25/7/09

Marimacho a la vista IV


-Vamos allí entonces.-dijo algo sonrojado, quizás porque Shinji intentó tomarlo de la mano.-Me guías que no se andar por aquí.-me sonrió caminando junto a mí.

Ese chico me ponía de los nervios, Shinji, no parecía de mi edad en algunos aspectos como ya he dicho. Pero, seguiría la corriente, quizás era repetidor o algo parecido. En ese momento me llamó mi padre.

-Hizaki.-comentó al descolgar.

-Hola papá.-dije de forma lineal.

-¿Qué tal con el nuevo guardaespaldas?-decía que debíamos tenerlos, pero yo estaba por pedir ya que me los quitara definitivamente.

-Bien, gracias.-respondí sin más.

-No quiero que veas a Lexter, ni como amigo. Ya sé como eres, piensas que puede dejar de ser un cretino y perdonarlo. Pero es imperdonable. No lo olvides.-ya lo sabía, pero quería volver a la vieja relación, hacer como si nada pasase. En alguna parte de mí necesitaba eso.

-No, en serio. Ya sé, lo sé.-susurré alejándome algo de aquellos dos.

-Me enferma ese tipo, me gustaría matarlo con mis propias manos.-eso era una amenaza bastante probable, sabía que se estaba conteniendo.

-No digas más que quieres matarlo a golpes.-suspiré y abracé la bolsa contra mi pecho.

-De acuerdo ¿vistes el sms que te mandé?-interrogó.-En el que te digo que me caso.

-¿¡Qué!?-grité y mis ojos se quedaron casi en blanco.-¡¿Te casas?! ¡¿Cómo que te casas?!- no conocía a su novio, a la persona por la que había dejado a mi madre... no le guardaba rencor. No lo hacía porque papá y mamá eran dos mundos distintos. Un tic apareció en mi ojo y me dijo que me cuidara, que tenía que marcharse a no se donde. Tomé aire e intenté relajarme.-Papá...-logré decir mirando el teléfono tras la llamada.


-¿Todo bien Hizaki?-preguntó con timidez aproximándose a mí y colocando una de sus pequeñas manos sobre mi hombro. Quizás parecía alterado, lo estaba. No era tan frío como mi madre podía ser, o como aparentaba ser mi padre. Situaciones de improvisto me dejaban en shock.

-¿Se casa tu papá?-preguntó ese maldito majara tocando mi espalda para que caminara. Todo el mundo nos miraba, debería ser un hermoso espectáculo porque no paraban de ojearnos y cuchichear como si nada.

-Ese es el hijo de Sakurai.-murmuró una señora de la edad aproximada de mi madre, totalmente enjoyada, y con una cara de arpía que no podía negar que lo era. Lo hacía a otra mujer, más joven y delgada.

-¿El candidato ese homosexual?-mi padre no era homosexual, me dieron ganas de lanzarle mil insultos a esas dos mujeres. ¿Qué les importaba? Nada, todo era por conversar de algo en la peluquería en la cola del pan. No era gay porque le gustaban las mujeres, como mucho bisexual y porque en esos momentos estaba con Phoenix. No era lo que ellas decían, lo que ellas suponían.

-Y se casa.-susurró una tercera que estaba con ellas.

Las bodas homosexuales no se dieron antes en el país porque mi padre y su partido se pusieron en contra. No hubo ley. Pero después de lo sucedido el partido comenzó a cambiar y a ceder. Ya era posible el matrimonio y la adopción por parte de dos hombres o dos mujeres, e incluso estaban intentando normalizar la transexualidad y crear paquetes de ayudas a los transexuales que lo desearan. Yo conocía a un chico transexual, Max. Usualmente lo veía en el gimnasio y era un gran amigo, lo veía como un hombre corriente a pesar de aparentar diez años menos de su edad real. Era algo solitario, pero buen compañero. Me alegraba que al fin pudieran tener ayuda de alguna institución además de los grupos de ayuda que ellos creaban. A veces íbamos a comprar juntos, comer o simplemente corríamos por la ciudad. Por culpa de los exámenes tan sólo lo veía en los entrenamientos y con eso nos dábamos por satisfechos, nos daba tiempo por contar como iba nuestra vida. Sin embargo, echaba de menos las bromas o sus comentarios irónicos, aunque no hirientes.


-Vamos Hizaki.-dijo ayudándome a librarme de esas miradas, por un instante incluso me cayó bien.

-Lo mato.-dije quedando serio.-Ni me lo ha presentado y me dice que se casa con él.-tomé aire intentando relajarme, pero ¡qué coño relajarme! No era justo que mi madre me hubiera alejado tanto de él, tampoco era justo que no conociera a la persona por la cual se arriesgaba tanto, no conocía ni mucho menos a mi primo que era mi hermano y tampoco a mi hermana mayor.

Mi madre me estaba causando severos trastornos en mi relación con él, estaba dejando de ser la persona que tanto conocía y defendía ante todos...para que fuera prácticamente un extraño. Sé que mi madre no lo hacía a mala fe. Pero sus ojos, esa mirada glaciar, se quebraban cuando le decía que deseaba quedar con él, al igual que Hero. No lo prohibía con las palabras, pero sí con ciertos instantes, casi segundos, en los que rogaba que iba todo demasiado rápido para hacer una vida como si nada hubiera ocurrido. Tal vez por eso empezó con Lexter, quizás buscando llenar el hueco de su cama y poder dormir unos instantes. La entendía, aunque no me creyera en absoluto. Una mujer tan fuerte, tan independiente y que se diera cuenta que él era lo que hacía que siguiera firme… debió ser un golpe duro, pero no pedía ayuda. Por ello intentaba reunir amigos, hacer proyectos nuevos e imaginativos. Tener ocupada su cabeza era su idea de que todo marchaba.


-No habrá tenido ocasión.-comentó Bou con una sonrisa en sus labios, intentando calmarme y ser comprensivo, además de que yo lo fuera con mi padre.-Exígele que te lo presente.-era una buena idea, pero las exigencias con mi padre nunca fueron buenas.-Tienes su número ¿no? pues llámalo y díselo. Dile que quieres que te lo presente.-entonces puso una mano en sus labios, dos de sus dedos tan sólo, y noté como se arrepentía de ese intento de ayuda.-O no sé.

-Yo lo llamaría.-dijo su supuesto primo frunciendo el entrecejo.-Un padre debe siempre anteponer sus hijos ante cualquier persona, si se casa tienes derecho de conocer a esa persona. Pues esa nueva persona compartirá su vida ahora, vida en la cual tú debes de seguir presente y no sólo él.-tenía razón, si bien no era sencillo. Entonces se plantó frente a mí.-Debes hacer que le quede claro a su nueva pareja, que antes de conocerle a él, te tiene a ti y que serás una parte vital de su vida. Si piensa casarse con su padre debe saber que tú existes.

-Le conozco de la televisión, es lo único que conozco de él.-dije a ambos, aunque más bien me lo decía a mí.-Sólo me saca unos años.-me avergonzaba en parte tener un padre que le gustaban los chicos prácticamente de mi edad.-Mi madre no para de alejarnos, no es cosa de mi padre. Ella aún no soporta toda la separación, no es que lo prohíba firmemente pero se nota que ese tema le escuece. Los tres por intentar que ella esté bien nos estamos dividiendo.-mi tono de voz era lineal, solía ocurrirme cuando algo me preocupaba o no me agradaba.-El tercero es mi hermano.

-¿No has pensado en verlo sin que lo sepa tu madre Hizaki? Ahora no tienes ningún guardaespaldas.-era una buena idea, pero ella lo sabría. Aunque no lo pareciera estaba vigilado por fotógrafos y terminaría preguntando que hacía en su casa.

-Saber donde vive es fácil.-dijo Shinji mientras se cruzaba de brazos asintiendo y sonriendo.-Sólo necesitas llamar a la operadora y preguntar el número de teléfono. Entonces lo anotas, cuelgas cambiando la voz y preguntas la dirección de ese número. ¡Y ya lo tienes! Eso es pan comido, no tienes que obedecer siempre a tu mamá o a como se pueda sentir ella.

-Lo hago por el bien de mi padre.-según ella podía joderlo con el pasado que tenía, un asesinato y también delitos, aunque ahora no era así. Ya se había calmado. Había escuchado conversaciones y no quería hacer que se estresara y terminara cometiendo un error. Ella no era como se puso aquellos días, no lo era. Por mucho que cientos piensen que le importaba bien poco mi padre no es cierto. Ella estaba enamorada de mi padre, lo amaba, y no lo demostraba demasiado públicamente. Es una mujer criada de una forma en la que le dijeron que debía ser así, por protocolo, bajo cualquier circunstancia.-No, no voy a hacer eso... sé donde vive porque me lo dijo él.-días atrás más bien, en otro sms.-Y bueno... hace unos días lo vi, le comenté algo del chico con el que salía.

-Entonces no hay nada que se pueda hacer. Siempre puedes verlo como hace unos días o como tu veas.-no sabía como ayudar, pero aún así me sentía bien escuchándolo. Pocos de mis amigos se detenían a decirme algo así. Los pocos que eran como ellos participaban con mi grupo.-Me sabe mal no poder ayudarte.

-¿Qué os parece si nos movemos?-interrogó Shinji mirándonos.-Estar en medio no es cómodo la gente es impertinente.-las mujeres seguían conversando, no sólo eran ellas.

-Vamos a la cafetería que hablabas Hizaki.-sonrió leve Bou y yo devolví la sonrisa.- ¿Te parece? Allá hablaremos mejor, francamente la gente es metiche.-comentó observando a unas mujeres que no paraban de hablar de nosotros. Eran de edad madura, por no decir ancianas.

-Es lo mejor.-dije intentando no escuchar. Había personas que antes lo votaban que habían sido decepcionados, pero a mi me gustó que mi padre se mostrara como realmente era y es.-Es una tetería, no es simplemente una cafetería...no venden café, sólo té y de mil clases distintas.

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