18/5/10

Tritones de piscina V


-¡No jodas!-creo que se iluminaron mis ojos.-Dios ya tengo a alguien para llevármelo de escalada.-me senté feliz en la silla incorporándome hacia delante.-Rappels ¿has ido al río del Ángel? son geniales, sientes adrenalina por todo el cuerpo.-mis ojos brillaban de una forma increíble, estaba feliz.-Creo que más que una chica le voy a presentar la región.

-Pues serán muy felices juntos.-respondió.-Porque a mí ni siquiera me hablen esos días, soy un desastre en esas circunstancias.-me lo imaginé gritando como princesita en apuros porque una rana le saltó en la cabeza y no pude contener una risotada.-No quieras saber la de situaciones que pasamos cuando la primera y única vez que le acompañé a una acampada.-seguí riéndome bajo al imaginarlo llorando prácticamente al ver un puente algo peligroso y rogando que le llevaran en brazos.-Cuando llegue te lo llevas a la zona pedregosa más próxima, que yo me encargaré de tenerles un baño listo cuando regresen.-él también rió bajo al imaginarse las situaciones por las que ambos pasaríamos.

-Es un trato.-dije con una sonrisa.-Dime por dios que le gusta el Aikido y los combates.-esperaba que sí, porque teníamos Max y yo entradas de sobra.-Además allí seguro que encuentra alguna chica que le guste el riesgo y no manirotas.-comenté.-Sobretodo porque la semana próxima empiezan combates de boxeo femenino.

-Que yo sepa no, pero es feliz rompiéndose la crisma contra una roca. No creo que lo sea rompiéndosela contra alguien más. Aunque no creo que le incomode ir, al menos estará más a gusto que yo en una de esas cosas.-comentó recostándose mejor en la silla.-Cuando hable con él le diré de tu invitación, seguro que estará feliz. A parte ya viene equipado como muñequito de acción.-rió bien alto cuando dijo aquello, yo también.

-¿Es un action man?-dije riendo a carcajadas.-Me gustará ver su cara cuando vea a esas belleza dándose mamporros. Seguro que termina enamorándose de alguna. Además, varias de ellas son amigas mías, bueno conocidas del gimnasio y sé que son amantes del riesgo.-lo miré con una sonrisa en los labios.-Aunque me gustaría que vinieras con nosotros cuando vayamos a las pistas... le diré a mi padre que nos preste una moto para tu hermano

-Tú subes a mi hermano a una de esas motos enfrente de mi nariz y yo te corto lo que te cuelga entre las piernas.-dijo en un tono bastante amenazador.-Ni siquiera le menciones eso ¿ok?-comentó mirándome tras sus gafas oscuras.-Mira que suficiente tengo de saber que está colgando en el Kilimanjaro como para preocuparme de que se parta la cara a ciento ochenta kilómetros por hora.

-Oye que yo corro desde los trece. No me he muerto.-dije con una sonrisa leve.-Pero te entiendo.-me levanté y besé su frente.-No lo haré.-puse mi silla junto a la suya y le observé de reojo.-¿Me dejas llevarlo a los rápidos? eso sí ¿verdad?

-Mira no es cuestión de que yo te de permiso o no, a final de cuentas es mi hermano mayor, y de seguro, cuando sepa que tendrá un compañero para eso llegará con un itinerario de todo lo que quiere ver.-respondió acomodándose un poco más.-De seguro le veré el pelo cada tercer día que llegue por más ropa y empacar más agua potable. Así que la cuestión no es si yo quiero que vaya a los rápidos, es si estás dispuesto a acompañarle hasta el mismo desierto del Sahara.-comentó tras un suspiro.-En serio, está loco.

-A mi me gustaría hacer senderismo contigo, por una ruta corta y sin problema alguno, para que vieras las carpas que hay en el lago.-comenté observándole mientras meditaba.-Pero sé que no querrás. Sin embargo, me conformo con que desees volver al mirador y pasear.-besé de forma tierna sus labios y me recosté mejor en la silla.

