
Me molestó eso de mi padre. Aún no digería todo lo que había tenido que tragar. De un matrimonio perfecto a una ruptura apocalíptica, con el Vaticano de por medio, para que le diera la nulidad, porque mi madre no se quería divorciar. Así fue, así era y me sentía estúpido en medio de todo.
Durante toda la tarde estuvimos estudiando, no quería hablar sobre nosotros dos. Sin embargo, cada vez que podía jugueteaba con mis cabellos o besaba mis labios. Le dejaba que hiciera lo que quisiera, intentaba comprenderlo.
-Hizaki.-comentó tras una hora en silencio.-¿Crees que soy atractivo? Quiero decir…-se quedó pensativo unos segundos.-Si me vieras por la calle ¿te fijarías en mí?-tenía sus gafas de cuatrojos puestas, el cabello recogido y una pose de mosquita muerta impresionante.
-¿Con esas pintas?-interrogué con media sonrisa.
-Sí, con estas.-dijo bajándome mis gafas.-No me mires así, tú también usas estas tonterías.-me las quitó y comenzó a besarme de forma que sólo lo haría un desquiciado.
-Yue.-susurré apartándolo.
-Responde ahora.-comentó con una sonrisa en los labios.
-Respondo.-le quité las gafas y dejé su cabello algo suelto, tan sólo un poco recogido y sonreí.-Así sí me fijaría en ti, en cualquier lugar de esta ciudad llamarías la atención.-murmuré y él rió bajo.
-¿Sí? ¿Estoy así bien?-se miró las uñas y me las mostró.-¿Me las pinto? Me gusta tenerlas de negro, pero mi madre siempre está con que en el colegio me llamarán la atención.
-Hizaki.-dijo mi madre entrando, pensando que tal vez estaba estudiando sin más. Parecía haberme estado buscando por toda la casa.-Hola Yue.-comentó con una sonrisa leve, no era dulce pero sí gélida.
-Hola.-sus mejillas se volvieron rojas y se puso nervioso, quizás pensando que podía habernos descubierto.
-Hizaki ¿has visto mi maletín?-interrogó algo nerviosa.-Tengo varios documentos importantes en ese maletín y juraría que estaba en mi despacho.
-Tal vez lo tiene el inútil de Lexter.-ella cruzó los brazos clavando sus ojos en mí, como si fueran dagas.
-No voy a tolerar que ningún hijo mío llame inútil a nadie, tienes una educación Hiza, además te recuerdo que es fiel a nuestra familia y un gran trabajador.-lo defendía porque se acostaba con ella, porque únicamente tenía ojos para él y eso me enfermaba.
-Lo tendrá tu adorado Lexter, ¿mejor?-respondí con cierta ironía y tirantez en la voz.
-Estás castigado, que te quede claro. No voy a tolerar que me hables de esa forma.-cerró la puerta y se marchó.
Sus tacones resonaban por todo el pasillo, bajó las escaleras y luego escuché a Lexter llamarla. Decía tener su maletín, se lo había dejado en el vehículo la noche pasada. Yue me agarraba de las manos, me besó la mejilla y sonrió leve.
-No seas así con tu madre.-susurró.
Durante toda la tarde estuvimos estudiando, no quería hablar sobre nosotros dos. Sin embargo, cada vez que podía jugueteaba con mis cabellos o besaba mis labios. Le dejaba que hiciera lo que quisiera, intentaba comprenderlo.
-Hizaki.-comentó tras una hora en silencio.-¿Crees que soy atractivo? Quiero decir…-se quedó pensativo unos segundos.-Si me vieras por la calle ¿te fijarías en mí?-tenía sus gafas de cuatrojos puestas, el cabello recogido y una pose de mosquita muerta impresionante.
-¿Con esas pintas?-interrogué con media sonrisa.
-Sí, con estas.-dijo bajándome mis gafas.-No me mires así, tú también usas estas tonterías.-me las quitó y comenzó a besarme de forma que sólo lo haría un desquiciado.
-Yue.-susurré apartándolo.
-Responde ahora.-comentó con una sonrisa en los labios.
-Respondo.-le quité las gafas y dejé su cabello algo suelto, tan sólo un poco recogido y sonreí.-Así sí me fijaría en ti, en cualquier lugar de esta ciudad llamarías la atención.-murmuré y él rió bajo.
-¿Sí? ¿Estoy así bien?-se miró las uñas y me las mostró.-¿Me las pinto? Me gusta tenerlas de negro, pero mi madre siempre está con que en el colegio me llamarán la atención.
-Hizaki.-dijo mi madre entrando, pensando que tal vez estaba estudiando sin más. Parecía haberme estado buscando por toda la casa.-Hola Yue.-comentó con una sonrisa leve, no era dulce pero sí gélida.
-Hola.-sus mejillas se volvieron rojas y se puso nervioso, quizás pensando que podía habernos descubierto.
-Hizaki ¿has visto mi maletín?-interrogó algo nerviosa.-Tengo varios documentos importantes en ese maletín y juraría que estaba en mi despacho.
-Tal vez lo tiene el inútil de Lexter.-ella cruzó los brazos clavando sus ojos en mí, como si fueran dagas.
-No voy a tolerar que ningún hijo mío llame inútil a nadie, tienes una educación Hiza, además te recuerdo que es fiel a nuestra familia y un gran trabajador.-lo defendía porque se acostaba con ella, porque únicamente tenía ojos para él y eso me enfermaba.
-Lo tendrá tu adorado Lexter, ¿mejor?-respondí con cierta ironía y tirantez en la voz.
-Estás castigado, que te quede claro. No voy a tolerar que me hables de esa forma.-cerró la puerta y se marchó.
Sus tacones resonaban por todo el pasillo, bajó las escaleras y luego escuché a Lexter llamarla. Decía tener su maletín, se lo había dejado en el vehículo la noche pasada. Yue me agarraba de las manos, me besó la mejilla y sonrió leve.
-No seas así con tu madre.-susurró.
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