14/7/09

Demasiado rápido II


-Después dicen del machismo, joder.-dije colocándome la camisa que tenía todos los botones rotos, ese maldito cabrón me había destrozado una camisa de firma que yo mismo me pagué. Pensaban que yo no era capaz de pagarme mis cosas, de ganármelo, sino que todo lo tenía hecho y eso era lo que me molestaba de ser de la supuesta clase alta.

-Si quieres te lo coso yo.-susurró una de ellas mientras sonreía.

-No, gracias.-dije bastante molesto.-¿No tenéis algo mejor que hacer? Algo que no sea acosarme sexualmente. Por eso nunca saldré con una europea, no tenéis una ligera idea de lo que es una mujer de mi raza. Dios.-murmuré clavando mis ojos rasgados en cada una de ellas.-Sólo conozco pocas mujeres europeas que tengan autocontrol. Las demás, no tenéis ni idea de protocolo ni nada.-me giré caminando bastante molesto.

-¡Eres un imbécil!-gritó una de ellas.

-¡Vosotras unas acosadoras!-dije enfurecido, no quería saber nada de ellas.

-¡Maricón!-eso me molestó, me giré y las miré de frente.

-¡Más quisieras que lo fuera! ¡Simplemente tengo buen gusto!-me quité la camiseta y nada más volver a caminar todas gritaron eufóricas.

Me sentí en ese momento chico de club de streaptease para despedida de solteras. Miraba mi camisa, acariciaba los ojales deshilachados y pronto me di cuenta que no podría hacer mucho por ella. Estaba prácticamente estrenándola, amaba esa camisa y ya no la tenía. No iba a permitir que mi madre me comprara otra. Tenía frío al ir así por la calle, así que me puse la camisa a pesar de estar completamente destrozada. También lo hice con la chaqueta, esa sólo estaba pisoteada. Odiaba a ese crío, no tenía respeto por el buen gusto.

Cuando llegué a casa estaba allí Yue con una sonrisa triunfante. Se colgó de mi brazo y sonrió. Comenzó a colocarme todo bien, mirando los ojales y luego me besó en los labios. No quiso preguntar qué había pasado, quizás para no llevarse malos modos. Me abrazó y yo lo separé.

-Te he dicho que no.-dije tras un silencio impenetrable desde mi entrada.

-No está tu madre.-comentó haciendo un leve puchero.-Tu madre me dijo que me quedaba bien el pelo así.-tenía una coleta pequeña y sus cabellos estaban algo oscuros.

-¿Te oscureciste el pelo?-el negó y rió leve.

-En realidad no soy rubio, siempre quise ser como mi madre y como me da todos los caprichos me dejaba teñirme. Pero estoy por dejármelo castaño, al natural.-eso me sorprendió, realmente creía que era rubio de nacimiento.

-Te quedará bien, aunque te parecerás demasiado a tu hermano.-rió cuando dije aquello y se colgó de mi cuello.

-Hiza ¿a qué jugáis?-preguntó mi hermano bajando por la escalera.

-No jugamos, sólo hablamos.-dijo él caminando hacia mi hermano para revolverle los cabellos.

Se llevaban bien, siempre que venía a casa terminábamos los tres jugando a las videoconsolas o encestando en la papelera. Yue tenía eso a su favor, mi hermano lo adoraba y lo veía como un hermano más.

-¿De qué? ¿Ha salido un nuevo videojuego?-Hero a veces parecía no enterarse de nada, aunque creo que más bien se hacía el que nunca se enteraba. Quedó frente a mí observándonos y rió bajo.-No habláis de eso ¿a que no?-Yue se sonrojó sin saber que decir.-¿Sois novios?

-Sí.-dijo él algo nervioso y quise matarlo.-¿A que no te lo esperabas?

-¿Mamá lo sabe?-dijo algo confuso.

-No, ni quiero que lo sepa.-eso era una frase habitual en mí, el aceptó sellar sus labios pero… no paró de observarnos y reír.

-Me voy a jugar a casa de Marie.-dijo para ir hacia la puerta.

-No puedes ir solo.-comenté y le tomé de la mano.

-Yo ya soy grande.-dijo intentando zafarse.

-¿Qué sucede?-me miró prácticamente llorando y me abrazó.

-¿Crees que soy infantil?-cuando escuché eso suspiré y lo tomé en brazos.

-¿Quién te dijo eso?-murmuré mientras acariciaba su espalda.

-Héctor.-murmuró casi llorando.

-No eres infantil, es normal que te protejamos porque tienes un padre político y una herencia. Tememos que te hagan daño por dinero, eso es todo.-lo tenía en brazos, en segundos lo tenia pegado a mí.

-Eres muy cute, no eres infantil.-comentó Yue abrazándose también a nosotros.

-¿Ves? Él dice que eres cute.-sequé sus lágrimas dejándolo en el suelo.

-Yo quiero gustarle a Marie.-lo entendí todo, me hizo reír a carcajadas. Besé su frente y sus mejillas.

-A las chicas las conquistan los chicos dulces y tú lo eres.-Yue tenía razón en ello.

-¿Sí?-dijo algo más tranquilo y ambos asentimos.

Lo llevamos a casa de su amiga y regresamos para conversar. Estuvimos hablando de nosotros, de todo. Me asfixiaba que quisiera un mundo color rosa para los dos, no quería eso.

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