mis palabras repetidas por él, pero me dañaron aún más en sus labios que en los míos. Tan sólo tomé mejor en brazos y lo llevé a la sombra. Él estaba abrazado a mí, pegando sus brazos entorno a mi cuello y sollozando. Hubiera dado todo lo que tenía por unos minutos más con él de ese modo. Próximo a nosotros había una máquina de refrescos, era de una pequeña tienda de comestibles, saqué un té frío y se lo tendí.

-Bebe, por favor.-susurré manteniéndolo pegado a mí, deseaba palpar su cuerpo y sentirlo mío únicamente unos segundos.

Aún recargado en mi pecho comenzó a beber el refresco y a tranquilizarse. Me senté en un banco con él sobre mí hecho un ovillo, era imposible no desear quedarse eternamente de esa forma.

-Perdón.-musitó.-Perdóname Hizaki, pero no puedo.-me pedía disculpas cuando yo había sido quien le robó el beso, quien se precipitó por la euforia de saber que podía ser alcanzable. Tenerlo y no tocarlo era demasiado cruel, prefería un millón de veces más que me cortaran los brazos a no poderlo abrazar.

-No debí decirlo.-respondí.-Deseaba decirte lo que sentía, Miho me dijo que tuviera paciencia y yo no soy paciente. Ya me avisaron que podía dañarte, sin embargo lo hice-era demasiado parecido a mi padre, en casi todo. Tenía algo de paciencia y ese poco era herencia de mi madre. Si bien, actué como él, como él hubiera actuado en ese momento.-Pero aunque lo hubiera sido no hubiera logrado nada ¿verdad?-intenté sonreír, pero por dentro tenía ganas de huir a mi lugar favorito y desahogarme llorando. Al fin conocía lo que era la derrota, mordía el polvo en algo que se estaba convirtiendo en necesidad.-La he cagado con todo el mundo, incluso voy a ser padre y... lo peor es que estoy decepcionando a las personas que quiero. Primero a mi madre y luego a ti... pronto serán mis hermanos, mi padre y su pareja.-no sé que pensaría Phoenix, pero seguro que me hubiera llevado un buen golpe al comportarme como un patán. No quería ni pensar en los arañazos de Jasmine o las increpaciones de mi hermana.-No hago nada a derechas.

Él seguía llorando, noté que se puso a llorar aún más cuando dije aquel último comentario. Supuse que era parte de sus preocupaciones. También él deseaba enorgullecer a mi madre, alimentar su orgullo.

-No.-dijo en un murmullo.-No es tu culpa Hizaki.-susurró algo más firme.-Yo.-masculló.-Soy yo, no puedo.-lo miraba mientras hablaba, tan frágil que necesitaba protegerlo, pero debía alejarme y lo sabía.-No puedo relacionarme con alguien más todavía no.-pensé que debió ser traumática la ruptura con su pareja, que lo decepcionó terriblemente y le dañó cada molécula de su alma para comportarse de ese modo.-Y creo que tu mamá está orgullosa de ti.-aquello me lo había dicho ella, pero la decepcionaría de todas formas con lo del bebé.-Siempre habla bien de ti.-se acomodó mejor sobre mi pecho y lo rodeé con mis brazos, deseaba que se quedara a mi lado.

-¿Una mala experiencia?-pregunté acariciando sus cabellos.-Puedes contármelo, eso desahoga.-susurré besando su frente, no podía evitarlo. Era inevitable no desear acariciarlo, besarlo o simplemente escucharlo. Tenerlo así es como deseaba estar todo el día.-Oly.-murmuré levantando su mentón para que me mirara.-Piensas que es un capricho, aunque no me lo digas, pero esta vez no es así y... es curioso porque nunca me sentí tan seguro de algo y mucho menos de algo que no puedo tener.-con Yue no había sido así, ni con Lexter... con nadie ¿por qué? Soñar con él no me servía de nada, más bien me intranquilizaba. Me di cuenta que me había enamorado de él. Que eso era todo lo que sucedía. En ese preciso instante podía decirlo con propiedad, aunque tan sólo me lo dijera a mí como pequeña autoconfesión rebotando por mi mente.

No hay comentarios: