
-No.-susurró.-Tengo un umbral de tolerancia muy bajo, pero no lo digas así.-balbuceó entrecortado un poco antes de seguir.-Parece que hubieras visto narcóticos ilegales.-dijo con una tímida sonrisa, algo forzada, pero no le di mucha importancia.-¿Podrías traerme un poco de jugo?-interrogó recostado y yo lo miraba como un idiota.-hay de piña en el refrigerador y si quieres tomar algo, lo que se te antoje.
-Por supuesto, seré su criado por una noche.-dije levantándome para ir hacia la nevera. No había nada de carne ¿se alimentaba de aire? agarré una manzana y vertí un poco de zumo en un vaso. Al regresar lo hice mordisqueando la fruta con la camisa abierta, hacía calor en ese apartamento.- ¿No comes carne? Aunque debí imaginármelo.-dije con la boca llena de manzana.-Al menos tienes fruta.-di otro mordisco, mientras le tendía el vaso.
-Gracias.-dijo tomando el vaso y me miró de reojo, para después desviar la mirada.-Soy vegetariano, no como productos provenientes de animales, ni uso en la medida de lo posible cosas que vengan de su dolor.-tenía la mirada bien baja, creo que yo le imponía y más que seguro que pensaba que me reiría.-Incluso en la confección de mis diseños, todos son bioamigables, y el cuero que se usa en mínimas proporciones, es obtenido por métodos no crueles.-hablaba en un tono suave, me gustaba el acento francés que tenía. No era un intento de francés como Yue, por ser su madre de Francia y él querer imitarla.-Aunque espero no tener que usarlos en esta próxima colección.
-Yo te entiendo, pero yo soy de los que sin sushi no puede vivir o sin pollo al tempura.-volví a morder la manzana.-Yo solo de cuero tengo la chaqueta y la compré de ese tipo, me dijeron que eran productos donde el animal no sufrió. Solo la chupa. Los guantes y demás que uso son cuero sintético.-no era tan bueno, pero era pasable.-Ver a dos pegándose me causa emoción, ver a alguien pegando a un animal... me dan ganas de patearle a él la cabeza.-entonces apareció un perro de la nada y comenzó a olfatearme.
Era pequeño de color gris. Tenía un aspecto afable y unos ojos que parecían de peluche. La raza era Schnauzer, solían ser apropiados siempre para pisos como otros tipos de perros pequeños. Mi hermano y yo pedimos al menos un perro, ya que gatos no nos dejaban tener. Sin embargo, siempre tuvimos un no por parte de mi madre. Los tres, mi padre incluido, rogábamos y ella se mantenía firme en no comprarnos un animal de compañía salvo peces.
-¡Ey! ¡Tienes perro!-exclamé inclinándome para comenzar a jugar con él.-Hola chico.-comenzó a lamerme la cara.-¿Cómo que no apareciste hasta ahora? ¿Eh?-ladró y yo comencé a reír.-Me gusta el chucho, es tan cute como su dueño.-era un halago, pero no esperaba que se diera cuenta de ello.
-Se llama Valentino.-inmediatamente pensé en Valentino Rossi, pero conociéndole supuse que era por el diseñador y lo que dijo después fue la confirmación a mis sospechas.-Aunque, cuando en la firma se enteren de que se llama así, me vetan de sus desfiles y de la semana de la moda de Milan.-al fin terminó riendo, supongo que hablar de su mascota era lo más relajado de toda la noche.-Así que muy pocas personas saben como se llama.-entonces dio un par de palmadas en la cama, llamando al perro para que fuera a su lado.-Ven Vale.-él fue directo a su dueño y Olivier terminó acariciándolo.-No ensucies a nuestro invitado.-dijo sonriendo mientras lo miraba a los ojos.-¿No ves que esta siendo amable?.-le regañó aún con sus miradas cruzadas. El perro pareció entender todo y se recostó a su lado haciéndose una bola.- ¿Te despertamos verdad?-acariciaba su lomo lentamente y por un instante desee ser perro.-es un dormilón.-explicaba mientras me imaginaba lo fácil que sería para él poder dormir con Olivier como si nada.
-La perra del novio de mi padre se llama Astaroth.-recordé cuando vi aquel mastodonte, un pastor alemán que parecía cruzado con otra raza prácticamente parecida a los lobos.-Me quedé con la cara de idiota cuando pensé que era un macho.-reí sentándome en la cama sin su permiso. Amaba a los gatos y a los perros, no tenía animales porque en casa no se podía y no me dejaban tener ni hamster, porque según mi madre yo no sabría cuidarlos. Mientras rascaba al perro tras las orejas.-Así que Valentino.-cuando lo dije me miró y jadeó.-Me gusta tu nombre, es mejor que el mío que abreviado parece de chica.-reí bajo al ver que ladraba y comenzaba a lamer mis manos.-Mi manzana...-dije al verla caída en el piso y la recogí para llevarla a la basura de la cocina. No sé porqué, el perro me siguió. É
-El diminutivo de mi nombre me gusta, aunque es muy femenino.-todo él era algo femenino, no demasiado. Me gustaba ese toque porque lo hacía verse delicado como damisela en apuros. Comenzó a contarme aquello mientras volvía de la cocina.-Me dicen Oly.-aquello me hizo sonreír.-bueno, mis hermanos y mis papas.-dijo sonrojándome una vez más.-para todos los demás sigo siendo Olivier.
