7/9/09

Bonjour IX


-Oye.-dije tomándolo en brazos y comenzó a lamerme el rostro.-Para chico, para.-no pude estar molesto más tiempo, me reía a carcajadas y gracias al perro.-¡Oye!-grité antes de caer al suelo y con sus patas rasguñó mi camisa quitándome los botones que había logrado abotonar con las prisas.-¡Chico para que me arañas!-dije sin molestarme y cuando me logré zafar me quité la camisa.-Me la llenaste de babas, mi cara también ¿feliz?-el giró la cabeza y movió la cola.-No me iré por ti, eres muy mono.-me levanté para ir al baño y lavarme la cara. El perro me siguió como si custodiara que me quedara junto a él.

Se levantó y me siguió hacia el baño. Hizo todo el recorrido cojeando y cuando lo vi sonreí leve. Me había molestado, pero supongo que era autodefensa lo que hacía.

-Lo siento.-murmuró tomando la camisa que había dejado encima del lavabo.-Puedo repararla.-susurró intranquilo.-O puedes tomar una nueva.-señaló fuera del baño hacia su cuarto.-Esa cajonera está llena de ropa de la temporada pasada, modelos de prueba en su mayoría.

-No hace falta.-dije tras empapar mis cabellos y mi cara.-No importa, puedo llevarla a la tintorería.-le observé ahí parado y aunque me había molestado con él lo tomé por la cintura.-Agárrate a mí, si no tienes paciencia con el pie terminará solucionándose mal, y ese hermoso pie de bailarín te va a joder toda tu vida...-clavé mis ojos en él y sonreí.-Sé la edad que tienes, por eso te dije que no eras viejo.

Pasó entonces sus brazos alrededor de mi cuello, en ese instante me enamoré de su aroma y de su forma de hablar prácticamente en susurros. Sus cabellos se desprendieron de aquellos palillos del recogido, y rozaron mis brazos que estaban aferrándolo por la espalda.

-Gracias...- murmuró- no intentaba decirte inmaduro... sólo... no me gustan los bares, aunque me fascina el jazz... es mi música favorita.

-No es un bar en sí, es un lugar de reuniones pero tiene la mejor cerveza de la ciudad y un buen vino, a pesar de ser a precio asequible.-acaricié sus cabellos y los noté suaves, era un tacto sedoso y no sé porqué sonreí como un idiota.-Anda, te llevaré a la cama.-como pude lo recargué sobre mí y lo llevé del nuevo al colchón. Lo recosté en la cama y yo me quedé a su lado.-Lamento haberme molestado, seguramente te dolió que te acusara de algo que no es cierto.-besé su frente y lo arropé.-Anda, descansa que ya es hora ¿no crees?-lo dije en el mismo tono de voz dulce como el que usaba con mi hermano.

-No.-dijo en un balbuceo.-No puedo dormir así.-comentó cuando lo acomodé en el colchón.-Lo siento...soy demasiado molesto a veces.-pedía disculpas por algo que no me importaba, quería cuidar de él.-pero, es organza y licra de seda.-señaló todo lo que tenía puesto.-Si tan sólo me alcanzaras eso, me podría cambiar...-era un cajón con ropa de cama.

-De acuerdo.-dije levantándome para aproximarle la ropa.- ¿Te importa que yo me quite el pantalón? no voy a poder dormir con esto puesto ¿tienes algo ancho?-si decía que no se iba a tener que aguantar de verme con boxer. Hacía calor, estaba con ropa de calle y quería descansar un rato al menos. Me suponía que diría que no, eso lo sabía bien.

-En la misma cajonera que te digo, hay... hay muchas cosas, son las pruebas de la temporada pasada.-sonrió leve algo avergonzado quizás, no lo supe descifrar bien.- camisas, pijamas, pantalones, chinos...-empezó a enumerar todas las prendas.-Toma lo que sea necesario.-asentí a sus palabras.-si gustas pasar al baño a cambiarte.-yo no me moví, no quería quitar mis ojos de él. Deslizó su ropa interior con erotismo bajo aquella falda unisex, yo simplemente seguía el recorrido hasta que se dio cuenta que seguía ahí.-puedes... puedes cambiarte allá.-dijo señalando el baño.

-Yo no tengo pudor.-dije sin moverme comenzando a desabrochar mi pantalón, me saqué el cinturón y los zapatos.-Sí... pies libres al fin.-me quité el pantalón y le miré con aquellos boxer ajustados de CK.- ¿Qué? ¿No dirás que te avergüenzas? lo que tienes tú lo tengo yo, vamos que sólo cambia el tamaño y nada más.-mis músculos estaban algo marcados por la batería, mi estómago también por el ejercicio continuado y los boxer oscuro realzaban bien mis nalgas.-Veamos.-me incliné en el cajón y hurgué.-Genial, estos me van.-comenté sacando unos negros bastante anchos.-Son parecidos a unos que le robé a papá.

Me lo coloqué y cuando me giré lo vi brincando hacia la puerta, la falda se le deslizó y se vio sus nalgas de forma parcial. Eran pequeñas, de esas mini, y se veían bien redondas a pesar de ser un palo.

-No tardo... sólo... no tardo-

-Bonitas nalgas.-dije al ver que la tela se deslizaba aún más y comencé a reír a carcajadas.-Oye, te dejo solo o te matarás.-reía a carcajadas y coloqué bien la tela para dejar de ver aquello, si seguía con la visión iba a ponerme algo excitado y sería un problema.-No te preocupes, yo me veo desnudo a diario y esto para mí es normal.

Estuvo un buen rato. Creo que al menos diez minutos. Me imaginé que estaba tan avergonzado que no sabía como moverse luego, además la pierna le impediría hacer movimientos muy bruscos o le dolería.

-¡Listo!-gritó para que pasara mientras yo seguía tras la puerta. Me quedé en la puerta de la habitación recargado con el perro bajo mis pies.

-¿Ya cariño? ¿ya te pusiste seductor para mí?-alcé las cejas y las bajé para luego reír a carcajadas.-Eres muy pudoroso, no sé que sería de ti si tuvieras que ducharte en baños comunitario como yo cuando juego al futbol.-me acerqué a él palpándole la cabeza.-Eres adorable.

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