
-Baje...bájeme por favor.-estaba avergonzado, eso me atraía aún más.-suficiente es con que me halla visto caer. Intentare caminar yo solo.-entonces intentó despegarse de mí y casi cae de bruces, así que volvió a mis brazos y yo lo tomé de nuevo como una delicada señorita.-El elevador.-dijo tras entregarme sus llaves e indicando donde estaba la puerta hacia el ascensor.-Es el cuarto piso, el número 45.-no me miraba y sabía que era por el rubor que tenía en sus mejillas, ocultaba su rostro en mi cuello.
-Anda, deja de ponerte rojo que más que hombre vas a parecer tomate.-dije riendo bajo mientras abría la puerta y buscaba el ascensor.-Dijiste cuatro.-cuando abrí la puerta me metí con él con cuidado de que no se golpeara con el elevador.-Cuatro.-repetí pulsando. Al vernos de esa guisa me reí a carcajadas.-Oye, princesa, parecemos una pareja en la luna de miel.-solía ser bromista con mis amigos.-Nada, olvídalo es una broma tonta no lo tomes a mal, soy así.
-Sólo.-susurró.-Sólo déjeme enfrente de mi loft.-su voz estaba entrecortada, parecía algo molesto por lo que había dicho. Pero no dejaba el balbuceo ni un instante.-No.-cerró los ojos ocultándose más.-No necesita molestarse más.-seguía llorando, podía notarlo.-No le diga nada a Clarissa, se preocuparía y no es necesario.
-No se lo diré si me prometes que vas a dejar de llorar, intento hacerte reír.-dije muy próximo a su oído.-Sé guardar secretos.-murmuré abriendo la puerta caminando con él, para luego cerrarla con el pie.-Te llevo a la cama, no rechistes que no estás para corretear y mañana quédate en cama. ¿Tienes vendas?-el apartamento no estaba mal, quizás me pedía uno para largarme de esa casa de locos... pero no podía dejar a mi hermano aún.
-Me duele.-aquello lo dijo como si fuera un niño pequeño, después señaló la habitación para que lo dejara recostado allí.-Las vendas están en el botiquín, en el baño-lo había recostado en la cama y acomodado como pude entre sus almohadas.-No tiene que hacer eso.-dijo mientras indicaba donde estaba el baño.-Yo podría hablar a un medico, no es necesario.-soltó un gran suspiro y yo simplemente lo observaba.
-Deja de tratarme de usted, hazlo de tú.-dije sin apartarme de él.-Me haces sentir viejo y sólo tengo dieciocho aún.-comenté encaminándome para las habitaciones y supuse que la próxima al cuarto era el baño, donde me indicó con la mano, y sí lo era. Saqué una pomada, unas vendas y luego regresé. Dejé todo a un lado y me quité la chaqueta, remangué mi camisa blanca y lo observé.-Se pondrá algo morado, pero si te das esta crema dos veces al día todo irá bien, yo la suelo usar. Me alegra que la tuvieras, sino no se curaría tan rápido. Aún así, tienes que ir a un médico mañana.-empecé a extenderla suave, con un masaje que seguramente calmaría su dolor, pero no sus nervios.-Veamos.-dije tomando la venda para empezar a ponerla.-La dejaré algo suelta porque se hinchará, si notas que te oprime la quitas y acomodas como puedas.-clavé mis ojos en él y sonreí.
-Es muy amable.-susurró con la mano sobre sus ojos, tapándolos y quedándose en una pose de dama en apuros que me daban ganas de caer sobre él. Le había dicho que nada de usted, así que de inmediato se corrigió.-Eres amable a pesar de tu manera de…-no supo acabar, se le atravesaban las palabras.-olvídalo.-murmuró incorporándose luego mientras secaba sus lágrimas.-Supongo que me lo busque, andando descalzo.-se acomodó esa especie de falda, ocultando su pie tras la tela.
