1/7/09

De los errores se aprende II


Cuando conseguí conciliar el sueño, tras horas aún encabronado, vino a mi mente aquel chico huidizo de mis sueños. Bailábamos algo pegados, no lograba ver bien su cara, pero he de reconocer que su cuerpo me era atractivo. Sus cabellos largos rozaban mis manos puestas en su espalda, era una sensación atrayente. Un foco nos deslumbraba, no conseguía ver más allá de sus labios. Esos labios que sonreía como cualquier idiota enamorado.

-Hizaki.-la voz de mi hermano entró en el sueño y me despertó.

-¿Quién es Oly?-interrogó confuso.

-Alguien que únicamente conozco en sueños.-murmuré acariciando sus cabellos.-No lo entenderías.

-¿Un amigo imaginario?-preguntó rascando su mejilla.-¿Cómo el que yo tuve un tiempo?

-Algo así.-susurré con una sonrisa leve.

No teníamos que madrugar y sin embargo estábamos despiertos, conversando. Sin embargo, yo estaba en otro lugar distinto e intentaba saber quién era ese chico. Sabía que tenía ciertos sueños premonitorios, aunque hacía años que no tenía uno. Me había olvidado de ese don proveniente de mi abuela, como siempre me había dicho mi padre.

Cuando se levantó corriendo para buscar a Clara y que le hiciera tostadas con crema de chocolate, yo me quedé en la cama pensativo aún. Tenía una sonrisa en los labios a pesar de la mala noche. Busqué el móvil, no sé porqué. Sabía que estaría atestado de mensajes de él, pero entre todos los suyos había uno diferente. Ese mensaje pertenecía a la única mujer que había deseado realmente, Anne. Estuve por borrarlo, pero su daño no era comparable al que había sentido horas atrás. Ella no fue la peor de todos, por lo tanto merecía al menos saber qué quería.

“Tengo que hablar de algo importante, algo crucial en nuestras vidas. Si recurro a ti es porque tienes parte de culpa.”

No sabía que pensar. Al principio creo que reaccioné con una sonora carcajada. Ella ya no formaba parte de mi vida, no había nada crucial para ambos. Pensé que todo era una excusa para verme, para que cayera de nuevo, pero esta vez iba preparado. Sin embargo, luego le di vueltas y creí que podría ser alguna noticia sobre algún conocido mutuo. Me preocupé, aunque también me perturbé con la idea de que fuera algo realmente grave.

Fui directo a la ducha, no reparé en el desayuno, y cuando bajé lo hice para ir directamente al garaje donde estaba mi moto. Me subí a ella y fui hasta su casa, no dejaba de pensar en lo que podía estar pasando. Pensé en un chico que conocíamos, que podía haberle pasado algo y necesitar nuestra ayuda. Cuando aparqué la vi entrando en el portal, llevaba una bolsa de panadería y salí corriendo prácticamente. Me saqué el casco cuando la intercepté y clavé mis ojos en ella.

-¿Qué?-dije en tono seco aunque algo nervioso, se notaba.

-Estoy embarazada y es tuyo, no he estado con nadie más.-aquello me hizo agarrarme al pomo de la entrada al edificio.

-No, no puede ser.-el sueño, el primero de todos, vino a mi mente y temblé.

-Sí, si puede ser.-dijo algo nerviosa, quizás al verme pálido y que mis piernas temblaban.

-¿Estás segura que es mío?-pregunté aún confuso.

-¿Crees que soy una puta? ¿Qué me acuesto con cualquiera? Voy a casarme Hizaki, contigo fue debilidad porque me atraías y porque hacía meses que no veía a mi chico.-suspiró y entrecerró los ojos.-No te preocupes, tan sólo te informo porque pienso abortar.

-No.-dije tajante.-Si es mío yo me haré cargo de él, dámelo a mí. Tú no lo quieres, no lo querrás para que tu novio no sepa que es un cornudo. Pero a mi no me importa cuidarlo, fue un error de ambos… sin embargo, es un error que quiero tener en mis brazos.-ella me miró incrédula y me palpó la frente.

-Estás enfermo o quizás loco.-comentó.-No puedes hacerte cargo de ti mismo, siempre en peleas, y mucho menos de un niño.-la agarré de las muñecas con cierta fuerza.

-Mata a ese niño y te juro que me las arreglaré para hacerte la vida imposible.-sentencié.

-De acuerdo, pero lo cuidarás tú. Yo no pienso hacer nada, tan sólo entregártelo.-me demostró en ese momento lo egoísta y rastrera que era.

-Sí.-dije mirándola fijamente.-Si ese niño es mío, después de una prueba de ADN al feto, se quedará conmigo y tú firmarás un documento donde me delegues custodia del niño en mí.-mis ojos estaban fríos y los de ella también. Era un trato, lo sellamos estrechando nuestras manos y después me giré.

Tenía que pensar, dar un paseo por la ciudad en moto y quizás terminar en el circuito aunque no era la de carreras. Debía tomarme un respiro de la realidad. Acababan de darme una noticia trascendental en mi vida, algo que jamás esperé tener y mucho menos con ella. Anne dijo algo más, pero no escuché. Tan sólo fui hacia la moto y empecé a dar vueltas durante horas.