Me recargué en el marco de la puerta observándolo y el perro se quedó a mis pies.
-A mi me gusta tu nombre, tiene clase. El mío fue una promesa de mi padre a su hermano, era de una historia a ambos les gusta y bueno... a mi me llamaron Hizaki y a mi primo Jun.-me rasqué la cabeza intentando pensar.-No sé como era la historia... en definitiva me dicen Hiza, Hiza-kun y mi hermano onii-chan.-agarré al perro entre mis brazos y lo dejé a su lado.-Tienes suerte, tienes mascota en casa.
-Me lo regaló mi padre cuando vine para la ciudad.-murmuró.-Bueno, ya lo tenia de antes, sólo que vivía en un departamento y por lo mismo había estado con mis papas en su casa.-empezaba a tomarme confianza, cuando estuviera tal vez todo asentado entre nosotros podría volver a atacar.-Tu hermano es muy lindo y se ve pequeño.-murmuró mirándome de reojo.-Hay mucha diferencia de edades entre ustedes ¿no? debiste haber crecido muy solo.
-Mi hermano tiene doce y yo tengo dieciocho, solo son seis años. Bueno casi son siete, porque voy a cumplir diecinueve y daré una fiesta.-le miré y sonreí.-Espero que vengas, estás invitado. Sólo vendrán mis amigos y ya. No quiero que mi madre monte algo como la última ocasión, había más amigas suyas que amigos míos y me sentía incómodo.-sabía que para una madre era motivo de celebración, de puesta en sociedad unos dieciocho años... sobretodo para las madres como la mía.- ¿Vendrás? seremos solo los de mi banda y tú, si vienes.
-No creo que sea buena idea Hizaki.-ya venía la negativa y tonta excusa de nuevo.-Soy significativamente mayor que ustedes. Aparte, no soy muy afecto a personas desconocidas, pero muchas gracias por la invitación. Es muy amable de su parte haber pensado en mí.
-Ah, no. Ni de coña te vale una excusa tan estúpida.-dije dejando mi dedo índice sobre su frente golpeándolo levemente.-No te atreverás a rechazar una cerveza en un bar tranquilo.-sí, era ahí donde íbamos. Había actuaciones musicales, también monólogos y exposiciones audiovisuales. Lugar relajado para conversar y reírnos de nuestras estupideces.-Vamos, mi padre sale conmigo de juerga y tú no... que vergüenza, mírate ni que tuvieras ochenta.-me aparté de él y me puse de pie cruzándome de brazos.-¿Tienes ochenta? Yo te veo joven, además hay que vivir la vida o sino se escapa y no vuelve.
-Creo que no es de su incumbencia ni mi edad, ni la edad mental que tengo... siempre me he creído más maduro que los demás de mi generación.-seguía en su concha, nunca mejor dicho. Se había arropado como abuelita hecho prácticamente un ovillo.-y no me gustan esa clase de bares.-eso sonó snob que tiraba para atrás.-Ni la cerveza, ni esa clase de niñerías.-cuando dijo niñería me puse serio y con una ceja alzada más que otra.
-Es un bar donde se lee poesía, se escucha música como jazz... pero si el señorito piensa que soy un mocoso quizás es hora de que me largue. Porque me confundí con él, pensé que podíamos ser amigos... y créeme no eres maduro, eres muy inmaduro sea para la edad que sea eso que has dicho es de niño de teta.-tomé mi chaqueta otra vez dispuesto a largarme.
Pero no me pude ir, no porque me diera jaqueca saber que se quedaba solo, sino porque el maldito perro tiraba de mi pierna. Me estaba mordisqueando el pantalón y tiraba rudo de él. Miraba a Olivier hecho aún un ovillo, sin inmutarse por todo lo que había dicho y hecho.
-Oye.-dije tomándolo en brazos y comenzó a lamerme el rostro.-Para chico, para.-no pude estar molesto más tiempo, me reía a carcajadas y gracias al perro.-¡Oye!-grité antes de caer al suelo y con sus patas rasguñó mi camisa quitándome los botones que había logrado abotonar con las prisas.-¡Chico para que me arañas!-dije sin molestarme y cuando me logré zafar me quité la camisa.-Me la llenaste de babas, mi cara también ¿feliz?-el giró la cabeza y movió la cola.-No me iré por ti, eres muy mono.-me levanté para ir al baño y lavarme la cara. El perro me siguió como si custodiara que me quedara junto a él.