-Soy un caballero, eso lo aprendí de mi padre.-me quedé de pie viéndolo. Así recostado y tan vulnerable daban ganas de atarlo a la cama para hacerle de todo.-Además, hay que ser amables en exceso con los chicos guapos luego se molestan y puedes herir su sensibilidad.-me encogí de hombros y me incliné para tomar la chaqueta.-¿Quieres algo más? yo te lo traigo y así no te mueves, necesitas reposo.-tomé una de las almohadas y sonreí un instante para dejarla bajo su pie. Algo me impulsó a no poder más, no sé porqué me incliné y lo besé suave en los labios. Él se hizo hacia atrás, tanto fue así que destrozó la ropa que llevaba.
-¿Tenías que añadir esto a las ofensas y momentos vergonzosos que he pasado el día de hoy?-reclamó en voz baja.
-Discúlpame, me atraes y he sido un descortés.-suspiré mirándolo fijamente.-Pero quizás me atraes porque no eres como todos, tienes algo especial que me causa ternura.-me encogí de hombros y le miré.-Quizás porque yo soy un bestia que se la pasa pegándose con otros, corriendo en carreras hasta casi romperse la crisma y ... tal vez eres lo contrario a mí.-lo dije serio, pero terminé sonriendo.-Espero que esto no impida ser amigos, sé aceptar un rechazo.-sí, un rechazo ... el primero de mi vida.
Volvió a llorar intentando cubrirse como podía. Le había hecho daño, eso demostraba que era sensible y aún más quería protegerlo. Deseaba tenerlo entre mis brazos, acariciar sus cabellos y decirle que nada ocurriría. Eran deseos que no ocurrían con Yue. Me traumó eso, que con mi pareja jamás hubiera tenido esa clase de sentimiento.
-No, no confío en eso de ser amigos. Lo has dicho varias veces y aún así.-temblaba, lloraba y balbuceaba.-Vete ya.-dijo con el tono de voz roto, aunque serio.-Sé que soy descortés, pero vete ya.... quiero estar solo... déjame ya... por favor
Tomé una colcha que había en un sillón y se la eché. Verlo de esa forma me rompía el alma. No sabía porqué pero por primera vez me sentía mal por haber tenido un impulso.
-Fue un impulso.-susurré acomodando bien sus cabellos.-Lo lamento... no sucederá. Además, tengo pareja.-sí, tenía pareja. A la cual no amaba y que estaba con él porque no quería lastimarlo. Me coloqué bien la camisa y me puse la chaqueta dispuesto a irme.-Descansa, si necesitas ayuda pídemela y descuida no le diré a mi madre que te caíste... es capaz de montar un operativo para ayudarte incluso a respirar.
-No apagues la luz, por favor.-susurró asustado y con la colcha hasta las orejas.
-No, no puedo dejarte solo.-dije quitándome de nuevo la chaqueta para dejarla en el sillón.-Me quedaré en el salón, si necesitas algo avisa. Ya sea agua, pastillas para el dolor, un masaje o que te cante una nana.-me desabroché los primeros botones de la camisa y me rasqué la cabeza.-Aunque te moleste me quedo, no voy a dejarte solo y que te puedas hacer daño. Porque me caes bien, aunque no lo creas, y porque no quiero morir joven a manos de mi madre.-rió bajo ante lo que dije, volvía a reír y eso me hizo respirar tranquilo.
-Dale una oportunidad a Clarissa.-dijo intentando mediar entre mi madre y yo.-Es una mujer muy diferente a lo que crees.-su tono era más suave y tranquilo.-Pero... no tengo sillones.-cuando entré no me había fijado, pero era cierto. En la puerta del salón noté que sólo había mesas y alguna silla.-Puedes...-se incorporó, aún tapado, para señalar un sillón próximo a su cama.-es más cómodo que una silla
-Arigato.-dije con una sonrisa sentándome en el sillón mientras lo observaba.- ¿Sigue doliendo? ¿O ya se calmó?-no iba a decirle nada sobre mi madre, a veces era puro hielo y no sabía como tratarla...era mi madre y la quería, pero ciertas cosas que hacía no me gustaban.-Si no se calmó puedo traerte un poco de zumo con una pastilla, tu botiquín está repleto creo que casi he visto la píldora del día después.-reí bajo y lo observé.-No soportas el dolor ¿verdad? yo al contrario soy sadomasoquista... me pueden pegar que no lo siento, si estoy dando claro.
