24/11/09

Medidas del alma XVII


Inmediatamente se encogió en el sillón por culpa de brillo de mis ojos. Él pensaba automáticamente como un animalillo herido, uno de esos que pueden ser pisoteados con la punta de los zapatos sin sentir remordimientos. Realmente esa forma de ser suya me enternecía y el sentimiento de necesidad de protegerlo aumentaba.

-Fue como vivir un dejavu y por las mismas razones.-murmuró apretando contra su pecho sus delgadas piernas.-¿Ahora me entiendes? ¿Ya entiendes porqué no podemos ser algo más que amigos?

-No, no lo entiendo.-dije levantándome para secar sus lágrimas y besar su frente.-¿Temes que te venga a reclamar algo? ¿que yo haga lo mismo?-pregunté arrodillándome de nuevo frente a él.-Escúchame, has logrado salir adelante tras los golpes en el colegio ¿vas a tirar tu felicidad por la borda? ¿dejar de ser libre? ¿por culpa de un idiota al que gustoso metería en una caja de pino?

-No.-se precipitó a responder.-No.-repitió intentando buscar las palabras concretas tal vez, o quizás para calmarse.-Yo sé que no eres igual.-susurró.-Tú eres muy joven, él era ya un hombre maduro casi.-masculló.-Pero es difícil, hay marcas que no se olvidan...menos cuando las cicatrices se llevan dentro.-no era precisamente a lo que me refería cuando hablaba de no ser igual que él.-Hizaki... eres muy chico, vas a ser padre... y eres buena persona...te mereces a alguien completo a tu lado..-parecían las palabras de mi madre, que me merecía alguien mejor, pero yo ya había elegido y no aceptaban mis decisiones.-alguien que no se halla dejado media alma en otra ciudad.

-Me toca a mí.-dije bastante serio.-Escúchame por favor, cuando termine puedes añadir lo que desees. Yo seré joven, pero si algo te puedo decir es que en los sentimientos uno no manda. No es fácil olvidarlo. Yo también he sufrido algo que me ha marcado.-me quedé quieto en mi posición y comencé a llorar de nuevo, pero en silencio.-Cuando mis padres se divorciaron pensé que mi mundo se destruía, en lo que había creído sobre el amor... era falso. Pero vino alguien que me atraía, jamás pensé ser el protegido sino el protector en una relación... él era el hombre que viste en la fiesta.-me senté mejor en el suelo frente a él, autoabrazándome.-Prácticamente me obligó la primera vez, sentía que me desgarraba por dentro, pero a la vez me hacía cierta ilusión y también me calmaba lo que me decía... que me amaba. Me lo creí y a las dos semanas deseé contárselo todo a mi madre, fugarme con él si era necesario y vivir lejos del caos que se estaba formando. Mi madre odiaba a mi padre, se notaba en la mirada y la vi llorar. Mi padre se alejaba de nosotros con tal de que mi madre no se alterara más de lo que estaba, aunque no lo aparentaba.-tomé aire y cerré los ojos.-Pensé que tenía algo a lo que aferrarme si todo iba mal, pero no. Una noche me levanté para buscarlo en su habitación, ya que tenía una habitación en nuestra casa... cuando fui lo vi besando a mi madre, ella reía y se sentía plena. A la mañana siguiente decidí que se lo quedara ella, no quería escucharme y sólo decía que me dolía todo porque Lexter si había sido sincero... No quiso escuchar. Para colmo él ahora me acosa y sé que aún juega con mi madre, aunque ya le dije hace una semana todo a mi madre.-sentía la boca seca así que di un trago a la bebida que me ofreció minutos antes.-Huyendo de eso terminé con Lee Anne... pensé que era soltera, así me lo hacía creer, pero luego me dijo que no. Me enamoró, me usó y para colmo se quedó embarazada. Creeme, la odio. Tan sólo hablo con ella porque me interesa mi hijo. Ella me lo dará a mí y no nos buscará, lo ha prometido.-temblaba como un idiota.-Añado que el siguiente me puso los cuernos con todos mis amigos y amigas, con casi todos.-me levanté y lo observé con una sonrisa amarga.-Yue me ama, es como Uta que ama a mi padre desde hace veinticinco años y aún se aferra a ello. Pero, al igual que él yo no lo amo. No amo a Yue, como mi padre ama a otro hombre que no es Uta. Ver a alguien que quieres, pero que no amas, y tener que romperle el corazón no es sencillo.-mis ojos se llenaron aún más de lágrimas.-Y créeme no eres el único que lo pasó mal en el colegio, a ti te daban golpes a mi me aislaban hasta que comencé a ser el favorito en deportes y eso me dio popularidad.-hice una carcajada bien alta.-Cosa que no tiene nada que ver con quien soy realmente... Lo que te quiero decir es que idiotas hay millones, pegas una patada y salen veinte. Pero no todos somos así, hay que seguir adelante y tener el pasado sólo de referencia... no vivir en él.-me incliné hacia él y besé su frente.-A mí me haría feliz ver que sonríes porque quieres, no para enmascarar nada. Que vivas de nuevo el amor, aunque no sea conmigo. Sobretodo, quiero que sepas que si vuelve y sólo te insulta, aunque sólo sea un insulto, es hombre muerto.

