5/5/10

Tritones de piscina III


-¿De Trevor?-inclinó su cabeza intentando comprender, o al menos meter esa información en su mente.-¿Celoso de Trevor?-alzó leve la voz y empezó a reír a carcajadas.-¿Tienes idea de como es él y de cómo soy yo? Se no ta que no le conoces, ese tipo de hombre no coincide conmigo. Él es, él es...-no pudo reprimir su risa, así que volvió a reír a carcajadas. Yo tan sólo no entendía que había de imposible en ello.-En serio Hiza no sé de donde sacas eso.

-De mi madre... te dije que es cruel conmigo.-dije serio, pero luego me eché a reír.-Dios casi mato a alguien de camino al lavabo donde me acordé de...-seguí riendo.-Sólo me tranquilizó un poco de agua en la cara y un cigarrillo a escondidas... ni fumar me deja, bueno ya lo dejé.-comenté rascándome la cabeza.-Mi hermana me tiró la cajetilla por el inodoro.

-Bueno.-murmuró mirándome a los ojos.-Mucha gente pensó que él y yo, bueno que después de las fotos.-suspiró.-Sobretodo mi pareja, él creyó que yo me había acostado con Trevor y terminé, gracias a eso, con un brazo enyesado.-aquello me crispó los nervios, no podía mentir. Mis ojos llameaban por culpa de todo lo que había hecho ese cretino.-Él estuvo ahí conmigo, no sé si sentía culpable o qué.-yo también lo hubiera hecho, por culpabilidad y amistad.-Pero me ayudó, me ayudó con tu madre. Entonces entre los dos me convencieron para venir a esta ciudad. Por eso tal vez se quedó con esa idea.

-Vaya... así que un brazo roto.-las piernas le rompía yo a ese, o al menos es lo que pensé cuando lo observaba. Intentaba no mostrar mis sentimientos de ira, así que me intenté apaciguar y al menos tensarme demasiado.-A mí me pondría celoso unas fotos insinuantes, pero jamás te tocaría. Pienso que quien hace eso no tiene honor, ni orgullo y mucho menos derecho a nada.-lo miré y sonreí.-No te preocupes, tienes un guardaespaldas ahora.

-No son fotos insinuantes, de hecho es un trabajo bastante vulnerable, a mí me gustaron mucho y son las que te quería enseñar la noche en que te enojaste.-entonces me di cuenta que ese inútil y yo teníamos algo parecido, aunque su cólera la pagaba con él y yo simplemente me largaba.-Tengo un par de dibujos de otros amigos, conozco mucha gente que se dedica al arte y entre nosotros pues es normal ayudarnos e inspirarnos, por ejemplo tú en mi colección. Son favores nos vamos haciendo.-él me estaba inspirando para mi novela, también para mis canciones. No era por mera inspiración de amistad o favores, era porque le amaba y quería tenerlo conmigo aunque fuera por escrito. La imaginación me permitía sobrevivir a sus tira y afloja.

-Yo espero ser más que inspiración... aunque con los celos que te dan ya lo doy por hecho.-dije mostrándole mi mano aún con las marcas de sus uñas.-Mira que pensar que Bou era mi amante...

Eso hizo que cruzara los brazos sobre su pecho para echarse hacia atrás en la silla. Se molestó porque le recordara lo de la mano, pero momentos atrás también había demostrado posesivo. No le quería decir más, verlo un poco molesto me hacía sonreír.

-Eso fue por decirme idiota.-declaró.-Aparte tu padre no se explica bien. Aunque sabía que no podías tener gustos así, no es tu estilo.

-Mientras que sean inteligentes, agradables, delgados y diseñadores... me conformo.-sonreí deleitándome con su figura, se veía atractivo a pesar de no haberme dado lo que quería. No estaba en bañador, pero esa ropa le sentaba bastante bien..-Sobretodo franceses y vegetarianos.-me levanté y me quedé de rodillas en su silla de playa.-Ahora sólo me gustas tú, antes no tenía sentimientos.

-Bueno eso deja un grupo reducido.-se giró hacia mí para sonreírme.-Sería entre Jean Loutur y yo. Así que me aseguraré que no te topes con ese engreído come fresas pronto.-entonces se quedó pensativo como recordando algo.-Hablando de comida ¿podemos pedir algo? No desayuné nada más que un té negro ¿tienen servicio de cafetería aquí?

-Por supuesto.-dije con una sonrisa mientras me inclinaba levemente en una reverencia.-Si me acompañas te llevo.-puse mi brazo para que se enganchara a él.-Además hacen licuados de frutas tropicales, creo que te gustará.