-Por supuesto, seré su criado por una noche.-dije levantándome para ir hacia la nevera. No había nada de carne ¿se alimentaba de aire? agarré una manzana y vertí un poco de zumo en un vaso. Al regresar lo hice mordisqueando la fruta con la camisa abierta, hacía calor en ese apartamento.- ¿No comes carne? Aunque debí imaginármelo.-dije con la boca llena de manzana.-Al menos tienes fruta.-di otro mordisco, mientras le tendía el vaso.
-Gracias.-dijo tomando el vaso y me miró de reojo, para después desviar la mirada.-Soy vegetariano, no como productos provenientes de animales, ni uso en la medida de lo posible cosas que vengan de su dolor.-tenía la mirada bien baja, creo que yo le imponía y más que seguro que pensaba que me reiría.-Incluso en la confección de mis diseños, todos son bioamigables, y el cuero que se usa en mínimas proporciones, es obtenido por métodos no crueles.-hablaba en un tono suave, me gustaba el acento francés que tenía. No era un intento de francés como Yue, por ser su madre de Francia y él querer imitarla.-Aunque espero no tener que usarlos en esta próxima colección.
-Yo te entiendo, pero yo soy de los que sin sushi no puede vivir o sin pollo al tempura.-volví a morder la manzana.-Yo solo de cuero tengo la chaqueta y la compré de ese tipo, me dijeron que eran productos donde el animal no sufrió. Solo la chupa. Los guantes y demás que uso son cuero sintético.-no era tan bueno, pero era pasable.-Ver a dos pegándose me causa emoción, ver a alguien pegando a un animal... me dan ganas de patearle a él la cabeza.-entonces apareció un perro de la nada y comenzó a olfatearme.
Era pequeño de color gris. Tenía un aspecto afable y unos ojos que parecían de peluche. La raza era Schnauzer, solían ser apropiados siempre para pisos como otros tipos de perros pequeños. Mi hermano y yo pedimos al menos un perro, ya que gatos no nos dejaban tener. Sin embargo, siempre tuvimos un no por parte de mi madre. Los tres, mi padre incluido, rogábamos y ella se mantenía firme en no comprarnos un animal de compañía salvo peces.
-¡Ey! ¡Tienes perro!-exclamé inclinándome para comenzar a jugar con él.-Hola chico.-comenzó a lamerme la cara.-¿Cómo que no apareciste hasta ahora? ¿Eh?-ladró y yo comencé a reír.-Me gusta el chucho, es tan cute como su dueño.-era un halago, pero no esperaba que se diera cuenta de ello.
-Se llama Valentino.-inmediatamente pensé en Valentino Rossi, pero conociéndole supuse que era por el diseñador y lo que dijo después fue la confirmación a mis sospechas.-Aunque, cuando en la firma se enteren de que se llama así, me vetan de sus desfiles y de la semana de la moda de Milan.-al fin terminó riendo, supongo que hablar de su mascota era lo más relajado de toda la noche.-Así que muy pocas personas saben como se llama.-entonces dio un par de palmadas en la cama, llamando al perro para que fuera a su lado.-Ven Vale.-él fue directo a su dueño y Olivier terminó acariciándolo.-No ensucies a nuestro invitado.-dijo sonriendo mientras lo miraba a los ojos.-¿No ves que esta siendo amable?.-le regañó aún con sus miradas cruzadas. El perro pareció entender todo y se recostó a su lado haciéndose una bola.- ¿Te despertamos verdad?-acariciaba su lomo lentamente y por un instante desee ser perro.-es un dormilón.-explicaba mientras me imaginaba lo fácil que sería para él poder dormir con Olivier como si nada.
-La perra del novio de mi padre se llama Astaroth.-recordé cuando vi aquel mastodonte, un pastor alemán que parecía cruzado con otra raza prácticamente parecida a los lobos.-Me quedé con la cara de idiota cuando pensé que era un macho.-reí sentándome en la cama sin su permiso. Amaba a los gatos y a los perros, no tenía animales porque en casa no se podía y no me dejaban tener ni hamster, porque según mi madre yo no sabría cuidarlos. Mientras rascaba al perro tras las orejas.-Así que Valentino.-cuando lo dije me miró y jadeó.-Me gusta tu nombre, es mejor que el mío que abreviado parece de chica.-reí bajo al ver que ladraba y comenzaba a lamer mis manos.-Mi manzana...-dije al verla caída en el piso y la recogí para llevarla a la basura de la cocina. No sé porqué, el perro me siguió. É
-El diminutivo de mi nombre me gusta, aunque es muy femenino.-todo él era algo femenino, no demasiado. Me gustaba ese toque porque lo hacía verse delicado como damisela en apuros. Comenzó a contarme aquello mientras volvía de la cocina.-Me dicen Oly.-aquello me hizo sonreír.-bueno, mis hermanos y mis papas.-dijo sonrojándome una vez más.-para todos los demás sigo siendo Olivier.
