
Después de estar con Lexter me encamé con varias personas, entre ellas ese muchacho. Se puso a tiro, estaba deseando que lo tomara y el sexo me gustaba. No sé si lo recuerdan, tal vez le suena el nombre de Mario. Sus padres habían vuelto al círculo de mi madre al regresar a la ciudad y yo tenía que ser cortés. Ya le había perdonado su desliz, pero sabía que él me pediría volver a salir o intentar algo conmigo.
-Hizaki.-dijo su padre e hizo que me girara, claro que yo puse la mejor de mis sonrisas.- ¿Vienes a conversar con nosotros? está Mario allí y desea hablar contigo.-se aproximaba a mí. Sabía que su hijo era homosexual y que estaba encaprichado. Si no fuera un joven de alto nivel adquisitivo me compraría como esclavo. Ese niño tenía todo lo que quería.
-Un momento.-respondí y se marchó.-Yo también tengo mis obligaciones, pero a veces las salto.-dije manteniendo las distancias.-Sobretodo cuando son un coñazo.-murmuré en voz baja.
-¡Hizaki!-gritó afeminado, repelente y odioso.-Es un sueño volver a verte, un alborozo para mí.-más repipi no podía ser.
-Oh, sí y si supieras cuanto para mí.-era sarcástico, pero él no lo notaba.
-¿De verdad?-dijo puramente ilusionado mientras se colgaba de mi brazo. Yo tan sólo miré a Olivier y sonreí.
-Sí, justo se lo comentaba a Olivier.-me agarró aun más del brazo y estuve a punto de reírme a carcajadas. Esa situación era para reír o llorar.-Oye, ¿por qué no vas a por ponche para los dos?-el asintió y yo comencé a reír de puro nervio, me sacaba totalmente de mis casillas.-Bueno espero que sus obligaciones sean más entretenidas que las mías.-me despedí con un gesto de mi mano, Mario se había ido por el ponche correteando prácticamente.-Espero poder conocerle más y ser amigo suyo, es alguien interesante.-noté su sonrojo cuando me aparté de él, fue en la misma dirección que mi desagradable compañía.
Los seguí a ambos. Notaba la mirada de arpía de Mario y no iba a dejar que se tomara la delantera. Olivier se colocaba con rapidez unas pinzas en la cabeza, de esos palillos orientales que servían para hacer recogidos. No tardó mucho en hacerse presente y ponerse histérico.
-Entonces ¿Eres el nuevo regalito que trajo Clarissa porque se siente culpable por su divorcio?-eso fue lo que escuché y mis ojos llamearon, pero permití a Olivier que él le respondiera.
-En primera, joven, es de pésima educación y peores maneras, hablar mal de la anfitriona.-decía aquello mientras se echaba su bebida.-Así como aludir esa clase de proposición y sobre todo, indagar en asuntos personales que no le tienen ninguna incumbencia.-me reí bajo ante lo que había dicho, sin duda tenía un genio de los mil demonios. Era algo más para añadir a la lista de encantos que poseía.
-Para que te vayas entendiendo.-dijo acercándose a él.-Vas a tener que hacer fila
-Nunca he necesitado eso.-se veía a leguas que no hacía falta. Ese cuerpo tan delgado te hacía pensar en que posturas dejarlo y como disfrutar de él.-Créame.-añadió con una sonrisa.-Así que si me permite.-dijo intentando alejarse de él.
-¿Se puede saber qué demonios estás diciendo?-increpé sin alzar el tono de voz. Olivier aún estaba próximo a nosotros.
-No estoy por la labor que ese me quite el puesto, ya tengo bastante con que sólo sea el juguetito cuando te cansas de tus ex. Quiero volver a conquistarte como hace meses.-me tomó de la corbata y sonrió.-Entre tu novio, las fulanas... no quiero más competencia, además sé que me echabas de menos.-esas maneras... no me agradaban. Lo agarré bien de los brazos y le observé con el rostro de asesino en serie regalito de genes de mi padre.
