1/1/10

Madurar I


Madurar


Desde niño todos hemos oído la típica frase “debes ir madurando”. Primero nos quitan la ilusión de los cuentos de hadas, la navidad y todo lo que sea mínimamente infantil. Vamos hacia la juventud olvidando sueños de astronauta y deseos de fama. Terminamos siendo el prototipo que tanto desean nuestros padres, pero nos revelamos. Queremos seguir soñando, sea como sea, y nos tachan de inmaduros. La segunda frase más escuchada es “cuando seas padre”. Bien, a mi me llegó el momento de ser padre y de empezar a madurar precipitadamente.

Siempre pensamos que vamos a ser mejores que nuestros padres, más permisivos pero a la vez que se nos respetara. Creemos tener la llave de la sabiduría al haber sido hijos, pero lo duro es ser padres. Olvidamos por un momento los tragos amargos y pensamos que únicamente vamos a jugar con nuestros hijos, pero no todo son juegos y sí muchos castigos que pueden doler más al padre que al niño.

Desde que mi padre tuvo conocimiento de que iba a ser abuelo todo se volvió un caos. Quería que yo fuera la clase de padre que el fue, al menos los primeros años de vida, e intentar ayudarme a pesar que mi madre decía que era contraproducente. Me dio un talón bancario con una cantidad casi desorbitada para que comprara un apartamento amplio o una pequeña casa, deseaba que al menos tuviera un techo donde dormir lejos de mi madre y de cualquier persona que pudiera colaborar conmigo. Sí, es genial vivir solo, pero no es tan grandioso cuando tienes que cambiar pañales y levantarte cada cinco minutos en la noche.

Para que la inversión fuera buena, y no estúpida, me hizo prometer que iría con él en búsqueda de apartamento. Sin embargo, no pudo por varios motivos que le impidieron asistir. Tenía que quedarse en casa arreglando algunos asuntos y Jun se quedaría con él, cosa que agradecí. No quería que Jun se cansara, nos impidiera ver algunos apartamentos o no pudiéramos hacerlo de la forma que esperábamos. Entonces Phoenix se puso en contacto conmigo, él sería mi guía con miles de anotaciones en periódicos de venta y alquiler.

Lo esperé en una zona del centro sin escoltas, ni por mi parte ni por la suya. Quería sentirme libre, actuar con comodidad, y mi padre cedió. Era las doce del medio día, comeríamos y hablaríamos. Pero primero tendríamos que hacer una búsqueda intensiva de apartamento. Quería uno luminoso, cerca de Miho y de Olivier, para poder así no tener que desplazarme demasiado. Además que tuviera buena vía de comunicación con la zona centro, donde vivía mi madre, y la zona donde estaban ellos dos con el pequeño Jun.

-Dios, como tarda.-murmuré frente a una tienda de ropa de bebé.-Seguro que mi padre lo retuvo.-susurré mirando el reloj del móvil. Estuve tentado en llamarlo, pero no lo hice. Sabía que tal vez no había podido deshacerse de Jun o que se tropezó con algún conocido, simplemente debería ser paciente.

-¡Hiza!-gritó cuando aún estaba alejado de mí. Llevaba unos jeans corrientes y una camiseta negra que tenía impresa la palabra sex en letras doradas. Su tinte había cambiado a oscuro, su cabello estaba algo cortado y le quedaba bien. Sin embargo, me extrañó verlo sin su rubio habitual.-¿Y? ¿Qué tal?-me preguntó con una sonrisa esperando que dijera algo de su nuevo estilo.-He decidido arreglármelo así para la boda.

-Ya te lo vi el otro día, pero lo llevabas tapado bajo la gorra.-Lo había visto paseando de tiendas con Jasmine, si no me acerqué era por miedo a que su loco amigo me violara frente a todos. Siempre iba con complementos en la cabeza, era extraño verlo sin un pañuelo o gorra. Aunque más tenía Olivier, como siempre decía "barbie complementos", pero me agradaba su seudónimo de “zanahoria”. Sería bastante curioso verlo al lado de Phoenix y de la loca de Jasmine.

Iba vestido informal, lo agradecí. No quería llamar mucho la atención, pero aún así lo haría. Vestía una camiseta blanca con una portada parecida a la de un periódico de deportes, todo en blanco y negro con ciertos detalles en rojo, y unos jeans algo caídos en negros. Las deportivas eran las que me había regalado mi madre días atrás, siempre me iba dando cosas... quizás para que no vistiera siempre con mis favoritas, un par similar pero en otro color.