-¡Hizaki aquí no!-exclamó bajo mirando hacia otro lado, intentando alejarse más de mí. Soltó un suspiro intentando relajarse.-Una vez hicimos una excursión a campo traviesa, Br... me llevaron en jeep.-el nombre de su ex en sus labios aún me dolía, no quería que se acordara de él.-por toda la sierra y es lógico que llegáramos a la cabaña. Yo voy a cabañas, ni loco me meto en una casa de camapaña.

-Hay cabañas.-dije mirándole fijamente.-Tan sólo hay que ver si alquilan en verano o únicamente es en invierno.-comenté rascando mi mejilla.-Aunque hay senderos que seguro que te gustarían para ir a comer, como el del lago. Se está bien allí los días normales, los festivos y fin de semana siempre hay gente... aunque siempre se vigila cada cuatro horas, se pide que se limpie y que no se metan con bronceador a las aguas.

-Entonces.-dijo tras un leve ruidillo meditando la oferta.-tómalo como una muy, pero que muy, remota posibilidad.-comentó estirando los brazos para luego buscar la palanca para inclinar más el respaldo. Quedó casi acostado y tan apetecible que me dieron ganas de tirarme sobre él.-Soy un ser completamente de ciudad, Hiza. Aquí que mejor si tienes ganas de llenar tus pulmones de oxígeno planea lo de mi hermano, tienes más posibilidades con ese Mursell que con este.-pero yo no quería aventura con él, salvo aventuras en la cama de una cabaña o a la luz de la lumbre de una buena chimenea.

-Ya lo sé, pero no es lo mismo. Él no me gusta.-dije girándome hacia él, recostado como él estaba y con los cabellos algo revueltos.-Me gustas tú.-sonreí observándolo.-Recuerda que el próximo día tendremos que ir a tomar el té a la tetería.

-Claro.-respondió casi bostezando.-La famosa tetería.-Cruzó sus brazos por encima de sus ojos, tapándose la poca luz de sol que lograba pasar.-No me preocupo por mi hermano, no eres su tipo para nada. Te faltan cosas y te sobran otras.-susurró.-Hiza no tenemos fotos juntos ¿verdad?

-No, no tenemos.-dije con una sonrisa.-Como siempre andas diciendo que no estás bien vestido, que te falta un buen peinado... bla bla... pues jamás te he pedido una por miedo a que me digas que no.-me recosté con los brazos tras mi cabeza, así se estaba mucho mejor.-Estaría bien tener algunas.

-Mañana será pues, antes de ir al local. Prometo arreglarme lo suciente al menos para salir en la foto. Así que mañana quiero verte decente.-murmuró aún somnoliento.-¡Dios que sueño!-bostezó al final.-¡Debe ser este horrible calor!

-Siempre voy bien.-y era cierto, al menos para mí iba bien siempre.-¿Cuando he ido mal vestido a recogerte?-pregunté.-Te recuerdo la tetería, además quiero estrenar una cosa que compré.-era unos jeans algo arreglados y la camiseta que me habían regalado junto con unas deportivas seminuevas negras que tenía.

-¿Bien?-interrogó.-Hiza, cariño, dudo que tus camisetas de tirante puedan ser consideradas de alta costura.-se echó a reír girando su rostro hacia mí y yo sonreí como bobo.-¿Serias tan amable de pedirme más agua? Porque al paso que vamos terminaré completamente deshidratado.

-Podríamos irnos si quieres, yo ya me di un baño y está mi bañador seco. Así que podríamos ir a pasear y tomar algo en una terraza.-dije incorporándome para quedar frente a él.-¿Quieres eso? Podríamos ir a algún lugar que hagan zumos naturales.

-¿No podríamos mejor ir a mi casa a dormir?-dijo incorporándose para estirarse como si fuera un gato.-Tengo un sueño impresionante, y lo que más se me antoja es estar entre mis sábanas recién lavadas con el aire acondicionado sobre mí.

La imagen de él entre las sábanas se hizo terriblemente tentadora. Era como si viera el paraíso. Mis malditas hormonas se subieron a mi cabeza y mi imaginación hizo el resto. No había terminado la frase cuando ya me encontraba recogiéndolo todo y deseando poder tumbarme a su lado. Yo quería dormir con él, yo quería estar bien pegado a su cuerpo semidesnudo, yo quería sobretodo despertar y verlo al lado bien aferrado a mí como si fuera una armadura que fuera a protegerle.