-Anda, deja de ponerte rojo que más que hombre vas a parecer tomate.-dije riendo bajo mientras abría la puerta y buscaba el ascensor.-Dijiste cuatro.-cuando abrí la puerta me metí con él con cuidado de que no se golpeara con el elevador.-Cuatro.-repetí pulsando. Al vernos de esa guisa me reí a carcajadas.-Oye, princesa, parecemos una pareja en la luna de miel.-solía ser bromista con mis amigos.-Nada, olvídalo es una broma tonta no lo tomes a mal, soy así.
-Sólo.-susurró.-Sólo déjeme enfrente de mi loft.-su voz estaba entrecortada, parecía algo molesto por lo que había dicho. Pero no dejaba el balbuceo ni un instante.-No.-cerró los ojos ocultándose más.-No necesita molestarse más.-seguía llorando, podía notarlo.-No le diga nada a Clarissa, se preocuparía y no es necesario.
-No se lo diré si me prometes que vas a dejar de llorar, intento hacerte reír.-dije muy próximo a su oído.-Sé guardar secretos.-murmuré abriendo la puerta caminando con él, para luego cerrarla con el pie.-Te llevo a la cama, no rechistes que no estás para corretear y mañana quédate en cama. ¿Tienes vendas?-el apartamento no estaba mal, quizás me pedía uno para largarme de esa casa de locos... pero no podía dejar a mi hermano aún.
-Me duele.-aquello lo dijo como si fuera un niño pequeño, después señaló la habitación para que lo dejara recostado allí.-Las vendas están en el botiquín, en el baño-lo había recostado en la cama y acomodado como pude entre sus almohadas.-No tiene que hacer eso.-dijo mientras indicaba donde estaba el baño.-Yo podría hablar a un medico, no es necesario.-soltó un gran suspiro y yo simplemente lo observaba.
-Deja de tratarme de usted, hazlo de tú.-dije sin apartarme de él.-Me haces sentir viejo y sólo tengo dieciocho aún.-comenté encaminándome para las habitaciones y supuse que la próxima al cuarto era el baño, donde me indicó con la mano, y sí lo era. Saqué una pomada, unas vendas y luego regresé. Dejé todo a un lado y me quité la chaqueta, remangué mi camisa blanca y lo observé.-Se pondrá algo morado, pero si te das esta crema dos veces al día todo irá bien, yo la suelo usar. Me alegra que la tuvieras, sino no se curaría tan rápido. Aún así, tienes que ir a un médico mañana.-empecé a extenderla suave, con un masaje que seguramente calmaría su dolor, pero no sus nervios.-Veamos.-dije tomando la venda para empezar a ponerla.-La dejaré algo suelta porque se hinchará, si notas que te oprime la quitas y acomodas como puedas.-clavé mis ojos en él y sonreí.
-Es muy amable.-susurró con la mano sobre sus ojos, tapándolos y quedándose en una pose de dama en apuros que me daban ganas de caer sobre él. Le había dicho que nada de usted, así que de inmediato se corrigió.-Eres amable a pesar de tu manera de…-no supo acabar, se le atravesaban las palabras.-olvídalo.-murmuró incorporándose luego mientras secaba sus lágrimas.-Supongo que me lo busque, andando descalzo.-se acomodó esa especie de falda, ocultando su pie tras la tela.
-Soy un caballero, eso lo aprendí de mi padre.-me quedé de pie viéndolo. Así recostado y tan vulnerable daban ganas de atarlo a la cama para hacerle de todo.-Además, hay que ser amables en exceso con los chicos guapos luego se molestan y puedes herir su sensibilidad.-me encogí de hombros y me incliné para tomar la chaqueta.-¿Quieres algo más? yo te lo traigo y así no te mueves, necesitas reposo.-tomé una de las almohadas y sonreí un instante para dejarla bajo su pie. Algo me impulsó a no poder más, no sé porqué me incliné y lo besé suave en los labios. Él se hizo hacia atrás, tanto fue así que destrozó la ropa que llevaba.