Sonreía de forma dulce, como si todo hubiera sido un mal sueño, atrapó mis manos entre las suyas sin dejar de observarme ni un momento. Intentaba demostrarle que podía cuidarlo. Creía y creo que es la base fundamental de como demostrar amor o cariño. Quería cuidarlo, que su vida quedara enlazada a la mía por completo y de forma indivisible.

Como si fuera un sueño imposible noté como sus labios rozaban los míos, fue tan sólo un roce que me llenó de esperanzas aunque él no lo notara. Quería amarlo, que me dejara amarle hasta quedar sin fuerzas, y que él lo hiciera conmigo.

Soltó un leve suspiro levantándose de donde estaba sentado, para tirar leve de mí y que me levantara del suelo.

-Estamos exhaustos Hizaki...-murmuró.-vamos a dormir, mañana sabremos que hacer....-me miró fijamente a los ojos para luego hacerme una petición que sin duda me hizo sonreír.- duerme conmigo esta noche...tengo miedo de dormir solo.-cerró una fracción de segundo sus ojos y eso le hacía verse más dulce y sensible.-No quiero despertarme solo.

-No pensaba dejarte solo, lo siento pero quedo contratado como guardaespaldas de forma gratuita y desinteresada.-sonreí tomándolo entre mis brazos, estrechándolo y dejando un beso en su mejilla.-Deberías comer más, a veces pienso que puedo romperte si te abrazo.-susurré acariciando su mejilla con una de mis manos.-Anda, ve a cambiarte y cuando estés tapado hasta los ojos yo voy.

Me descolocó su beso, también su petición, pero no quería agobiarlo.

-Así estoy bien.-respondió caminando hacia la cama.-No quiero pensar en que puedo engordar.-le escuché murmurar aquello, pero yo realmente veía que necesitaba coger un par de kilos.-Al menos no despertarás esta noche oliendo a perro.-dijo metiéndose en la cama mientras se arropaba.

Me quité la camisa y el cinturón, los zapatos hacía tiempo que habían volado de mis pies. Lo observé antes de recostarme a su lado, lo miraba serio porque me preguntaba en cómo ayudarlo. No quería ni pensar que ese tipo volvía a ponerle una mano encima, antes le rompía el brazo. Me tumbé abrazándolo, acariciando sus cabellos. Quería notar su aroma pegado a mi piel, sentirlo mío de alguna forma.

-Perdóname.-susurré besando su frente.-Perdóname por haberte hecho llorar. Aunque yo jamás me perdonaré a mi mismo.-tenía los ojos cerrados y mi cuerpo estaba bien recostado intentando pensar en nada.

-Olvidalo Hizaki... no ha sido tu culpa.-pude notar que dijo aquello de manera automática. Se quedó girado pegando su espalda a mi torso, mis brazos fueron a su cintura acariciándola lentamente, mientras él se abrazaba a la almohada e intentaba descansar.-Que descanses.-murmuró acomodándose un poco más, apoyando mejor su cabeza.