-Por supuesto, olvidaba que eres un pequeño lirón.-lo tomé de la mano para ayudarlo a levantarse de su tumbona.-Anda, levanta.-algunas de las chicas de antes todavía nos miraban.-Hace demasiado calor para ti, debí suponerlo.

-Es el sol.-murmuró.-me mata tanto, no me gusta.-dijo aferrándose a mi mano y yo jalé. El impulso hizo que se levantara y se pegara a mí recargándose sobre mi torso. Bostezó aferrado a mí con una sonrisa en sus labios, una sonrisa dulce aunque creo que simplemente fue de superioridad frente a las chicas que estaban mirándonos.-Anda vamos, te dejaré ser mi peluche de cordero en lo que duermo.

-¿Quieres que te lleve en brazos? puedo hacerlo.-dije acariciando su rostro, sabía que tenía sueño y podría tropezarse. Con tal de no verlo en el suelo otra vez haría cualquier cosa. Pero al ver la cara de las chicas comencé a reír a carcajadas sin poder evitarlo.-¿Has visto? te echan mal de ojo con las miradas.

-No les ha caído muy en gracia que les halla tumbado su club de fans.-respondió con su rostro pegado a mi pecho.-No, no quiero ir en brazos, sólo no me sueltes mucho.-dijo pasándome el brazo por la cintura para caminar pegado a mí.

Estaba muy adormilado y yo sacaba partido a todo. Podía sentir su cuerpo junto al mío sin reproche alguno. Muchos y muchas nos miraban y murmuraban a nuestro paso, pero a mí no me importaba en absoluto.

Cuando le ayudé a entrar en el auto casi se hizo un ovillo subiendo los pies al asiento, aunque primero acomodó bien las rendijas del aire acondicionado para que le dieran directo.

-Más que zanahoria me recuerdas a un gato.-acaricié sus cabellos, mientras le ponía el cinturón.-Duerme, en poco estaremos en casa.-susurré besando su mejilla, para luego arrancar el vehículo. No iría rápido, pero así y todo no tardaríamos más de diez minutos si nos metíamos por un atajo.

Salí directo a la autopista y me marché por la primera salida, esa daba a la parte trasera de nuestro barrio y luego sólo tenía que entrar en la zona de parking. Era mucho más recta que ir por la ciudad. Así que cuando llegamos él aún seguía adormilado, más bien dormido. Bajé del auto para abrir su puerta mientras él libraba una lucha épica con el cinturón de seguridad, estaba realmente adormilado.

Tomó mi mano para poder salir del vehículo y no me soltó en todo el camino hacia su bloque de apartamentos. Casi podría decirse que se iba quedando dormido abrazado a mí. Al llegar a la puerta empezó a buscar sus llaves y mientras las buscaba se quedó parado.

-¿Te quedas?-preguntó girando su rostro hacia mi.

Besé su frente como respuesta y lo tomé en brazos. Era simple. No quería dejarle, mucho menos en ese momento donde parecía vulnerable y dócil.

-Dame las llaves.-dije quitándoselas de las manos para abrir la puerta y luego cerrarla tras nosotros. Lo llevaría así hasta la cama, donde aparté el peluche que le había regalado y lo tumbé.-Deberías quitarte la ropa, al menos los pantalones.-comenté quitándome la camiseta para recostarme junto a él.

Manoteó en la cama buscando el mando del aire acondicionado y lo puso al máximo. Allí se estaba como en una nevera, fuera era una freidora. Se sacó las sandalias y la camiseta, para luego meterse dentro. Yo me quedé fuera, pero de inmediato me metí dentro para abrazarlo. Besaba su cuello y su espalda mientras acariciaba su costado y cadera.

-Dulces sueños zanahoria.-susurré cerrando los ojos para calmar los impulsos que a veces me daba al tenerlo tan pegado. Terminé por abrazarlo de nuevo bien pegado a mí, como si fuera una presa.

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