-¿Dónde?-no respondí a su pregunta, tan sólo lo tomé del brazo para que me siguiera.

-Vamos, tenemos que hablar y ver...

-¡Bien! ¡Vamos andando!-dijo enganchando su brazo con el mío mientras sacaba de su bandolera un periódico.- Vale, pero a lo que vamos.-miró algunos con circulitos y me dejó aquellas anotaciones.-Mira, estos son algunos departamentos que averigüe, no están en mala zona y los precios son negociables... seria cuestión de verlos.-yo observaba las direcciones y reconocí algunos que quedaban justo al lado de Olivier.-Siento haber tardado, tu padre es un caso serio.-murmuró frunciendo el ceño.-quería que dejáramos a Jun con una niñera y acompañarnos donde fuéramos.-dijo con seriedad.-Cada día se pone mas posesivo, si no es por que se que seria tonto creería que el piensa tenemos algo.-comenzó a reír aunque tenía cierta coherencia con lo que podía pensar mi padre.

-Mi padre siempre piensa mal de mí, pero le entiendo.-respondí.-Sin que mi madre lo sepa, me he acostado con todas sus amigas y con las hijas de esta.-me encogí de hombros y me reí a carcajadas.-Pero ya no soy así, alguien me ha hecho cambiar de la noche a la mañana.-comenté mientras acomodaba bien mis gafas de sol y la gorra que llevaba.-¿Son todos cerca de las direcciones que te dije por msn?

-Quién lo diría Hizaki, si tienes fama, pero tu padre es un tonto si yo te quiero a ti ya como si fueses un hermano más.-dijo mientras sonreía, para luego dejarme un beso en la mejilla. Se puso algo rojo, aunque siempre andaba sonrojándose por casi todo.-Este es el más cercano, lo vende justamente un amigo mio.-comentó indicándomelo.-Lo bueno es que tiene casi puros ventanales, es precioso, además lo usaba mucho para dar fiestas...-se quedó en silencio y noté esa mirada de depravación, era parecida a la que solía aparecer en mi padre.-y que fiestas.

-Quiero que sea luminoso, pero no peligroso.-dije mirando bien los ventanales.-Ahí es fácil que junior haga de las suyas y me quede sin hijo.-comenté algo resignado.-Aunque se podría poner barrotes, pero no sería lo mismo. ¿No hay alguno con ventanas normales con doble cristal?-odiaba el ruido del tráfico, sobretodo despertarme a media noche por el paso de algún trailer.

-Hay uno.-dijo tras quedarse un buen rato parado ante todo el transito. Los peatones intentaban esquivarlo como podían, y él sólo se quedó ahí quieto recordando.-pero... ese es más pequeño.-murmuró cruzando sus brazos, para después llevar sus manos a la cabeza y mirarme.-Además el edificio no es tan bonito y tiene en el bajo unos locales comerciales.-caminó hacia mí y se quedó mirándome a los ojos.-Vamos a ver los departamentos por orden, los que estén más cerca y después los más retirados.-yo quería ver uno que estuviera junto a la casa de Olivier a ser posible.-Te aseguro que cuando consigamos el indicado te darás cuenta.-dijo con una sonrisa mientras me tomaba de la mano para salir corriendo y cruzando prácticamente sin mirar.

Cuando me quise dar cuenta había tirado de mí haciéndome correr tras él. Sin duda me gustaban otro tipo de chicos distintos a Phoenix, Olivier se hubiera muerto antes de hacer eso.

-Tengo que decirte las razones del porqué de una de las direcciones.-comenté.-Pero no quiero que se lo digas a mi padre, creo que no le agrada esa persona por el simple hecho que es una amistad de mi madre.-argumenté mi razonamiento, pero en realidad no quería verme con nadie. Así era mi padre, en cierto aspecto no quería que me descentrara de mis estudios aunque ya lo había hecho. Yue tuvo un pase porque le recordaba a Uta, nada más.

1 comentario:

Kimy dijo...

amo a Phoeniiiiiix!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
es sumamente adorablee :D:D:D:D:D
Hiza es... otra cosajajajaja
sigue asiiii k kiero saber k pasa con Oli!!
mil besos leeeest!!!