27/6/09

Ser O No Ser IX

Ya que en este blog uso a Lee Jun Ki para ser Hizaki... he decidido hacer una edición especial en memoria de MJ. Espero que no le importe a nadie

-¿Qué?-dijo algo incrédulo.-¿Pretendes jugar a un videojuego antes que pasar conmigo cinco minutos al menos?-su tono de voz era bastante molesto, sin embargo sabía que podía calmarlo con dos palabras.

-Necesito descargar tensiones y no quiero hacerlo contigo, mejor dame un videojuego.-me apetecía echar una partida, si era con alguno de rol o golpes mucho mejor.

-No tengo.-mentía, lo veía en su cara.

-¿DS?-interrogué como si fuera un niño pequeño.

-Menos.-sus ojos estaban entrecerrados, sus brazos cruzados y se sentó a mi lado con la espalda demasiado erguida.

-Aburrido.-resoplé tirándome hacia atrás en el sofá.

-No, soy alguien que ama la literatura y prefiero leer antes que matar marcianitos.-aquello me hirió en parte, se las daba de intelectual como si yo no tuviera cerebro.-Tú no me entenderías, pero amo leer.-alcé una ceja cuando escuché esas palabras, parecía que tenía ganas de que lo humillara.

-En casa tengo una biblioteca de más de mil ejemplares, tengo el sumo gusto de aclararte que he llegado a leer dos volúmenes al mes e incluso tres si son demasiado finos.-me levanté y eché a caminar hacia la puerta.-Si crees que yo no estoy a tu nivel te equivocas, más bien soy yo quien está por encima de ti. Tranquilo, me iré y así no tendrás que soportar conversar conmigo. Tal vez te molesta demasiado que sepa más que tú y te lo restriegue en la cara.-al abrir el pomo de la puerta me giré.-Sobre el libro que estás leyendo, porque he visto que es el único que está fuera y con marcapáginas, te diré que lo leí con diez años. Es algo entretenido ver como encierran a un chico en una torre para luego darle el trono que merece, además del trato, regresándolo mientras le hacen pensar que es un sueño. Pero claro, qué puedo decir yo de Calderón pues soy tan lerdo que no sé ni a penas leer.-decía saber mucho de mí, pero no conocía mis notas en literatura y quizás tampoco en matemáticas o historia. Me había molestado tanto que tenía ganas de golpearle.

-¡Hizaki!-gritó corriendo hacia mí para agarrarme de la muñeca.-Perdóname, por favor.-rogó lloriqueando de nuevo.

-Suelta.-dije con el ceño fruncido.

-No, por favor Hizaki.-susurró con temor de que me fuera por esa puerta y jamás me volviera a ver. Se podía leer eso y mucho más en su expresión corporal, en su tono de voz y en su mirada.

-¿Por favor qué? Piensas como todos. Que por ser un niño rico, un tanto patán y amante de las peleas soy un idiota. No tengo cerebro ¿o qué? ¿Crees que compro mis notas? ¿Es eso?-pregunté empujándolo.

-Es que no es lo normal, no eres el chico típico.-si intentaba arreglarlo con ello, la estaba cagando más conmigo.

-¿No soy normal? ¿Qué soy? ¿Un juguetito nuevo? Uno de esos que consigues para un rato, le dices que son especiales y te los tiras. Terminas enamorándolos, los llevas a una felicidad estúpida y lo tiras como clínex. ¿O quizás soy tu única oportunidad de tener a alguien que no te use a ti? ¿Piensas que soy una hermanita de la caridad lo bastante idiota como para quedarse a tu lado? ¿Qué pretendes? Tan sólo nos hemos acostado una noche, nada más. Hemos mantenido una relación esporádica, podíamos haber seguido siendo amigos y poco a poco irnos conociendo. Si la cosa daba más, pues daba a más. Pero no, el señorito quiere meterme en una relación estable cuando no quiero.-no hablaba, estaba bien callado escuchando todo y se iba molestando aún más. Cuando llegó a su tope noté un buen bofetón.

-¡Cállate! ¡No vuelvas a juzgarme!-gritó agitándose entero.-¡Pensé que eras distinto! ¡Que me protegerías!-se abrazó a si mismo mientras lloraba.

Yo no sabía qué hacer, lo abracé y besé en la sien. Me había comportado como un idiota. Él temblaba bajo mis brazos, se aferraba bien a la tela de la camiseta. Ya no me iría, me quedaría. Sabía que con esas lágrimas me tenía que quedar a la fuerza. Sabía conmoverme como pocos, me hacían desear llegar a quererle o desearle como él lo hacía conmigo. Como él decía.

-Vamos, ya es tarde.-dije secando sus lágrimas.-Podemos ir a la cama, descansar y mañana será otro día.

-Será lo mejor.-susurró apartándose para ir hacia la cama y recostarse.

Yo me quité la ropa y me quedé en boxer bajo las cobijas y él hizo lo mismo. Abrazar a alguien era mejor que hacerlo a una almohada. Su piel cálida se pegaba a mí y sus manos acariciaban las mías que estaban sobre su vientre. Fue agradable esa sensación.

-Hizaki.-susurró tras un buen rato, casi una hora.-¿Nunca seré tu novio?-preguntó girándose para quedar recostado sobre mi pecho.-Necesito tenerte, saber que eres mío.-mis dedos inmediatamente acariciaron sus cabellos, se adentraron en ellos mientras le escuchaba.-Me gusta estar así contigo.

-A mí también.-dije besando su frente para después buscar sus labios y separarme antes de besarlos.-Verás, no estoy preparado aún para tener pareja.

-Yo tampoco lo estoy, pero quiero hacerlo contigo.-regresé a la búsqueda de su boca y esta vez sí me pegué a su aliento, me adentré entre sus labios y me hice dueño de sus impulsos.

No sé lo que sucedió, pero de un momento a otro estábamos comenzando a iniciar el sexo. Los besos se intensificaban y su mano bajo hasta mi entrepierna. Parecía dispuesto a darme lo que fuera con tal de que me quedara con él. Puede parecer patético por su parte, sin embargo empecé a pensar que quizás no era mala idea ser su pareja.

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