-¿Tenías que añadir esto a las ofensas y momentos vergonzosos que he pasado el día de hoy?-reclamó en voz baja.
-Discúlpame, me atraes y he sido un descortés.-suspiré mirándolo fijamente.-Pero quizás me atraes porque no eres como todos, tienes algo especial que me causa ternura.-me encogí de hombros y le miré.-Quizás porque yo soy un bestia que se la pasa pegándose con otros, corriendo en carreras hasta casi romperse la crisma y ... tal vez eres lo contrario a mí.-lo dije serio, pero terminé sonriendo.-Espero que esto no impida ser amigos, sé aceptar un rechazo.-sí, un rechazo ... el primero de mi vida.
Volvió a llorar intentando cubrirse como podía. Le había hecho daño, eso demostraba que era sensible y aún más quería protegerlo. Deseaba tenerlo entre mis brazos, acariciar sus cabellos y decirle que nada ocurriría. Eran deseos que no ocurrían con Yue. Me traumó eso, que con mi pareja jamás hubiera tenido esa clase de sentimiento.
-No, no confío en eso de ser amigos. Lo has dicho varias veces y aún así.-temblaba, lloraba y balbuceaba.-Vete ya.-dijo con el tono de voz roto, aunque serio.-Sé que soy descortés, pero vete ya.... quiero estar solo... déjame ya... por favor
Tomé una colcha que había en un sillón y se la eché. Verlo de esa forma me rompía el alma. No sabía porqué pero por primera vez me sentía mal por haber tenido un impulso.
-Fue un impulso.-susurré acomodando bien sus cabellos.-Lo lamento... no sucederá. Además, tengo pareja.-sí, tenía pareja. A la cual no amaba y que estaba con él porque no quería lastimarlo. Me coloqué bien la camisa y me puse la chaqueta dispuesto a irme.-Descansa, si necesitas ayuda pídemela y descuida no le diré a mi madre que te caíste... es capaz de montar un operativo para ayudarte incluso a respirar.
-No apagues la luz, por favor.-susurró asustado y con la colcha hasta las orejas.
-No, no puedo dejarte solo.-dije quitándome de nuevo la chaqueta para dejarla en el sillón.-Me quedaré en el salón, si necesitas algo avisa. Ya sea agua, pastillas para el dolor, un masaje o que te cante una nana.-me desabroché los primeros botones de la camisa y me rasqué la cabeza.-Aunque te moleste me quedo, no voy a dejarte solo y que te puedas hacer daño. Porque me caes bien, aunque no lo creas, y porque no quiero morir joven a manos de mi madre.-rió bajo ante lo que dije, volvía a reír y eso me hizo respirar tranquilo.
-Dale una oportunidad a Clarissa.-dijo intentando mediar entre mi madre y yo.-Es una mujer muy diferente a lo que crees.-su tono era más suave y tranquilo.-Pero... no tengo sillones.-cuando entré no me había fijado, pero era cierto. En la puerta del salón noté que sólo había mesas y alguna silla.-Puedes...-se incorporó, aún tapado, para señalar un sillón próximo a su cama.-es más cómodo que una silla
-Arigato.-dije con una sonrisa sentándome en el sillón mientras lo observaba.- ¿Sigue doliendo? ¿O ya se calmó?-no iba a decirle nada sobre mi madre, a veces era puro hielo y no sabía como tratarla...era mi madre y la quería, pero ciertas cosas que hacía no me gustaban.-Si no se calmó puedo traerte un poco de zumo con una pastilla, tu botiquín está repleto creo que casi he visto la píldora del día después.-reí bajo y lo observé.-No soportas el dolor ¿verdad? yo al contrario soy sadomasoquista... me pueden pegar que no lo siento, si estoy dando claro.
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