-Vuelve a increparlo y te juro que no tendré compasión, no eres nadie. ¿Entiendes? Nadie. Te debe dar igual si hablo con amigos, si me tiro a quien me tire. Eres el último mono, que te quede claro.-me alejé de él molesto tras agarrar un vaso de whisky y beberlo de un trago. Fui hasta Olivier y me masajeé la frente.-Discúlpalo, es un inútil del cual me tengo que hacer cargo en las fiestas. Su padre es amigo de mi madre, hacen negocios importantes y su madre es una de sus mejores amigas. Es insoportable, no tiene modales y sobretodo a veces me pone en ridículo.-no quería añadir “y me puso los cuernos”.-Lo lamento, realmente lo lamento.-
-No necesita disculparse.-su sonrisa aparecía al fin, era conciliadora pero me gustó.- por mucho que no este agradecido de haber sido blanco de tan fútil ataque, no es su culpa...-Soltó un suspiro mientras su mano acariciaba la nuca. Esos dedos finos que tenían me hacía pensar en lo bien que quedarían sobre mi piel.-Estoy acostumbrado.-murmuró.-de alguna manera, siempre atraigo a personas así.-eso que dijo me entristeció y más aún con lo que prosiguió en su frase.-por mucho que me mantengo alejado de todo... pareciera como si tuviera pintada en la frente alguna señal de moléstame.
Reí ante aquello, intentaba ser amable y a la vez me hizo gracia lo del cartel. Yo tenía uno muy sutil “tiéntame que traigo ganas”. Todos los idiotas de la ciudad me buscaban para terminar en mi cama. Observaba su rostro y su cuerpo, me giré a su alrededor y quedé de nuevo frente a él.
-No te veo ninguna señal, ningún papel. Deben verlo solamente ellos.-sonreí intentando calmar mis nervios.-Espero que no te moleste nadie. Si tienes algún problema dímelo, intentaré hacer que te sientas cómodo. Porque según noto no te gusta este tipo de eventos... aunque creo que eso ya lo dije.-mi tono de voz era conciliador y entonces vino la loca.
-¡No tienes derecho! ¡No puedes hacerme eso!-puse mi mano en su cara y resoplé.
-Mario, piérdete o le diré a seguridad que te echen.
-Hizaki.-dijo su padre e hizo que me girara, claro que yo puse la mejor de mis sonrisas.- ¿Vienes a conversar con nosotros? está Mario allí y desea hablar contigo.-se aproximaba a mí. Sabía que su hijo era homosexual y que estaba encaprichado. Si no fuera un joven de alto nivel adquisitivo me compraría como esclavo. Ese niño tenía todo lo que quería.
-Un momento.-respondí y se marchó.-Yo también tengo mis obligaciones, pero a veces las salto.-dije manteniendo las distancias.-Sobretodo cuando son un coñazo.-murmuré en voz baja.
-¡Hizaki!-gritó afeminado, repelente y odioso.-Es un sueño volver a verte, un alborozo para mí.-más repipi no podía ser.
-Oh, sí y si supieras cuanto para mí.-era sarcástico, pero él no lo notaba.
-¿De verdad?-dijo puramente ilusionado mientras se colgaba de mi brazo. Yo tan sólo miré a Olivier y sonreí.
-Sí, justo se lo comentaba a Olivier.-me agarró aun más del brazo y estuve a punto de reírme a carcajadas. Esa situación era para reír o llorar.-Oye, ¿por qué no vas a por ponche para los dos?-el asintió y yo comencé a reír de puro nervio, me sacaba totalmente de mis casillas.-Bueno espero que sus obligaciones sean más entretenidas que las mías.-me despedí con un gesto de mi mano, Mario se había ido por el ponche correteando prácticamente.-Espero poder conocerle más y ser amigo suyo, es alguien interesante.-noté su sonrojo cuando me aparté de él, fue en la misma dirección que mi desagradable compañía.