-¿No pueden traerlo aquí?-preguntó sin hacer siquiera intento de levantarse.-Me gusta estar así. Tienen que tener servicio fuera del edificio.-susurró mirándome a los ojos.-Yo sólo quiero una ensalada y un té, sin azúcar.-dijo en un pequeño ruego y yo como idiota tan sólo asentía.-Mejor nos quedamos aquí ¿no?

-De acuerdo.-dije sentándome esperando que pasara algún camarero.

Solían venir algunos para traer los pedidos que se habían realizado en el restaurante. Cuando pasó uno cerca simplemente me levanté corriendo tras él. y cuando pasó un camarero me lancé a correr hasta llegar a él.

-Disculpa.-comenté quedando frente a él.-Sergio.-dije su nombre al ver la etiqueta que tenía puesta en el uniforme.-Me gustaría saber si podrías traerme un pedido.-indiqué el lugar donde estábamos.-Te pagaré propina.

-Por supuesto.-dijo con una sonrisa triunfal, sabía que yo dejaba buenas propinas y mi madre también.

-Quiero un sanwich vegetal, una cocacola, un té frío sin azúcar y una ensalada de frutas.-dije con una sonrisa y él asintió intentando memorizar todo.

-En unos diez minutos lo tienes señor Sakurai.-comentó.

-Te acuerdas de mi apellido.-me rasqué la cabeza.-Yo soy malísimo para eso.

Él sólo rió metiéndose dentro del local para traer el pedido. Yo regresé junto a Olivier con una sonrisa triunfal. Había conseguido lo que quería.

-Traerán el aperitivo en máximo diez minutos.-acerqué mi tumbona a la suya y miré el libro.-Oh el libro de tu amor...-dije en tono de burla.-¿Sabías que yo también escribo?

-¿En serio?-ese tono de voz fue “sí, te creo. Te creo, tú escribes y yo soy un alíen de otro planeta venido aquí para procrear”.-Si me hubieras dicho el otro día a lo que íbamos no hubieras batallado tanto conmigo para levantarme. Aparte, me hubiera vestido más decente.-alcé una ceja escuchándolo, sintiendo como no me creía.-¿Sabes qué deberíamos hacer? Estrenar tu loft.-me cambió radicalmente el tema.-Dando una fiesta, bueno el mío tampoco lo he inagurado.-dijo mirándome por encima del libro.-Invitas a tu padre y sus amigos, su pareja, a tu madre que se nos infarte, a Trevor, a Wilde... sería divertido.-sonrió y yo simplemente no podía dejar de pensar en su “ya, ya... te creo”

-No me crees.-dije algo molesto porque no me creía.-¿Quién crees que me hace las canciones?-comenté levantándome para ir a por mi mochila y buscar mi libreta. Era negra con una cruz plateada céltica. Siempre la llevaba conmigo a todos lados. Era especial. Necesitaba a veces dejar constancia de mis pensamientos y dejarlo en una nota siempre tenía la posibilidad de perderlo, desde que tenía el cuaderno me sentía más yo. Podía ver frases simples, poemas, canciones, escritos largos, comienzos de poemas.-Son míos, ten piedad. Están por fecha.-El primero era algo antiguo, dos años, pero siguiendo hacia delante había de todo, incluso tenía garabatos, había dibujado a mi padre y sus aventuras... cosas que me contaba y yo lo caricaturizaba.-La fiesta estará bien.

Tomó la libreta y comenzó a dejar pequeñas caricias sobre la pasta, dibujando las líneas de la cruz con sus finos dedos.

-No es que no te crea, sólo que nunca me habías dicho nada Hiza.-intentaba conciliarme como siempre hacía mi madre, empezaba a pensar que tenía complejo de Edipo.-Mira hacemos esto cher, no me gusta leer así esto. ¿Por qué no tenemos una cena y aprovechas para leerme algo cher?-sonrió haciéndome ojos de cordero.-¿S'il vous plaît?

-Oui.-dije resignado.-Si quieres puedes quedártela, leerla y decirme qué fallos encuentras. Mi padre tan sólo me adula, mi madre si tuviera existencia de la dichosa libreta la quemaría. No quiere que me dedique a escribir ni a cantar ni a bailar... tan sólo carreras, eso no me llena Oly.-comenté algo dolido porque no me comprendía mi madre, alguien que apreciaba a pesar de las diferencias que teníamos.-Yo quiero ser yo, no quiero que nadie me cambie.

Tomó mi mano mirándome a los ojos, la apretó leve y por unos instantes sentí escalofríos. Deseaba abrazarlo, pero sabía lo que pensaban ya muchos. Estaba cometiendo locuras por estar a su lado, por tener un poco de él.

