18/10/09

La hora de la verdad VI


-No.-dijo en un murmullo.-No es tu culpa Hizaki.-susurró algo más firme.-Yo.-masculló.-Soy yo, no puedo.-lo miraba mientras hablaba, tan frágil que necesitaba protegerlo, pero debía alejarme y lo sabía.-No puedo relacionarme con alguien más todavía no.-pensé que debió ser traumática la ruptura con su pareja, que lo decepcionó terriblemente y le dañó cada molécula de su alma para comportarse de ese modo.-Y creo que tu mamá está orgullosa de ti.-aquello me lo había dicho ella, pero la decepcionaría de todas formas con lo del bebé.-Siempre habla bien de ti.-se acomodó mejor sobre mi pecho y lo rodeé con mis brazos, deseaba que se quedara a mi lado.

-¿Una mala experiencia?-pregunté acariciando sus cabellos.-Puedes contármelo, eso desahoga.-susurré besando su frente, no podía evitarlo. Era inevitable no desear acariciarlo, besarlo o simplemente escucharlo. Tenerlo así es como deseaba estar todo el día.-Oly.-murmuré levantando su mentón para que me mirara.-Piensas que es un capricho, aunque no me lo digas, pero esta vez no es así y... es curioso porque nunca me sentí tan seguro de algo y mucho menos de algo que no puedo tener.-con Yue no había sido así, ni con Lexter... con nadie ¿por qué? Soñar con él no me servía de nada, más bien me intranquilizaba. Me di cuenta que me había enamorado de él. Que eso era todo lo que sucedía. En ese preciso instante podía decirlo con propiedad, aunque tan sólo me lo dijera a mí como pequeña autoconfesión rebotando por mi mente.

Alejó su mirada de mí mientras se limpiaba las lágrimas. Parecía tan frágil que temía que se rompiera como una pompa de jabón. Era demasiado dulce como para no desear abrazarlo, acariciarlo y susurrarle que uno estaría siempre ahí. realmente quería estar ahí para ayudarle, para que jamás volviera a llorar como había hecho por mi culpa.

-Perdóname Hizaki.-repitió de nuevo, como si fuera lo único que supiera decir.-Ha sido mi culpa reaccionar de esta manera.-se incorporó y se alejó de mi, cuando yo deseaba todo lo contrario.-Quizás lo mejor que podría hacer es fingir que no ha pasado.-murmuró.-Tienes muchas cosas en la cabeza como para quebrarte la cabeza conmigo.-si supiera que él era lo único que pensaba, lo único que tenía en la cabeza, salvo los momentos en los que me preguntaba como sería mi hijo.-y me gustaría ser tu amigo... ¿podemos ser amigos?

-Sí, lo necesito.-no quería perderlo, haría cualquier cosa por mantenerlo pegado a mí y así espantar a cualquiera que se aproximara.-Pero dime ¿estás seguro de querer ser amigo mío? soy cabezota, nudista y sobretodo a veces un poco corto.-sonreí intentando aliviar la carga que parecía llevar sobre sus hombros, él no tenía culpa de nada.-Oye lo de que voy a ser padre ni se te ocurra decírselo a mi madre. La chica no quiere el niño, así que cuando lo tenga será únicamente responsabilidad mía y puede que mi madre me mate. Claro, que si no lo hace antes mi padre.

-No te preocupes, se ser discreto.-dijo alzando el rostro, ya algo más calmado. Se apoyó entonces en el árbol que estaba demasiado próximo al banco, casi podía ser un respaldo perfecto más que los hierros que poseía.-Creo que es mejor si tomo el taxi que había dicho.-masculló algo entristecido.-Tal vez otro día podamos tomarnos ese té.-dijo en un tono conciliador, pude notarlo que no fue algo que realmente le apeteciera.

-Te puedo llevar a tu casa.-dije levantándome para quedar próximo a él pero a una distancia algo aconsejable.

En ese instante pasaron dos de mis compañeros de la banda. No sabía como iba a reaccionar el hermano de Yue.

-¡Que hay Hika-kun!-gritó el novio de Aniel.

-Hola Ismael.-respondí.

-Vamos al polideportivo ¿te hace? echar unos tiros.-comentó el que fue mi cuñado hasta ese entonces. Miró de forma despectiva y acusadora a Olivier, pero era mi decisión y él no podía hacer nada. Las relaciones se rompen y punto.

-No, Hiro. Llevaba mi amigo a su casa.-los dos lo observaron largamente y luego a mí.

-Vale, nos vemos a la noche.-lo decía por la mensajería, él quería tratar conmigo el tema de unos arreglos desde hacía días.-No te olvides que a parte de tu carrera en solitario está nuestra banda.-chocamos las manos y se marcharon.

-¡Suerte con la conquista Mr Sushi!-gritó Ismael.

Gruñí, o al menos creo que lo hice. Odiaba que me llamara de esa forma. Además no era una conquista, al principio así fue pero se destrozó todo.

-¿Puedo llevarte? por favor.-quería tenerlo cerca, así me aseguraba poder verlo un rato más. Me aproximé más a él y coloqué bien sus cabellos.-No puedo dejarte aquí

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