1/9/09

Bonjour VI



-Mario, piérdete o le diré a seguridad que te echen.

Estaba dispuesto a echarlo de la fiesta. No me importaba lo que pensara su padre. Estaba molestando y creando un ambiente desagradable. Si él quería jugar conmigo debía de saber que ese plan que llevaba sólo me haría rehuirle. La madre de Yue también estaba presente y me observaba seria mientras conversaba con la mía. Fue ella quien vino hacia nosotros, Clarissa de La Rosa, la reina de hielo en persona. Mi madre se aproximó a nosotros con una sonrisa cordial y una misión, largar a Mario de donde estábamos ambos.

-Mario.-susurró.-tu madre te está buscando.-sonrió mientras lo decía, era como una realidad palpable aunque todos sabíamos que era falso. Cuando hablo de todos hablo de mí y de Mario. Si bien obedeció, ya que quedaría aún más incorregible e intratable.-Olivier, cariño.-murmuró cuando mi ex amante se marchó.-Creo que esto ha resultado un auténtico desastre. Pero de todas formas, siempre resulta de este modo.-sonrió y noté su cansancio, creo que él también lo hizo.-Hizaki, amor.-dirigió sus ojos fríos a mí, clavándolos como siempre hasta la última vértebra de mi columna llevando la sensación hasta la médula.-le podrías llevar a casa.-asentí a su petición y regresó sus ojos a su amigo.-Creo que estarás un poco harto, pero creo que hemos conseguido nuestro propósito en cierta medida. Ya que tenemos las dos inversionistas que nos hacían falta.-volvió a mirarme.-Hizaki ¿me harías ese favor corazón? El de llevarle a casa, pues creo que nadie mejor que tú podrías llevarle, nadie mejor que alguien de la familia, para que así sea tratado como se merece.

Hacía unos meses me había sacado el permiso. Antes de navidad. Me había regalado un coche que era un sueño. Siempre desee un coche como aquel. Para mí su motor era uno de los mejores, ya que era un Opel de alta gama. Su carrocería era negra, uno de mis colores favoritos. Para más señas era un Opel Gt. Sus asientos estaban tapizados en cuero negro y con todas las prestaciones costaba unos treinta mil euros.

-Claro mamá, será todo un placer poder conversar de camino a su hogar.-sonreí a mi madre. Ya que recordaba el día que me lo compró. Era algo increíble. Creo que jamás grité tanto como aquella mañana a las siete, recién levantado y con ojeras, pero con una potencia de pulmones que creo que despertaron a todo el barrio.-Espero que esta invitación no la rechaces, como los cuadros.

-Clarissa no es necesario.-intentaba negarse como siempre, ese chico parecía que tan sólo sabía decir no.-Quizás puedo irme con Trevor.-era su amigo, así que entendí que se sintiera más cómodo con él que conmigo. Aún así, deseaba que mi madre siguiera insistiendo, cosa que hizo.

-Por supuesto que es necesario.-replicó ella con una encantadora sonrisa.-Aparte, mi corazón.-dijo agarrándome del brazo de forma afectuosa, cosa que me dio miedo.- ¿No crees que encargarte con mi hijo representa una muestra de la confianza que te tengo? mira que te presto a uno de mis dos mas grandes tesoros.-casi abro los ojos más de la cuenta, eso no era normal en ella. ¿Mi madre diciendo eso? O el vino era garrafón o estaba más animada de costumbre.

-Bueno, si lo pones así, no puedo negarme Clarissa.-susurró aceptando la proposición de mi madre.-Será un enorme favor el que me haga, joven Hizaki.-dijo con una sonrisa, de nuevo sonreía y yo otra vez lo miraba con ganas de desnudarlo.

-Ven, te enseñaré a mi pequeño.-amaba mi coche, mis motos... dios como amaba la velocidad.-Está en el garaje con las motos que poseo. Espero que te gusten los descapotables.-dije haciéndole un gesto para que me acompañara.-Vengo ahora.-sonreí a mi madre de forma ¿encantadora?

Él me siguió como pollito. Me preguntaba si mi madre se habría percatado de mi interés en él, aunque no fuera sexualmente hablando. Quería conocer a personas de mi edad que no fueran el círculo de siempre, me quejaba de que únicamente tuviera un par de amigos y el resto me causaran cierto repelús.