Me recargué en el marco de la puerta observándolo y el perro se quedó a mis pies.
-A mi me gusta tu nombre, tiene clase. El mío fue una promesa de mi padre a su hermano, era de una historia a ambos les gusta y bueno... a mi me llamaron Hizaki y a mi primo Jun.-me rasqué la cabeza intentando pensar.-No sé como era la historia... en definitiva me dicen Hiza, Hiza-kun y mi hermano onii-chan.-agarré al perro entre mis brazos y lo dejé a su lado.-Tienes suerte, tienes mascota en casa.
-Me lo regaló mi padre cuando vine para la ciudad.-murmuró.-Bueno, ya lo tenia de antes, sólo que vivía en un departamento y por lo mismo había estado con mis papas en su casa.-empezaba a tomarme confianza, cuando estuviera tal vez todo asentado entre nosotros podría volver a atacar.-Tu hermano es muy lindo y se ve pequeño.-murmuró mirándome de reojo.-Hay mucha diferencia de edades entre ustedes ¿no? debiste haber crecido muy solo.
-Mi hermano tiene doce y yo tengo dieciocho, solo son seis años. Bueno casi son siete, porque voy a cumplir diecinueve y daré una fiesta.-le miré y sonreí.-Espero que vengas, estás invitado. Sólo vendrán mis amigos y ya. No quiero que mi madre monte algo como la última ocasión, había más amigas suyas que amigos míos y me sentía incómodo.-sabía que para una madre era motivo de celebración, de puesta en sociedad unos dieciocho años... sobretodo para las madres como la mía.- ¿Vendrás? seremos solo los de mi banda y tú, si vienes.
-No creo que sea buena idea Hizaki.-ya venía la negativa y tonta excusa de nuevo.-Soy significativamente mayor que ustedes. Aparte, no soy muy afecto a personas desconocidas, pero muchas gracias por la invitación. Es muy amable de su parte haber pensado en mí.
-Ah, no. Ni de coña te vale una excusa tan estúpida.-dije dejando mi dedo índice sobre su frente golpeándolo levemente.-No te atreverás a rechazar una cerveza en un bar tranquilo.-sí, era ahí donde íbamos. Había actuaciones musicales, también monólogos y exposiciones audiovisuales. Lugar relajado para conversar y reírnos de nuestras estupideces.-Vamos, mi padre sale conmigo de juerga y tú no... que vergüenza, mírate ni que tuvieras ochenta.-me aparté de él y me puse de pie cruzándome de brazos.-¿Tienes ochenta? Yo te veo joven, además hay que vivir la vida o sino se escapa y no vuelve.
-Creo que no es de su incumbencia ni mi edad, ni la edad mental que tengo... siempre me he creído más maduro que los demás de mi generación.-seguía en su concha, nunca mejor dicho. Se había arropado como abuelita hecho prácticamente un ovillo.-y no me gustan esa clase de bares.-eso sonó snob que tiraba para atrás.-Ni la cerveza, ni esa clase de niñerías.-cuando dijo niñería me puse serio y con una ceja alzada más que otra.
-Es un bar donde se lee poesía, se escucha música como jazz... pero si el señorito piensa que soy un mocoso quizás es hora de que me largue. Porque me confundí con él, pensé que podíamos ser amigos... y créeme no eres maduro, eres muy inmaduro sea para la edad que sea eso que has dicho es de niño de teta.-tomé mi chaqueta otra vez dispuesto a largarme.
Pero no me pude ir, no porque me diera jaqueca saber que se quedaba solo, sino porque el maldito perro tiraba de mi pierna. Me estaba mordisqueando el pantalón y tiraba rudo de él. Miraba a Olivier hecho aún un ovillo, sin inmutarse por todo lo que había dicho y hecho.
-Oye.-dije tomándolo en brazos y comenzó a lamerme el rostro.-Para chico, para.-no pude estar molesto más tiempo, me reía a carcajadas y gracias al perro.-¡Oye!-grité antes de caer al suelo y con sus patas rasguñó mi camisa quitándome los botones que había logrado abotonar con las prisas.-¡Chico para que me arañas!-dije sin molestarme y cuando me logré zafar me quité la camisa.-Me la llenaste de babas, mi cara también ¿feliz?-el giró la cabeza y movió la cola.-No me iré por ti, eres muy mono.-me levanté para ir al baño y lavarme la cara. El perro me siguió como si custodiara que me quedara junto a él.
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