-Quiere lo mejor para ti, ella cree que lo mejor es una carrera como la de tu padre. Aunque ahora se dedique a otras cosas.-sonrió leve.-Anda, sí vamos a desayunar con ella. Espero que puedan hablar de todo eso con calma.-suspiró y apartó su mano de la mía cambiando de tema.-Entonces cher ¿Cuándo quieres hacer la fiesta? Invitas a tus amigos, yo a los míos y que sea algo íntimo de no más de cincuenta personas.

Entonces apareció el camarero y él hizo el intento de pagar con su tarjeta.

-Mercí.-murmuró estirando la mano con la tarjeta de crédito.

-Ni se te ocurra cobrarle nada.-dije mirándole algo furioso. Yo le había hecho el pedido, a quién tenía que cobrar era a mí.

-Sí.-balbuceó.-Sí señor.-dijo tomando la mía que yo le ofrecía.

-Pagaste las bebidas de la otra noche ¿crees que voy a dejar que pagues esto? Al menos se equitativo.-ni de broma iba a dejar que pagara de nuevo, no quería que gastara dinero en nuestras salidas.

-Vengo en un momento... con...su tarjeta.-intervino el camarero antes de marcharse y yo simplemente sonreí relajando el rostro.

-Sobre la fiesta de acuerdo, no tengo más de diez amigos pero le diré a Miho que traiga a los suyos... no son muchos tampoco y me gustará conocerlos... -más bien madrear a uno de ellos. Quería golpear a Amaury, joderle todo el rostro y dejarlo para el arrastre. Me molestaba enormemente que mi hermana le tuviera cariño.

Tomó un tallo de apio mojándolo en el aderezo que traía, mientras se ponía pensativo. Esa pose me gustaba, me gustaba observarlo haciendo pequeños gestos que cualquiera pasaría por alto. Abrió su teléfono apuntando ciertas cosas, no podía ver bien qué anotaba pero simplemente veía sus dedos inquietos machacar las teclas.

-¿No crees que sería interesante tener una banda en vivo mon cour?

-Los salvajes de los amigos de mi hermana, ella puede cantar también y no olvides que tengo grupo.-sonreí de lado.-¿No sería bueno tocar nosotros? así verías nuestro talento.-después recordé a mi padre.-Puedo incluso invitar al viejo y que cante conmigo.-me gustaba que me hablara en francés, pero si yo hablaba en japonés no me entendería, yo sí a él porque sabía varios idiomas.-¿Te gusta el rock gotico y rock normal?... son los únicos grupos que conozco y que tocarían tan sólo por la comida... ah... y el hijo del novio de mi hermana toca el violín, el piano... podría dar un pequeño concierto ... pero sus piezas dudo que sean clásicas.

-No sé Hizaki, suena a mucha gente y si algo he aprendido con los grupos es que entre más sean más desastre. ¿Por qué no escoges tú a uno? Aparte, si tú estás tocando eso significa que no podrás ayudarme en las demás cosas que se presenten ¿no?

En ese momento mis celos se activaron. No cantaría yo. No tocaría yo. Sólo me pondría a su lado intentando no matar con la mirada a nadie. Se quedó viendo hacia el frente, a un punto fijo indefinido, y suspiró.

-Está bien.-murmuré, pero él siguió hablando.

-Yo no se´mucho de esa música pero ¿no es muy escandalosa? Digo si esa música dejaría hablar cómodamente a las personas, recuerda que los loft no son tan amplios.

-Entonces sólo le pediré a Eduart y a Cat, he oído que son buenos con los pianos y los violines. ¿Qué tal eso? Claro que si viene Cat vendrá su pareja... y el idiota de Amaury tendrá que venir.-murmuré el nombre de Amaury como un gruñido.-Pero si invito a mi hermana y a sus amigos este viene seguro, sí o sí.-sonreí ampliamente.-¿Qué tal así? Además conozco a alguien que sabe tocar jazz... el saxo... bastante bien.-ese era mi padre, era un vicio oculto, como muchos otros.

-Eso suena muy bien.-dijo con una sonrisa amplia.-Y los gatos de todo irán a partes iguales ¿eh?-me señaló con una tira de zanahoria, como si eso me amedrentara.-No haremos este despliegue de vanidad cada vez que necesite pagar algo.

-Los musicos vendrán gratis.-dije con una sonrisa bastante felina, una que recordaba a mi gato, el gato al cual pertenecíamos Miho, Hero, Jun y yo mismo... así lo llamaba mi hermana "gato sonrisas"-El que toca Jazz lo conozco desde que era niño, créeme lo hará gratis mientras haya sushi.