Los seguí a ambos. Notaba la mirada de arpía de Mario y no iba a dejar que se tomara la delantera. Olivier se colocaba con rapidez unas pinzas en la cabeza, de esos palillos orientales que servían para hacer recogidos. No tardó mucho en hacerse presente y ponerse histérico.
-Entonces ¿Eres el nuevo regalito que trajo Clarissa porque se siente culpable por su divorcio?-eso fue lo que escuché y mis ojos llamearon, pero permití a Olivier que él le respondiera.
-En primera, joven, es de pésima educación y peores maneras, hablar mal de la anfitriona.-decía aquello mientras se echaba su bebida.-Así como aludir esa clase de proposición y sobre todo, indagar en asuntos personales que no le tienen ninguna incumbencia.-me reí bajo ante lo que había dicho, sin duda tenía un genio de los mil demonios. Era algo más para añadir a la lista de encantos que poseía.
-Para que te vayas entendiendo.-dijo acercándose a él.-Vas a tener que hacer fila
-Nunca he necesitado eso.-se veía a leguas que no hacía falta. Ese cuerpo tan delgado te hacía pensar en que posturas dejarlo y como disfrutar de él.-Créame.-añadió con una sonrisa.-Así que si me permite.-dijo intentando alejarse de él.
-¿Se puede saber qué demonios estás diciendo?-increpé sin alzar el tono de voz. Olivier aún estaba próximo a nosotros.
-No estoy por la labor que ese me quite el puesto, ya tengo bastante con que sólo sea el juguetito cuando te cansas de tus ex. Quiero volver a conquistarte como hace meses.-me tomó de la corbata y sonrió.-Entre tu novio, las fulanas... no quiero más competencia, además sé que me echabas de menos.-esas maneras... no me agradaban. Lo agarré bien de los brazos y le observé con el rostro de asesino en serie regalito de genes de mi padre.
-Vuelve a increparlo y te juro que no tendré compasión, no eres nadie. ¿Entiendes? Nadie. Te debe dar igual si hablo con amigos, si me tiro a quien me tire. Eres el último mono, que te quede claro.-me alejé de él molesto tras agarrar un vaso de whisky y beberlo de un trago. Fui hasta Olivier y me masajeé la frente.-Discúlpalo, es un inútil del cual me tengo que hacer cargo en las fiestas. Su padre es amigo de mi madre, hacen negocios importantes y su madre es una de sus mejores amigas. Es insoportable, no tiene modales y sobretodo a veces me pone en ridículo.-no quería añadir “y me puso los cuernos”.-Lo lamento, realmente lo lamento.-
-No necesita disculparse.-su sonrisa aparecía al fin, era conciliadora pero me gustó.- por mucho que no este agradecido de haber sido blanco de tan fútil ataque, no es su culpa...-Soltó un suspiro mientras su mano acariciaba la nuca. Esos dedos finos que tenían me hacía pensar en lo bien que quedarían sobre mi piel.-Estoy acostumbrado.-murmuró.-de alguna manera, siempre atraigo a personas así.-eso que dijo me entristeció y más aún con lo que prosiguió en su frase.-por mucho que me mantengo alejado de todo... pareciera como si tuviera pintada en la frente alguna señal de moléstame.
Reí ante aquello, intentaba ser amable y a la vez me hizo gracia lo del cartel. Yo tenía uno muy sutil “tiéntame que traigo ganas”. Todos los idiotas de la ciudad me buscaban para terminar en mi cama. Observaba su rostro y su cuerpo, me giré a su alrededor y quedé de nuevo frente a él.
-No te veo ninguna señal, ningún papel. Deben verlo solamente ellos.-sonreí intentando calmar mis nervios.-Espero que no te moleste nadie. Si tienes algún problema dímelo, intentaré hacer que te sientas cómodo. Porque según noto no te gusta este tipo de eventos... aunque creo que eso ya lo dije.-mi tono de voz era conciliador y entonces vino la loca.
-¡No tienes derecho! ¡No puedes hacerme eso!-puse mi mano en su cara y resoplé.
-Mario, piérdete o le diré a seguridad que te echen.
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