27/4/10

Tritones de piscina II


Yo entonces recordé porque no solía ir a la piscina, porque todos me atosigaban y no los soportaba. Miré como gato acorralado a mi zanahoria, pero él seguía mirándolas con malos ojos.

-¡¿Has visto su videoclip?! ¡Yo quiero ser esa chica!-gritó otra y en menos de dos minutos había unas veinte chicas atosigándome.

-¡Olivier!-grité desesperado mientras tiraban de mí unas y otras. Incluso perdía equilibrio en el agua. Intenté salir y en mi salida fue peor. Todas me jalaban y arañaban.-¡Oly!

Por unos momentos pensé que dejaría que esas locas me ahogaran y despellejaran. Me sentía como en la escena de dibujos animados de Hércules, sólo faltaba que una gritara que tenía una gomilla mía del pelo. Era increíble como las hormonas femeninas podían desquiciarse tanto. Pero finalmente lo vi venir hacia nosotros totalmente calmado, y digno, haciendo gala de una templanza extrema para entrar en aquella maraña de locas en celo. Tiró de mí apartándolas y fulminándolas a la vez con la mirada.

-Lo siento chicas pero Hiza es alérgico a las gatas.-dijo con una sonrisa venenosa, pasó de ser zanahoria a gran pitón frente a ellas. Tiró de mí y me llevó algo apartado de aquel jaleo.

-Acabo de recordar porqué no venía aquí.-dije mirándome los brazos con arañazos. Tenía incluso sangre en el hombro y en una de las muñecas.-Puras locas... -murmuré dejando de mirarme para observarlo. Escuché tumulto a mis espaldas y me giré contemplando como venían todas a quejarse. Yo simplemente hice lo que tenía que hacer, mandé al carajo todo. Lo agarré de la cintura pegándolo bien a mí, cadera con cadera, para besarlo de forma pasional. Parecía un beso tórrido de esos de película romántica. Muchas comenzaron a chillar, no de felicidad precisamente y obviamente terminaron insultando a toda la estirpe masculina.

Él me echó los brazos al cuello y se quedó riendo bien pegado a mí al terminar el beso. Sin embargo de repente se callaron. Yo sólo miraba a él, así que no me percaté de porqué callaban todas. Una tosecilla me sacó de aquel momento dejándome como una piedra, parecía que había visto a Medusa y en realidad veía a mi madre.

-Olivier.-dijo en un tono de voz perspicaz que helaba la sangre.-Hizaki.-susurró dejándome aún más parado. Nos miró como si nos clavara mil puñales con sólo un vistazo.
-Clarissa.-se separó de mí limpiándose el agua de la cara e intentando estar presentable.-¿Cómo estás?

-No tan bien como ustedes ¿verdad?-dijo mirándonos por encima de sus gafas Chanel.

Finalmente me decidí a decir algo, aunque no era del todo coherente viendo el percal de la situación. Pero yo ya le había dicho cual era mi decisión, lo haría sí o sí. Ella no podía impedírmelo.

-Anda... que buen día para la piscina ¿no mami?-intentaba salir del encantamiento de estatua y poder enfrentarme a ella. En mal día decidí traerlo y sobretodo en buena hora comenzamos a besarnos.-¿Un refrescón?-ya me había dicho que no me acercara a Oly, pero a mi me importó bien poco. Tomé una de las botellas de agua de Oly.-¿Un poco de agua?

-No.-susurró.-Gracias.-añadió sin dejar de mirarnos como lo hacía.-Iba a un brunch con los accionista de una empresa, en la cual pienso invertir.-dijo mirándonos escrutadoramente.-Es bueno saber que estás en buenas manos Olivier.-aquel tono frío helaba la sangre de cualquier ser vivo.-Y tú Hiza siempre puedo confiar en tus decisiones ¿verdad?-dijo en un tono sarcástico bastante notable.

-Mamá es mi vida.-dije algo más tranquilo.-No debería de importarte lo que hago mientras sea feliz. No soy un niño pequeño, ya crecí.-mis palabras estaban cargadas de seriedad, cuando hablaba así era igual que mi padre.-Cada uno elije a quien desea tener en su vida ¿no es así? Igual que tú decidiste en su día a mi padre... yo tengo todo el derecho a elegirlo a él.-mis ojos se clavaban en los suyos, a pesar del miedo que me daba todo aquello.-Ya notaste que me gustaba, sé lo que hablamos y yo elegí. Esto no debería de ser una sorpresa.

Olivier cada vez estaba más rojo, más avergonzado. Podía notar como se sentía pequeño, como un niño regañado por romper algo de su madre. No sabía donde meterse y tampoco bien qué decir.