-Bueno, entonces creo que será perfecto.-se recostó sobre la silla cuando en un segundo brincó todo ilusionado.-¿Y si la hacemos temática? ¿Algo de los años veinte o treinta? Tú sabes, big bands, trajes, sombreros y demás.

Reí a carcajadas al ver como se iluminaba. Parecía un niño pequeño frente a muchos paquetes de regalo.

-Perfecto, invitaré a mi profesora de baile para que nos ayude a decorar todo... ahora con los últimos acontecimientos está algo mal, pero una fiesta la reanimará, supongo.-era una buena amiga, quería verla sonreír de nuevo.-¿Te confieso un secreto? el saxofonista es mi padre, aunque ese secreto lo desconoce mi madre. No quería quitarse el look serio ante ella, tal vez por miedo al rechazo, no sé.

Movió los pedacitos de lechuga de un lado a otro, tomó un último cubito de pan tostado y dejó el plato a un lado. Terminó por recargarse en el respaldo de la silla subiendo los pies al asiento. Yo lo observaba mientras terminaba lo que me había pedido, observándolo bien sin perder detalle.

-Supongo que ninguno de los dos conoce suficientemente bien la historia como para ponernos a opinar sobre todo. Es más, ni ellos mismos la conocen. Cada quien tiene su versión, pero es triste que nunca pudieron compartir sus pasiones por miedo a algo. Es realmente triste si lo piensas bien Hizaki. Es triste que tus padres tuvieron miedo de ser ellos mismos durante tanto tiempo, incluso con la persona que más amaban. Digo tu padre por temor a no ser el hombre serio que creía que esperaba tu mamá, Clarissa por temor a no ser la mujer perfecta que él supuestamente esperaba. Es algo triste. Al menos tu padre ha tenido el valor de recuperar mucho.

Sí, era triste. Era lamentable que ambos desearan ser lo que el otro debía esperar, o más bien creía que esperaba. Mi padre cortó su cabello, algo que le hundió porque era terriblemente apegado al rock y a sus pintas de macarra. Sin embargo, siempre delante de mi madre se mostró alguien centrado y sin aspiraciones artísticas más allá de una simple afición pasajera. Mi madre ocultaba tantas cosas, tantos secretos, que jamás pude averiguar qué es lo que jamás le mostró a mi padre y que sí. Ella era un misterio en sí y se hacía la mujer de hielo porque así la educaron. Sabía que mi padre amaba cuando mi madre se enfurecía o reía a carcajadas, pero lo hacía sólo en momentos puntuales. Creo que él buscaba que fuera más ella, más humana, menos centrada y más libre. En parte se cansó de sus intentos y también de ponerse máscara, se cansó de todo y fue perdiéndose la magia. Tenía mi versión porque yo viví sus buenos y malos momentos, yo era el fruto de uno de los mejores momentos de mi familia... fui en parte uno de los logros de mis padres y por ello buscaban que fuera lo que ambos deseaban, cada uno me presionaba a su forma aunque no se dieran cuenta.

-Ella no hace su vida porque no quiere.-le dije mirándole fijamente.-Es mi madre, pero no por ello diría que es atractiva si no lo fuera. Sin embargo, no creo que esté por la labor de escoger rápidamente a cualquier hombre que pase por delante. Exclusiva es en su ropa imagina en un hombre.-mordisqueaba lo que me habían traído y luego sonreí.

-Sí, supongo que eso es cierto. Es bastante quisquillosa. Me la llevará a París cuando vaya a la semana entrante, a ver si le puedo servir de Matchmaker y con eso tal vez me congratulo con ella de nuevo.-sonrió de nuevo mientras bebía agua y yo deseé ser el borde de la botella.

-Sí, porque además dudo que haya hombres en la ciudad que sean de su gusto... el único que conozco es Wilde y tiene dos defectos que lo hace incompatible. Wilde es gay y amigo de mi padre.

-Así que Wilde nada más es gay.-dijo con cierto asombro.-Pensaría que es bi, con ese porte que tiene. Yo sé de varios que se pondrán felices de saber eso.-sonrió nuevamente y deseé saber qué demonios pensaba, juro aún que me podía apostar mis motos a que lo imaginaba semidesnudo frente a él con un letrero de “soy tuyo”

-Bueno quien dice gay, dice bisexual. Pero sé que ha tenido un desengaño con un chico en la ciudad.-dije encogiéndome de hombros.-Además he oído que hay otro escritor importante por las calles... el escritor de fantasía juvenil del año.-suspiré.-Aunque a ese no le conozco, si lo hiciera estaría pidiendo que firmara todos los libros que tengo de él.

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