Cuando entramos al garaje encendí la luz y mi coche se iluminó por su carrocería brillante. Fui hacia el lado del copiloto y lo abrí, el mío simplemente lo salté hacia dentro y me puse el cinturón.

Al montarnos puse uno de mis cds, era yo cantando pero seguramente ni se daría cuenta. Lo había grabado con mi padre, era un estilo distinto al rock que llevaba sino algo más pop y bailable. Lo habíamos hecho antes de navidad, en un estudio algo casero. Pero sonaba bien y terminaría grabándolo en mejores condiciones que en la cual fue grabado por primera vez. La canción pegaba demasiado con mi forma de vida, pero mientras Olivier no me juzgara por eso y me siguiera tratando como hasta ahora todo iría bien.

-Espero que no te importe.-dije abrochándome el cinturón para hacer rugir a mi maravilla.

-No, no importa.-respondió mientras salíamos al fin, al principio no pero al final terminé manejando bastante rápido.

Noté como pegaba su frente a la ventanilla con los ojos cerrados, así que supuse que la velocidad no iba con él. Estábamos parados en un semáforo, esperaba impaciente que me diera vía libre.

-De nuevo tengo que pedirte disculpas, me olvido del mundo cuando conduzco.-entonces escuché un fallo en la pronunciación de una palabra. Tendría que mejorar mi inglés.

-Lo lamento, en realidad lo lamento joven Hizaki.-susurró y yo tan sólo miraba a las chicas que estaban a punto de cruzar.-Sólo no estoy acostumbrado, pero nunca he podido viajar a gran velocidad.-decía y yo esperaba pacientemente el cruzar de aquellas bellezas. Se me olvidó de con quien iba, de que había estado toda la noche persiguiéndole.-Incluso en el avión es un poco difícil...por eso prefiero navegar

Pasaron al fin por el cebrado y me quedé mirando sus piernas, una de ellas se giró y se quedó mirándome. Yo sólo sonreí y cuando pasaron todas arranqué sin más. Cuando lo miré me di cuenta que estaba como acobardado en el asiento, no entendía esa actitud que había tomado. Tampoco conducía tan rápido y mucho menos pensaba que mi compañía fuera tan aburrida.


-Para de llamarme joven Hizaki.-dije con una sonrisa en mis labios.-Todos me llaman Hizaki a secas o Hiza.-me sentía cómodo con él.-Aminoro la velocidad porque no me gustaría que te marearas ¿Qué clase de anfitrión y futuro amigo sería? espero que seamos amigos, me agradas. No eres como los típicos niños insoportables, además mi madre me habló bien de ti.-giraba lentamente hasta llegar a una de las calles que darían al barrio dormitorio.

-Su madre es una mujer extraordinaria, seguro que ha exagerado al hablar de mí.

-Dijo que eras algo tímido, no mintió en ello ¿por qué si en el resto? Tienes talento, lo he visto por mis propios ojos.-cuando paré en otro semáforo sonreí aún más.-Aunque debo de decir que no me dijo que eras tan joven, pensé que tendrías su edad.-entonces reí bajo recordando el día que me ofreció el leer aquella revista.

-Entre a la escuela de diseño muy joven y dure muy poco tiempo... ya tengo casi 10 años en el diseño.-

-Lo que no pensé es que Mario creyera que quiero estar contigo, ese maldito crío es insoportable. Si mi madre supiera... se moría.-dije cuando comentó aquello. Sabía bien su carrera.

-Supongo que es tonto preguntar si tus gustos son.-balbuceó intentando encontrar la palabra.-amplios.-casi me carcajeo con la definición que le otorgó a ser bisexual o gay.-No creo que Clarissa se altere con eso.-no conocía a mi madre, se notaba. En ese aspecto no la conocía. Aunque sería un alivio.-al menos, conmigo, conmigo.-murmuró algo sonrojado.-Conmigo fue de mucha ayuda cuando.-tartamudeaba aún al hablar, era muy dulce.-Cuando tuve que irme de Paris por, por asuntos personales.-no sabía esa faceta de mi madre, pero me agradó conocerla.-Supongo, bueno, creo que eso tiene que ver un poco con lo que ha sucedido.-se sacudió un instante la cabeza y se autoabrazó un poco más.-Lo siento, he hablado demasiado.-murmuró.-Perdóneme por favor.-paré en un nuevo semáforo y comencé a reír.

