28/8/09

Bonjour III


Me importaba un cuerno que mi madre me dijera algo, no estaba por la labor de dejarme convencer por un capullo. Me sentí mal por haberme enamorado de semejante gilipollas. Se hizo un gran silencio y los tacones de mi madre resonaron hasta llegar a donde estaba yo. Inspeccionó todo, nos miró a ambos y suspiró. No perdió la compostura, todo lo calculó con frialdad.

-Hizaki, cariño.-dijo mirándome fijamente.-¿Qué pasa?- pregunto viendo a Lexter empapado mientras valoraba. Miró a Olivier y sonrió leve. Llegó a su gran solución. Me tomó de la mano y me guió unos pasos hasta donde estaban ellos.- Olivier, Trevor... que bueno que están aquí.-sonrió y yo seguía en mi mundo pensando en todo lo que había pasado. Cuando me tocó algo en mí recordó ese momento en el cual lo hizo por primera vez. Tenía ganas de ponerme a golpear la pared, de controlar mi furia y el dolor que aún sentía.-Querido...mon cour.... supongo no has visto las pinturas del periodo azul de Picasso que están en la otra ala ¿verdad?-interrogó a Olivier y él negó.- Hizaki, amor... por que no me ayudas y se las muestras... sabes bastante de arte como para hacérselo un paseo entretenido.-me dejó a un lado y dirigió su mirada hacia su escolta.-Y tú hoy no es día de servicio tuyo.... así que tómate el resto del día libre

Al llamar la atención de mi madre sentí que únicamente ponía atención sobre mí cuando destacaba por algo malo, aún no había dicho nada de mis excelentes calificaciones. Asentí aproximándome a los dos hombres que conversaban con Olivier.

-Encantado de conocerle Trevor.-miré al otro joven fijamente y sonreí.-No sabía que alguien de Dark City iba a rodar por estos lares, no son lo acostumbrados a verlos.-su aspecto era diferente a cuando me pegué con Amaury. Supuse que no tendría agallas de intentar una pelea en medio de una fiesta.- ¿Desean ver las pinturas?-miré a Olivier y sonreí amable.-Así no tendrás que estar rodeado de... víboras.-chisté al ver como pasaba junto a nosotros Lexter.

-Me la pagarás.-murmuró.

-Okorasen ja nai yo.-sonreí susurrando aquello en japonés, significa no me hagas enfadar.-Jigoku he ochiro.-después le dije "vete al infierno".-Disculpen su grosería, a veces el buen servicio de guardaespaldas puede llegar a ser estúpido.-entrecerré mis ojos rasgados y suspiré para sonreír ampliamente.- ¿Y bien? Mi madre me ha pedido que haga de anfitrión por ella, está ocupada o la mantienen ocupada sus amigas.

-No tiene que molestarse joven Hizaki.-respondió aquel diseñador, mientras los otros nos obviaban.-No me considere, por favor, una tarea que Clarissa le halla dejado.-en realidad quería conocerlo, pero él me alejaba.-tan sólo.-buscaba las palabras apropiadas para deshacerse de mí.-tan sólo fue un comentario de su parte, no necesita molestarse.-agarró una copa de vino blanco cuando pasó un chico del servicio de catering.

-No es una molestia, es una de mis etapas favoritas de Pablo.-dije con una sonrisa radiante, olvidando por completo lo que había sucedido.-Inició ese complejo trayecto de imágenes algo distorsionadas y pinturas cada vez más monocromáticas porque un amigo se suicidó.-recordé lo que me contó mi padre de pequeño, él también amaba el arte.-Pensó que el azul demostraba bien sus sentimientos.-sonreí aún más y luego relajé el rostro.-Lo lamento, cuando hablo de arte hablo demasiado...

-No sé.-eso fue lo primero que salió de sus labios húmedos por el vino.-No es mi corriente favorita.-me estaba cerrando de nuevo las puertas en las narices. ¿Tanto se notaba que me atraía? Pensé que no era su tipo, que seguramente estaba acosándolo y él se sentía obligado a mantenerse cortés.-Siempre me ha gustado más el impresionismo.... lo considero más estético, claro mis gustos son a veces demasiado pasados de moda.

-A mí me gusta cualquier estilo, pienso que el alma del artista queda encerrada en cada pintura.-clave mis ojos en él como quien lo hace con una presa.-No me gusta despreciar nada, creo que todo es válido.-todo era válido para el arte, cualquier método aplicable.-¿Qué opinas del surrealismo? Tenemos cuadros de Dalí en otra de las salas superiores.-eran láminas que había comprado mi padre para mí, amaba esos cuadros.-También tenemos dos Monet pero en el despacho que era de mi padre. Puedo mostrártelos.-el despacho seguía igual, le dije a mi madre que yo quería quedarme con él para poder estudiar mejor. Mi padre sólo se llevó lo necesario o útil.

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