16/6/09

Ser O No Ser




Capitulo 2



Estaba en un momento de mi vida que no sabía que hacer con ella. Mi madre seguía encerrada en su reino de hielo, mi padre estaba más próximo a mí tras la conversación y Hero… Hero ya era otro decir. Seguía aferrado a que todo volvería a la normalidad, pero no era así y cada día que pasaba más se sentía abandonado por ambos. Mis padres no tenían contacto, el poco que tenía era para terminar lanzándose todo a la cara. No era nada agradable y yo necesitaba algo para sentirme vivo.

Mi padre siempre dijo que lo más importante en la vida era saber quién éramos para el mundo, a partir de eso podíamos saber nuestras posibilidades. Pasé días tumbado en la cama después de los entrenamientos y el estudio, días de introspección. No me veía como profesional de artes marciales, era mi pasión y no un trabajo, mucho menos como abogado o empresario, tampoco quería estar parado porque no era lo mío. Hice memoria entonces de lo feliz que me hacía una simple creación teatral en el colegio.

-Es increíble.-susurré.-Lo he tenido delante de mis ojos todo el inicio del curso.-me bajé de la cama y dejé que el frío del suelo helara mis pies. Comencé a buscar por toda la leonera que era mi habitación, hasta encontrarlo.

Era un folleto en un folio a color, las letras eran negras e impactantes junto a una frase supuestamente motivadora. La imagen era la fotografía del curso anterior y la fecha de inscripción finalizaba el día de los enamorados. El título era “Club Teatral del último curso” y el eslogan “Haz que vibre el escenario, crea emociones” en el pie de foto explicaban que el día de San Juan era típica la actuación de Don Juan Tenorio. El año anterior no fui por exámenes, no pude ver la representación. El examen era el de conducir, pero esta vez no sólo iría sino que me presentaría.

Eran las tres de la mañana de un diez de febrero, un martes cualquiera, que cambié mi vida por otra quizás más emocionante. Al recostarme en la cama, nuevamente, noté cierto alivio. Quería ser actor, al menos estudiar arte dramático. Quizás dedicarme más al baile, cuidar mi voz y podría ser actor de musicales. Aunque ya sabía la respuesta de mis padres, al menos creía saberla, un no rotundo.

-Debo de hablar con un tal.-miré bien la nota, estaba algo manchada y seguramente de algún resto de bocadillo.-Mario.-sonreí al descifrar el nombre emborronado.

Descansé tranquilo y no recuerdo bien qué soñé, aunque al despertar estaba la cama bien alborotada. Las sábanas por un lado, el edredón de plumas por otro, la almohada tirada y yo en el centro de todo aquel remolino.

-¿Quién es Olivier?-preguntó mi hermano desde el marco de la puerta.

-Y yo qué sé.-comenté recostándome bien en la cama, arropándome de nuevo pues estaba en boxer y era pleno invierno.

-Es que lo gritabas.-respondió algo confuso aferrado al marco de la puerta.

-¿No puedes dormir?-pregunté mirándole fijamente, él tan sólo negó y yo le hice hueco en la cama.

Normalmente mi hermano corría hacia mi dormitorio, tenía pesadillas y se agravaban con el estrés de todo lo que acontecía a nuestro alrededor en aquellos días. Lo abracé pegando su espalda a mi pecho, besé su mejilla y lo arropé. Mi hermano era lo único que tenía en esos momentos, algo que debía de proteger y cuidar con mi propia vida.

-¿Cuándo voy a ver a papá?-susurró medio dormido y yo simplemente me mordí la lengua.

Mi madre no estaba dispuesta a que todo quedara tal cual, no quería darle motivos y él menos. Debíamos de esperar a que se calmara para irnos aproximando. Se giró rodeándome por el cuello y besé su frente. Empecé a ser su padre, su protector, en cuanto él se marchó de casa. Hero no se daba cuenta, pero así era.

-Papá vendrá pronto.-dije tras un rato pensando en qué decirle.

-¿Papá aún nos quiere?-eso me dejó en shock.

-¿Por qué dices eso?-acaricié su rostro y aparté los cabellos de su frente.

-Tiene otro hijo nuevo, ya no querrá estar con nosotros.-no sabía como conocía ese dato, seguramente la televisión o cualquier medio de información.

-Eso no tiene nada que ver, en serio Hero.-besé sus mejillas y él se recostó bien sobre mi pecho.

Quedé con la espalda recta al colchón y él encima. Me abrazaba a punto de llorar y lo único que hice fue comenzar a cantar una canción. La inventaba sobre la marcha, él quedó dormido gracias a ello. Yo también me preguntaba si él aún nos quería, pero ver sus actos de aquella mañana no me quedaba duda. Nuestro padre nos quería, al igual que nuestra madre, cada uno a su forma.



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