-¿Te han dicho que te ves encantador así sonrojado y balbuceante?-pregunté volviendo al volante.-Soy bisexual, si es a lo que llamas gustos amplios.-reí bajo observando el semáforo, se puso verde pero no había nadie así que podía quedarme con él hablando sin más.-Y deja de tratarme de usted, yo no lo hago.-me daban ganas de revolverle los cabellos. Sin duda era todo un show. Parecía más pequeño en edad que yo.- ¿En qué calle dijiste que era? esta parte de la ciudad no la sé muy bien.-tenía que desviar el tema de la conversación, era cierto que mi madre era su amiga... no sé si me mataría si lo acosara pero, no me pude morder la lengua.-Me pareces atractivo, en parte Mario tenía razón, pero no pienso acosarte porque mi madre me mataría. Mandaría hacer sushi con mi joven cuerpo... No tienes porqué preocuparte por mi, no te voy a meter mano.-de momento... eso faltó decirlo. Sin embargo, no quería asustarlo más de lo que estaba.

-En un par de manzanas más, de vuelta a la derecha.-no levantaba su mirada, estaba con sus cabellos sobre su rostro algo avergonzado.-es un loft, antes eran edificios dedicados a industrias o cosas parecidas.-explicó algo más relajado.-Pero, últimamente, han ocurrido movimientos artísticos por aquí que han hecho interesante este lugar.

-Mi hermana vive por aquí, mi madre no lo sabe. El día que lo sepa creo que se morirá de rabia, eso sí sin soltar ni una palabra.-observé las casas y comencé a entender porqué todos venían aquí, eran bastante apartadas del ruido, se debería dormir de una pierna.-Oye, en serio mi propuesta de los cuadros está en pie. Además si deseas usar la biblioteca que tenemos puedes pasarte, yo encantado te presto el libro que quieras.- Total, eran de mi padre y son mi herencia.-Tú me dirás.-entré en la calle que me dijo, así que a esperar que me dijera donde.

-Muchas gracias por su invitación, quizás la tenga a consideración después.-me alivié, pensé que tal vez aceptaría y lo volvería a ver pronto.-Es aquí.-dijo señalando uno de los edificios.-En este.-abrió la puerta y sonrió.-Gracias por traerme, muy amable.-se despedía cuando salía y se cayó.

Salí apresurado del vehículo pero, cuando cerré la puerta para auxiliarlo, ya estaba en el suelo. Lo levanté con cuidado pegándolo a mí, a pesar que había notado que el contacto físico no le agradaba.

-Espera.-dije buscando por el lugar en la acera un banco, solía tener en estas calles de anchas aceras bancos y pequeños árboles, eran lugares agradables para pasear. Entonces lo vi y con cuidado lo tomé por la cintura.-Agarra bien, voy a mirarte ahora el pie y si hace falta vamos al centro de salud para que lo venden. No pises, agárrate bien a mí.-caminé con él unos pocos pasos para sentarlo y me senté a su lado agarrando el pie observándolo.-Se pondrá feo, algo hinchado hoy y mañana quizás.-lo toqué lentamente palpando si veía fractura o algo peor.-Pero no creo que tengas que ir al médico, eso sí no lo pongas en el suelo.-lo miré sonriendo intentando contenerme las ganas de besarlo. Era adorable, adorablemente violable.

-¿No está roto verdad?-lloraba mientras hablaba en un hilo de voz y tenía los ojos cerrados.-Pero duele.

-Claro que duele, te has lastimado el pie.-dije observando su rostro, intentaba quitarle hierro al asunto pero al verlo llorar no pude. Lo tomé del rostro limpiando sus lágrimas con mis dedos.-Ey, mírame y piensa algo bueno solo lo vi yo. Imagina, esto te pasa en un supermercado y te hubieras muerto de la vergüenza.-eso sería un alivio, al menos para mí lo sería.-Vamos, te llevo a tu casa y te ayudo a ponerte una venda.-me levanté y lo tomé en brazos, no pesaba demasiado porque era muy delgado. Caminé hacia el portón de la vivienda.-Dame las llaves para que pueda abrir.

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