21/11/09

Medidas del alma XVI


-Ropa.-dije sin más.-Cada uno va como le apetece. El amigo de Phoenix parece una chica y es más, se comporta como tal.-me encogí de hombros.-¿Te han juzgado por ello? pues me parece un poco de inútiles. Sí es eso lo que quieres decir.-mi padre me había dicho siempre eso, las apariencias no importan sino lo que realmente seas.

Apretó con rabia una de las prendas mientras la observaba.

-Lo dices muy fácil Hizaki.-susurró.-has crecido, dentro de lo que cabe entre personas de mente abierta.-añadió girándose levemente hacia mí.-Yo.-balbuceó para continuar de forma firme.-mi familia siempre me ha amado y me han permitido todo.-unos buenos padres siempre conceden la creatividad, la libertad de elección, pero con restricciones para que no termine siendo un malcriado. El hombre que tenía ante mí no aparentaba ser un niño de papá y mamá, sabía ganarse las cosas con su talento y su talante.-pero no es fácil ir a la escuela y tú pensar que eres lo mas bonito que hay sobre la tierra con un enorme vestido de princesa de tu hermana mayor.-aquello me hizo sonreír, pues recordé una etapa en la que no quería sacarme un traje de superman.-y recibir la peor paliza de tu vida solo con 6 años...-la sonrisa se borró y mi rostro se tensó.-Viví más de diez años así, aunque lo escondía a mis padres para no preocuparles. También porque amaba aprender, no quería que me impidieran ir a la escuela.-realmente amaba aprender, yo también, pero siempre me dio alergia los exámenes.-Me fui a Bélgica huyendo de todo, viajé por toda Europa, y pensé que era mejor así.-masculló.-Me convertí en esto.-miró directamente a su ropa.-Un diseñador cuya imagen le ayudaba a crear controversia, parecía estar todo bien.-dijo apartándose de su armario para sentarse en un sillón de la habitación.-Hasta me di permiso de amar a alguien, alguien que resultó más cruel, maldito y sádico que cualquier otra persona que hubiera pasado por mi vida.

Una furia asesina me hizo prácticamente echar espuma por la boca. ¿Quienes se creían? Juzgar así a alguien, a cualquiera, era algo que odiaba. Sobretodo ¿qué se creía su anterior pareja?

-Te contaré algo.-dije serio quedando frente a él.-Mi padre desde tierna edad le golpeaban en casa por ser como era, cuando cumplió mi edad afrontó su bisexualidad y su padre juró matar a mi tío Hero si no se largaba a Europa y dejaba de ser un asqueroso invertido.-comenté cerrando los ojos para luego abrirlos.-Ha sufrido y sufre ahora, se detesta por no haber tenido entereza. Créeme cuando te digo que no te compadezco porque has tenido los cojones de ser lo que querías, no achantarte. Pero también créeme que ahora mismo si agarrara a alguno de los que se atrevieron a levantarte una mano... te juro que les arrancaba el brazo con un sólo movimiento de las mías.-me arrodillé frente a él.-Yo no te quiero dañar.-dije mirándole a los ojos. No quería dañarlo, era cierto, quería cuidarlo.

-Espera.-dijo antes de que yo pudiera continuar hablando.-Yo...tampoco quiero dañarte- dijo levantándose para ir hacia el armario y tomó una caja que estaba en uno de los estantes superiores. Parecía una pequeña caja de zapatos, sólo eso.

Se sentó de nuevo sacando una foto algo arrugada, no podía ver la imagen pues aún la tenía vuelta hacia él. No sabía porqué tanto misterio, porqué podría dañarme. Si bien, nada más girarlo me quedé asombrado. El fondo era Notre Dame, Nuestra Señora, un día soleado y en primer plano estaba él con otro hombre. El hombre que le acompañaba era de aspecto asiático, tenía cierto estilo al mío y sus rasgos se asemejaban sobretodo los pómulos y el pelo.

-Se llama Brandon.-dijo con voz ahogada.-fuimos pareja.-sentenció.-y él.-sus ojos parecían llenarse de lágrimas que no deseaban salir, tal vez para no parecer débil.-él es la razón por la cual huí de París.

Tiene un cierto estilo como el mío, pero yo jamás te haría daño.-se la devolví sentándome junto a él pero en el suelo, me había quitado los zapatos y mi aspecto era algo desaliñado en ese momento, nunca permitía verme mal frente a alguien. Aunque no lo pareciera me arreglaba sin que así lo pareciera.-Y bien... sigue contado.

-Sigue contando.-repitió con amargura.-¿Qué quieres saber Hizaki? ¿Cómo la persona, que es el amor de tu vida, te rompa el alma a cada paso? ¿Quieres oír cómo si fuera una novela el tiempo que traje un yeso el día que me torció demasiado el brazo? El mismo día que creyó que había estado coqueteándole a un modelo y que por ello desterré a los hombres de mis colecciones. O mejor ¿quieres oír como si me portaba bien era el hombre más perfecto del mundo? ¿O quieres oír lo que pasaba si me portaba mal?

-Quiero su nombre y apellidos, su dirección y rápido porque ya me estoy cabreando.-mis ojos eran puro fuego.-Yo a él si que le voy a dar yeso y plomo si puedo.-no solía ser violento, pero si había algo que odiaba era que tocaran a mi familia o a mis amigos. Entonces recordé algo calmándome y lo observé con mis ojos habituales.-¿Es por eso por lo que llorabas? ¿pensaste que te golpearía? Deja que te diga que jamás pegaría a un amigo o alguien de mi familia, yo sólo me golpeo en torneos y cuando molestan a los míos.

No hay comentarios: