28/7/09

Marimacho a la vista V





-Nunca he estado en una tetería.-comentó.- ¿Cual te sueles tomar tú? yo sólo he probado el té verde, ninguno más.-ese tipo de té era el más conocido junto con el rojo, pero había todos cuanto uno quisiera imaginar.

Ambos intentaban relajar el ambiente, lo notaba. Querían alejarme de todo lo que era el microclima desagradable que se había formado a mí alrededor. Caminamos hacia la salida y tan sólo había que cruzar la calle.

-Yo tomo té negro.-se agarró del brazo de Bou para cruzar cuando el semáforo se puso en verde.

-¿Por qué me agarras?-le llegó a preguntar en tono bajo, pero le escuché.

El lugar siempre fue acogedor, pero antes lo era más con Anne como camarera. Lo dejó, poco después de estar conmigo. Quizás para no cruzarnos ni en su trabajo, yo se lo agradecí, aunque sabía que esperaba un hijo mío. No había llamado tras saberlo, antes quería pruebas que me dijeran que realmente era mío y no de otro.

-Hizaki, buenas tardes.-dijo la camarera nada más abrir la puerta. Yo sonreí abiertamente cuando la vi.-Hacía algunas semanas que no te veíamos.

-Sí, he estado algo alejado.-respondí.-Exámenes y demás ocupaciones.

Ella se puso en marcha para darnos una mesa, la mejor de todas. Yo era asiduo, así que tenía el mejor trato. No había sillas, todo eran cojines en el suelo y mesas bajas. Quien diseñó todo e ideó el negocio era un hombre procedente de Turquía, su mujer era de Ceuta, y se conocieron en la ciudad cuando ambos acababan de llegar para intentar sobrevivir lejos de su tierra. Se enamoraron montando un negocio a partes iguales y ahora sus hermanos y hermanas servían en el local junto a otros camareros que no eran de la familia. Estaban por abrir otro local en el centro, más próximo a mi casa, aunque ese para mí era especial y para mi padre también.

-Te negro, té de regaliz y té sabor bizcocho.-ella asintió y miré a Bou.-Tú has dicho que lo tomabas negro y a ti Bou te he pedido uno que tiene poca teina. El mío...-me sonrojé un instante, ya que era mi costumbre pedir por todos mis amigos e hice lo mismo con ellos.-Es mi favorito el que pedí...espero que no os moleste que pidiera.

-A mi no me molesta.-sonrió sentándose a mi lado, encima de los cojines.- ¿Cuál es para mí?

-No hombre, no molesta.-se quitó la chaqueta del uniforme y se sentó cómodo bien cerca de Bou. Alimentaba mis sospechas de que eran amantes con cada gesto que hacían.-Nunca vine aquí.

Todo decorado como un autentico salón de té árabe, era un lugar esplendido para pasar la tarde y a buen precio. Nos dejaron unas galletas y nos avisaron que el té estaría en unos minutos.

-Hay más de cincuenta clases de té.-admití.-He probado todos.-me sonrojé cuando me di cuenta que eso seguramente había sonado a friki.

-El sitio es bonito y acogedor me gusta.-tomó una de las galletas, Bou siempre tan modoso y tan dulce.- ¿Te gusta el té verdad?-su sonrisa era amable, creo que de las más amables que había visto en personas que acababa de conocer.-Esas son muchas clases de té, me sorprende que haya tantas. Hizaki es un experto entonces si los ha probado todos.

-Yo he probado en mi casa muchos té, pero el que mas me gusta es el negro. El de naranja es rico también.-dijo subiendo su mirada pensativo, observándome. Shinji por el contrario era la cosa más extraña que jamás había visto en mi vida.-Ah, y el de durazno.- él tomó varias galletas, como si fuera un crío y las dejó en la mesa frente a sus ojos golosos. Parecía un crío, pero lo dudaba y mucho.- ¿Cuál es el más raro que has tomado aquí?

-Se llama poción de los amantes, lleva varias flores y frutas. Tiene un sabor dulce, hace que las personas estén relajadas y se sientan felices, dispuestas a amar.-entonces recordé otro.-Hay té que llevan chocolate, regaliz, anís... algunos se hacen con agua, otros con leche.-me gustaba hablar de todo aquello, era entretenido. Sobretodo porque amaba el té como el café, y porque mi madre me tenía prohibido prácticamente el chocolate. Las pocas cosas que podían tomar eran unos bollos que únicamente tenían una onza de chocolate dentro. Pero no podía comer más de cuatro. Todo porque terminaba hiperactivo y subiéndome prácticamente por las paredes.

-Ese de poción de los amantes parece rico a más si es dulce.-comentó comiendo galletas.

-A mi me gustan los de frutas.-eso era lo más sincero que le había escuchado hasta el momento.-Me encantan las frutas, me enloquecen para ser sincero. Ahora, el de regaliz debe oler feo.-al contrario de lo que pensaba, era algo dulce y que penetraba bien por las fosas nasales dejándote como en otro mundo. Además el de regaliz siempre le acompañaba un chorro de anís y daba ánimos. Necesitaba animarme un poco.

-Al contrario el de regaliz debe oler bien.- protesto Bou fijando luego su vista en mí.

-¿Ya estás más tranquilo Hizaki-kun?-preguntó observándome, quería ver mi reacción.

-No me agrada que digan cosas de mi padre sin conocerlo.-vi llegar a la camarera y puso el té para cada uno. Tomé un sorbo y me llevé una galleta a los labios mordisqueándola. El de regaliz olía a eso, regaliz, y sabía de forma suave a regaliz y a menta con su toque de anís.

-A nadie le agrada que hablen de alguien a quien se quiere.-comentó Bou observando el té que le habían dejado frente a él.- ¡Está riquísimo!-exclamó.-Gracias por pedirme este Hizaki, está bueno.-iba dando sorbos y tomando esas galletas hechas con cereales y almendras picadas.-Mientras tú sepas como es tu padre no deberías de hacer ni caso a los demás.-me aconsejó para mi bien, para el bien de mis nervios.-a la gente le gusta hablar...

-Además tu padre es político ¿no?-asentí a la pregunta de Shinji y él prosiguió con su intervención.-Con mayores razones tienes que ir aprendiendo a quedarte sordo frente lo que digan los demás. Siempre habrá personas que quieran boicotearlo y otros alzarlo.-se cruzó de brazos y cerró los ojos para luego tomar el té que había frente a él, la taza se la llevó a los labios y luego me miró.-Lo importante es que tú estés ahí para apoyarle.-sonrió entonces mirándome.-Está delicioso, gracias por invitarnos.

-Odio que sea el marica...cuando ha hecho cosas importantes por la ciudad.-dije observando el té de bizcocho.

- La gente tiene malas ideas y habla por hablar.-murmuró Bou dejando su taza en la mesa.

-Me alegra que os guste el que os he pedido, os invito a este y al de otro día si me queréis acompañar.-tomé la lista de té y se la pasé a Bou.-¿Ves? no miento. Hay tantos que podríamos estar viniendo toda la vida sin dejar de disfrutar.

-Las veces que quieras vendremos, me gusta el sitio.-dijo tomando la lista que le ofrecía y la ojeó con sorpresa.-Es cierto, tiene muchísimos.-comentó pasándosela a Shinji.-La próxima vez me tomaré la poción de amantes.-rió bajo y se sonrojó.-Me atrae, se metió por mis ojos y ahora quiero probar.-miró a su primo y sonrió aún más.-Mira Shinji cuantos hay.

-A mi me gusta, es lindo, podría venir con Makoto-kun y los demás chicos.-entonces una luz se iluminó en mi cabeza. Ese no era su primo, por mucho que dijera. ¿Con Makoto y los chicos? Era un guardaespaldas y entonces me tranquilicé en parte. Quizás era una tapadera y como ambos se llevaban bien tenían una relación casi familiar, nada más. Sin embargo, seguía oliéndome todo muy mal. Bou no, Bou me agradaba.- ¿Quieres a tu padre?-preguntó de repente.-Entonces defiéndele ante cualquiera, sea quien sea.

-Su honor le impediría que yo le defendiera.-dije.-Su forma de ver el honor.-expliqué mejor la frase tras un sorbo de té, el humo de este rozó mis labios y mis manos estaban calientes gracias a la taza.-Su temperamento, su orgullo y sus ideales... muy distintos a los de su juventud, siempre metido en peleas.-sonreí levemente.-Ahora hace todo de forma distinta a la lucha o alzar la voz, busca la justicia que puede caer en sus manos para usarla... no sólo para él, sino para todos.

-Desconozco porqué le preguntas eso Shinji. Es más que obvio que Hizaki quiere a su padre por como habla de él y lo mucho que lo nombra. Seguro que tu padre está orgulloso de ti, cualquier padre lo estaría.-su mirada se ensombrecía a medida que hablaba, pude notar que quizás la relación con su padre era escasa o nula.

-Todo el mundo necesita ayuda alguna vez.-dijo encogiéndose de hombros.-Es bueno el consuelo cuando estamos aprisionados.-murmuró y me miró.-Es doloroso ver a las personas que quieres y admira hundirse, por eso siempre hay que ofrecerles una mano aunque no quieran.-añadió y tomó otro sorbo de café.-Y disculpa que me meta, pero si creías conocer a tu padre muy bien, debió chocarte cuando supiste que estaba con un hombre.-comentó dejando de nuevo la taza en la mesa y me miró clavando sus ojos como si fuera un detector de mentiras.- ¿O no?-alzó una ceja y prosiguió.-Yo creo que él querría que tu fueses a su hogar, saber que lo aceptas por completo y quitarle el peso muerto de encima.