-Clarissa nosotros...-soltó un suspiro.-Supongo que estabas enterada que nos vemos, pero sólo eso.-ahí venía su cagada, la veía venir.-Sólo eso, no te preocupes... no.-creo que ya se preocupó porque salíamos, no hacía falta detalle de confesar si habíamos estado o no en la cama.

Ella levanto la ceja tras sus lentes, fue lo único que hizo. Permanecía allí parada impasible. Todos nos miraban sin decir nada más. La tensión se podía cortar con un cuchillo.

-Bueno tengo cosas que hacer para estar dando un espectáculo gratuito en la piscina.-dijo encajando el golpe que había soltado Oly.-Así que a los dos.-levantó la mano despidiéndose.-Vayan a desayunar a mi casa, el miércoles, al medio día. Supongo que sigues siendo un dormilón ¿no Olivier?-dijo girándose leve sin dejar de mirarnos.-Platicaremos como es debido, y les agradecería que no hicieran espectáculos en un lugar tan delicado como es el club.-Sonrió sin dejarnos decir nada más, sólo nos quedamos contemplando como se iba.

-Aún...-le escuché balbucear.-¿Aún estoy vivo Hizaki?-preguntó sin poder moverse.

Caí de rodillas al piso jadeando, mientras la veía marcharse con su taconeo habitual.

-Estamos vivos... de momento.-dije poniéndome de pie, las piernas me fallaban por culpa de los nervios. No podía evitar sentir que el alma volvía a mí después que ella se fuera. Lo tomé del rostro observándole a los ojos, deseando que me mirara y me sonriera para poder tranquilizarme del todo.-Nos mata... esta bruja nos mata.-besé su frente, para luego volver a mirarle a los ojos.-Pero no me importa demasiado... créeme, yo creo que ya no soy su hijo.

-Hizaki.-me recriminó apartándose para ir hacia la mesa, tomó la botella de agua entre sus manos y me miró con cierto deseo de estampármela en la cabeza.-Eres muy cruel con tu propia madre, ya sabíamos que esto iba a pasar. Sólo tenemos que agradecer que es una dama y no hubo gritos. Se sentó poniendo los codos sobre la mesa y la cara pegada a sus manos.-Al final de cuentas es una de mis amigas más queridas, y siempre me ha apoyado. Por eso no es justo que hables así de ella.

-Nos va a despellejar.-dije quedándome frente a él.-No conoces a mi madre, se lo guarda todo y cuando puede te lo lanza. Dios recuerdo cuando mi padre metía la pata en cualquier cosa... lo mataba con una mirada.-suspiré sentándome a su lado.-¿Sabes? prefiero que le quede claro que no iba a seguir sus consejos... pienso salir con quien yo diga no con quien ella piense que es el mejor. Odio que me intente organizar en ese sentido mi vida. No es ella quien elije, además ella tomó a mi padre por esposo cuando no le agradaba demasiado a mi abuelo.

-No será mi madre, pero la conozco como amiga y ella me ha ayudado demasiadas veces. Veces en las cuales siquiera has tenido conocimiento de ello. Es generosa, entregada y sí una control freak.-se echó a reír entonces.-Dios me sentí peor que cuando mis padres me sorprendieron con mi primer novio en el jardín de mi casa.-murmuró relajándose al final, también relajándome un tanto a mí.-Iremos a desayunar Hiza, se lo debemos.

-Sé lo generosa que es, créeme. Pero también sé lo dura que puede ser y bien que casi me mata al saber mi bisexualidad, pero tan sólo tragó con orgullo y se lo guardó.-entonces cerré los ojos y me relajé.-Ella esto se lo veía venir, tanteó mis celos... cuando me habló de ese amigo vuestro fotógrafo.

-¿De Trevor?-inclinó su cabeza intentando comprender, o al menos meter esa información en su mente.-¿Celoso de Trevor?-alzó leve la voz y empezó a reír a carcajadas.-¿Tienes idea de como es él y de cómo soy yo? Se no ta que no le conoces, ese tipo de hombre no coincide conmigo. Él es, él es...-no pudo reprimir su risa, así que volvió a reír a carcajadas. Yo tan sólo no entendía que había de imposible en ello.-En serio Hiza no sé de donde sacas eso.

-De mi madre... te dije que es cruel conmigo.-dije serio, pero luego me eché a reír.-Dios casi mato a alguien de camino al lavabo donde me acordé de...-seguí riendo.-Sólo me tranquilizó un poco de agua en la cara y un cigarrillo a escondidas... ni fumar me deja, bueno ya lo dejé.-comenté rascándome la cabeza.-Mi hermana me tiró la cajetilla por el inodoro.

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