Yo no podía ser padre, no me veía preparado, pero no quería que ese niño se perdiera. Apretaba los puños de la moto, me mordía el labio inferior e intentaba concentrarme. Terminé en las canchas de basket pidiendo que uno de los presentes me prestara el balón, ellos no estaban usándolo y yo necesitaba desfogarme encestando.

-Anda si es el nene de papá.-dijo un chico con el cabello oscuro, piel de vampiro y ojos de asesino en serie. Uno de tantos de los que se drogaban en un lado de aquellas canchas. Estaba tirado en las gradas, en el lado que hacía sombra, y me miraba directamente.-Bang.-tenía una pistola en sus manos y me apuntaba. Su risa era como la de un villano de ciencia ficción, sonaba como enlatada y fría.

-¿De qué te ríes so gilipollas?-me rebajé a su nivel porque me crispaba los nervios.

-De ti y de tu culo de niño rico.-dijo bajando pesadamente desde las gradas hasta quedar frente a mí.

-Yo seré un niño rico, pero tú apestas.-cuando dije eso me empujó y pensó que me tiraría al suelo, sin embargo simplemente me quedé inmóvil observándolo.

-Dámela.-dijo señalando la chupa que llevaba.

-¿Qué? Ni de broma.-puso la pistola en mi sien tras darle un giro al barrilete del revolver.

-Hay una bala, quizás tienes suerte y no te mato cuando apriete el gatillo.-ese tipo de amenazas me tocaba la moral.

-Quizás te parto las piernas y te golpeo tan duro que ni la zorra de tu madre te reconocerá al regresar a casa.-no sé que tuvo de gracioso aquello, pero explotó en nuevas carcajadas haciéndome recordar al mítico Joker.

-Como no vaya al nicho, la saque y vomite sus gusanos de la boca y cuencas oculares… para decirme ¡Ey Ama!, no te reconozco ¿estás más delgado o más puto?-reía como un maldito bufón, no tenía respeto a su difunta madre.-Aunque seguro que la boca no la tiene llena de gusanos, sino llena del pito de Belcebú.-me escupió en la cara y yo le golpeé en el vientre.

El arma cayó al suelo disparándose y él me miró enrabietado. Sus ojos eran los de un chacal o quizás los de un lobo salvaje. Tal vez se aburría y quería un poco de bronca para animar el ambiente, como si fuera una cantina del salvaje y lejano Oeste. Los puñetazos volaban de un lado a otro, los esquivábamos o bloqueábamos. También, por supuesto, terminaban en nuestros rostros. Las patadas y las llaves se precedían una tras otra. Tan sólo nos separamos cuando escuchamos las sirenas de policía retumbar como locas por las calles cercanas.

Eché a correr hasta mi moto y él simplemente corría como el diablo. Nadie hasta el momento había conseguido igualarme. Sus cabellos largos, su aspecto desaliñado y sus ojos, sobretodo esa mirada de loco perdido en el mundo, me hizo recordar a una vieja fotografía que tenía mi padre guardada en un cajón.

-¡Amaury!-gritó un chico de cabellos rubios y le siguieron otros dos más. Cuatro chicos corriendo como alma que llevaba el diablo. Todos vestidos de forma gótica o a lo rock star sin un céntimo en sus jeans.

Poco después supe quién era cada cual. Amaury William Rose era conocido por sus letras desgarradoras, su aspecto de ángel y su mirada de despiadado asesino en serie. En su boca siempre había una sonrisa estilo Joker y sus uñas largas se aferraban al micro de la banda local. Era el vocalista del grupo Dark City. Los que le siguieron eran el bajo, el guitarra y el batería. Sus nombres Axel Bierk, Jorge Ramírez y Ariel Moriarti aunque todos le conocían como Cerberus. Todos tenían causas pendientes con los juzgados de menores, de una u otra forma, por peleas callejeras y por posesión drogas, aunque no eran cantidades elevadas para ser detenidos por tráfico. Niños perdidos, eso eran, y que creían como héroes locales por su música y talento.

Me estuve informando porque me atrajeron en cierta forma, eran especiales entre los desechos que campaban a sus anchas en ese lugar. Yo no solía ir, iba siempre al club social, si bien me cansé de los niños que se creían dueños de imperios cuando únicamente serían sus herederos. No sabían lo que era la realidad ni el trabajo duro. Esos chicos sí, pero aún así tenía ganas de patear al tal Amaury o Dios Oscuro como solía llamarse.

1 comentario:

Mrs.Sakurai dijo...

¡¡AMAURY!! >/////<

Dale de madres a Hizaki! XD (admitelo Hizaki, el Ama te dara de madres y bien, y te ganará XDDDD)

Me ha gusto, me has hecho feliz XD hacia tanto que no sabia nada de él ^^ ¿Qué querias? Si no fuera por el inutil de Cyrano, ahorita lo tendrias de yerno XDDDDD (maldito Cyrano ¬¬)

Y bueno, lo de Anne... Haces bien ^^ (para que no digas que no te apoyo ¬¬)


PD para Amaury: Ama! No te preocupes, yo luego te doy su cazadora ^^ (¿Cómo se te ocurre apuntarle con un arma?) *notese que parece la mamá XD*

¡¡Soy Wendy!! La mamá de los niños perdidos!! Que lol!!