-No me sorprendió, me tranquilizó.-dije mirando a aquel tipejo atentamente.-Yo soy bisexual y creí que no me aceptaría, mi madre no me quiere creer en ese aspecto. Verás otras madres lo notan, ella creo que vive en su pompa. Además no quiere ver que el tipo que eligió era más que próximo a mí.-mis ojos se ensombrecieron.-No me gustaría ir a visitarle, sino vivir con él.

-Hizaki está entre la espada y la pared, no insistas en meter los dedos en la yaga Shinji.-protestó con una mirada que podía partirlo en dos, para luego mirarme a mí de forma candida como hasta ahora.- ¿Y tu padre sabe que quisieras vivir con él? podría intentar hacerse con tu custodia. Es tu padre así que esta en su derecho de pedirla ¿no?

-No meto el dedo en la yaga.-protestó Shinji.-Sólo digo la verdad. Primero si no hubo pelea de la custodia en el divorcio puedes vivir con cualquiera de ellos dos, si eres mayor de edad entonces te ahogas en un vaso de agua.-que sencillo lo veía todo él y que complicado era. Bou miraba con cara de metes los dedos, el puño y hasta el codo. Pero no dijo nada más, se quedó en silencio como él esperando mi respuesta.

-Tengo dieciocho, puedo vivir con quien quiera.-dije serio.-Pero no quiero dejar a mi hermano solo, no quiero que crezca odiando a mi padre como desearía ella. Creo que quiere ganarse mi cariño, que no me vaya de su lado y que no sea como mi padre. Pero lo único-cerré los ojos y los miré.-Bou gracias por tu comprensión

-No tienes que dármelas, soy tu amigo ¿no?- me sonrió de forma dulce y entendí porqué me agradaba. Esa sonrisa era parecida a la que tuvo en su día Anne conmigo.-No se me ocurre nada para ayudarte, pero si puedo hacer algo sólo pídemelo. Me gustas Hizaki.-esas ultimas palabras le sorprendieron y se sonrojó de nuevo, haciéndome sonreír por su reacción.-Ósea quiero decir, como persona.-reí bajo mientras lo escuchaba, se hacía líos el solo.-Que me caes bien, no lo malinterpretes.-negó con las manos intentando.-Creo que voy a tener que borrar esa frase de mi vocabulario.-comentó mirando hacia otro lado, dando un sorbo al té y terminándolo al fin.-No sirvo para hablar pero puedo escuchar ... puedo escucharte cuando quieras.

Shinji jugaba con las galletas, las manoseaba. Me molestaba ver eso pues otros teníamos que comer, no sólo él. Las amontonaba como si fuera piezas de lego para luego desparramarse todas. Alcé la mano para que trajeran la cuenta, vino la camarera y dejé el dinero justo junto a una pequeña propina. Ella me revolvió los cabellos y se marchó. Era amiga mía y de mi padre. Un día me dijo que era aún más amiga de él, tras el incidente con Phoenix, puesto que había comprendido lo que muchas veces había sido síntoma de discusión entre ellos.

-Me voy a casa de mi padre, nos vemos en el colegio.-me levanté y los miré.-Ha sido un placer conoceros.

-Lo mismo digo, nos vemos en el colegio Hizaki. Suerte con todo y que te vaya bien.-su voz era infantil, como su mirada y sus gestos. Eso también me agradaba, tenía cierto aire a hermano pequeño al que proteger.

-Suerte.-dijo guiñándome un ojo poniendo una galleta más en la torre, que se desplomó de nuevo.-¡Ah!-hizo un leve puchero aniñado y agitó su cabeza, para luego poner sus codos sobre las rodillas y sus manos hechas puño bajo el mentón.-Ahora tengo que volver a empezar.-murmuró mirando a Bou.-¿Te parece si me acompañas a unas cosas que tengo que hacer?-ellos también se iban, al parecer.-La próxima vez invitamos nosotros.-dijo con un tono de bufón, lo que era.

-De acuerdo.-no le iba a despreciar, pero no me agradaba.

Me levanté y me fui directo a la calle. Aún hacía esa leve brisa de primavera, tan agradable. Fui hacia la parada de taxi, estaba próxima. Tuve que caminar tan sólo unos metros hasta dar con uno libre. Me monté y le di la dirección de la casa, la cual tuve que buscar en mi móvil. Sabía que quizás molestaba, interrumpía algo importante o tan sólo hacía una fisura en sus particulares momentos de paz.

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