Automáticamente besé su mejilla y acaricié sus cabellos. Me quedé contemplándolo hasta que se quedó dormido. Quería verlo descansar unos minutos antes de yo quedarme también inmerso en sueños.

Metí mis manos en mis pantalones y entonces agarré el móvil. Estaba dormido, no podría ver lo que hacía. Busqué el buzón de voz y lo escuché. Me sentí un idiota, o más bien un hijo de puta miserable que no sabía hacerle sentir bien. Apagué el móvil rabioso conmigo, con todo lo que había hecho o dicho.

Terminé girándome hacia él, besando su cuello y aspirando su aroma. Me tranquilizaba tenerlo cerca, poder robar esos momentos y sobretodo permitirme el lujo de acariciarlo lentamente. Su piel era suave y estaba bien perfumada.

A las once de la mañana sonó el teléfono, gemí molesto por el ruido. Era la primera vez que dormía hasta tan tarde sin despertarme por mi hora habitual.

-Sí?-dije girándome.

-¿Dónde demonios estás? nos vamos en una hora.-era la voz de mi padre.

-Sí, voy a por él. Dame una hora para que me duche y vista...-

-¿Tú? ¿qué haces aún en la cama?-preguntó algo desconcertado.

No estoy en casa, estoy en la de un amigo y hablamos hasta tarde. Por eso aún estoy medio dormido.-bostecé y él empezó a decir que me diera prisa una y otra vez.

Colgué el teléfono, no estaba de humor para que me gritaran. Apagué el móvil y lo dejé en la mesilla. Me giré hacia él mientras le besaba en la mejilla, tenerlo bien pegado a mí era un pequeño vicio.

-Oye, Oly.-murmuré.-Oly despierta tengo que irme, pero si quieres vengo al rato.

Su única respuesta fue girarse y abrazarme mientras se acomodaba mejor sobre mí. Mis manos respondieron de forma rápida, acaricié sus cabellos y besé su frente con una leve sonrisa. Me sentía mejor que cuando tenía sexo, era una sensación de flotar en el aire. Estaba con él, me abrazaba y cualquiera que nos viera podía pensar cualquier cosa menos nada que fuera tan inocente como lo que habíamos hecho. Tan sólo habíamos dormido juntos, nada más, cosa que hacían incluso los quinceañeros sin tener nada implícito.

-Oly.-mordisqueé su oreja a ver si así se despertaba, o eso o agua pero no iba a ser tan bestia.-Anda, despierta.-no lo hacía así que decidí darme allí la ducha y al llegar a casa de mi padre ponerme alguna que tenía allí. A veces me quedaba para estar con Jun y terminaba manchado por sus papillas, siempre tenía muda.

Me levanté y me metí bajo el agua tibia. Se sentía bien después de una noche demasiado larga, pero ahora entendía bien sus reacciones y sabría como no hacerle daño.

Recordé que tenía boxer de sobra, así que fui al armario para buscar unos.

-Veamos...-unos sueltos, porque de otra forma me apretaría. Tomé unos negros algo sueltos y los puse con rapidez. Después me vestí y busqué por la casa una libreta para anotar.

En la mesa del salón tenía una de apuntes, una de las hojas estaba limpia y escribí que me iba, pero que volvería con compañía...

"Bueno, quiero que sepas que me he ido, pero que vuelvo. Vendré con alguien importante para mí, quiero que lo conozcas. Además, te traeré unas revistas de moda que tiene un amigo. Quiero que veas que no es tan raro vestirse como tú lo hacías de pequeño, al menos en Japón"

Fui hasta él y lo puse en su mano, esperaba que no lo tirara durmiendo o que lo arrugara demasiado.

1 comentario:

Kimy dijo...

k bonitoooo *^*
por fin se confiesan!
me encanta me encanta me encanta!
ademas hacen una pareja genial *^*
muchos besos!
sigue asi!
me alegro k tu compu vuelva a funcionar!