4/6/10

Tritones de piscina VIII


-Soy mayor de edad, Oly.-dije abrazándolo mientras intentaba no pensar que pasara algo malo.-La conozco desde hace diecinueve años... y ella sabe que me gustas, me dijo que no sería bueno para mí estar contigo... quizás por lo de tu pareja, estoy seguro de que fue por ello.-suspiré.-Yo le dije que haría lo que yo creía correcto, que era mi vida... y por eso seguí insistiendo contigo... hasta casi agobiarte, si no lo hice ya.

-Hiza cálmate.-dijo sonriéndome.-Tampoco es que estemos juntos o casados y te vayan a desheredar.-a mí no me importaba la herencia, me importaba él.-Tengo negocios con Clarissa, es una mujer madura. Quién sabe que pase, pero no puedo estar huyéndole siempre. Y al mal paso darle prisa.

-No tengo miedo a eso, si quiere que lo haga. No me importa el dinero Oly.-me separé de él.-¿Crees que un niño rico haría lo que yo hago? Joder Oly me pegué con alguien por dinero, en una pelea ilegal, además de hacer carreras ilegales para tener dinero. Quiero comprarme siempre las cosas con mi dinero, invitarte con mi dinero y comprar las cosas del bebé con mi dinero.-era un cabezota como mi padre, eso nadie podía negarlo.

-No es por eso Hizaki.-respondió con mayor seriedad.-Primera, debes de dejar ese discurso de "yo no soy niño de sociedad" lo eres, lo quieras o no, y deberías de aprovecharlo en lugar de desdeñarlo así. Es como si creyeras que toda la gente que tiene dinero es menos. Lo pensaste de mi cuando nos conocimos.-soltó un suspiro mientras regresaba a su discurso.-En realidad Hiza hay gente mataría por muchas de tus oportunidades, y la verdadera madurez es saber pedir ayuda y reconocer cuando las cosas no están en nuestras manos. No puedes hacer todo, y mucho menos andar arriesgándote, para sacar dinero de maneras tan estúpidas

-Mi padre...-dije mirándole.-Si te cuento esto del infartado ¿me guardas el secreto?-me senté en la encimera.-Mi padre tuvo una mala vida, a pesar de tener dinero, su padre le golpeaba día y noche... quería que dejara la pintura, el saxo, la banda, de cantar... escribir y sobretodo a Uta.-agaché la cabeza para luego alzarla.-Día tras día tenía una paliza encima, nunca se quejó... las aceptaba... todo para que su padre no golpeara a su madre o a su hermano pequeño. Tanta era su ira que terminó en una banda. ¿Sabes que es un yakuza Oly?-pregunté mirándolo fijamente.-Asesino, un asesino japonés... un mafioso. Estuvo a punto de ir a la cárcel pero lo mandó mi abuelo bien lejos, le dijo que si seguía siendo un rebelde, si seguía enfrentándolo, mataría su hermano y a su madre. Bien... vino para acá y conoció a mi madre. Por decirlo de alguna forma... se reformó.-cerré los ojos y eché hacia atrás la cabeza.-Yo no mato por dinero, pero si me meto en peleas... no soy como mi madre. Por eso chocamos tanto, ella quiere que sea como en sus tontas fiestas... pero eso es una fachada. Tal como tú me ves es como soy, no soy un niño que ame las fiestas de sociedad.. me gusta más un billar y una copa en mi mano... No soy como ellos, por eso lo he dicho, la sangre de mi padre creo que tiene la culpa.-me bajé y besé su frente.-Ahora seguramente piensas mal de mi padre... pero la única vez que mató fue porque estaban a punto de matar a golpes a Uta.

Me escuchó atentamente pero frunció el ceño cuando iba contando todo. Sabía que vendría una de sus reprimendas.

-Atsushi ha pasado por muchas cosas, la misma Clarissa me lo dijo. Pero son cosas suyas Hiza, no las puedes tomar de bandera tú. Sobretodo cuando tu familia no es ni por asomo así.-no lo era, pero tuve que soportar burlas y abucheos por como era mi padre... o por como terminó siendo. Después todo lo que sucedió con Phoenix y eso me hacía desear hacerlo todo yo, no tener que deberle nada a mi padre ni a mi madre.

Se levantó molesto, y meditabundo, para ir hacia la sala y quedarse allí. Parecía que todo aquello le había herido de alguna forma y también hecho recapacitar.

-Oly.-fui tras él y me quedé a su lado.-Oly por favor.-lo tomé del rostro para que me mirara.-Yo no soy como ellos, tú tampoco. La mayoría de los chicos que se mueven en lo que podemos llamar "nuestro" mundo... no son inteligentes, ni creativos, ni mucho menos dulces como tú.-besé sus labios y sonreí.-Por eso me gustas tú.

-¿Te has tomado la molestia de conocer a alguno?-me miró con cara de pantera, tenía ante mí una fiera que quería sacarme los ojos. Se alejó de mí apartándose por completo hacia otro lado de la estancia.-Claro que no, sólo juzgas. Idiotas hay en todos lados, no es exclusivo de la clase alta. Al igual que personas interesantes.-suspiró.-Dime la verdad Hizaki.-dijo mirándome a los ojos.-Si no hubiera sido por aquel tipo que me hizo un pancho cuando tú y yo platicábamos ni siquiera hubieras vuelto a dirigirme la palabra. Acéptalo. Tú también juzgas antes de conocer a las personas.

-Te equivocas.-dije serio.-He conocido a demasiados, créeme. Yue no es de clase media, ni baja, su padre es como el mío. Simplemente él salió igual que su madre.-me senté en el suelo frente a él.-Hay pocos como tú, al menos así lo veo. He conocido a muchos, tanto como amistad como algo más. Y la verdad, ninguno aportó nada en mi vida. Tampoco mis amigos de clase media o baja... nadie aporta como tú en mi vida.

Me miró fijamente intentando calibrar cuales eran mis intenciones, para después levantarse e ir a mirar hacia la ventana. Yo fui tras él para abrazarlo por la espalda, le necesitaba y no quería discutir.

-Oly, no te veo como un niño rico.-susurré besando su cuello.-Te gustan las cosas caras, pero te lo ganas tú. No es por algo que te de tu padre, te lo ganas.-lo giré y lo observé.-Mi grupo son todos chicos que vienen de familia con dinero, pero son personas que son como otros. Tienen algo que me llaman la atención.-besé su cuello pasando mis manos por su vientre.-Por favor, no quiero que te vayas molesto conmigo.

-No estoy molesto.-dijo quitándome de entre mis brazos, sentándose en el sillón de la sala. Parecía que sí estaba molesto por mucho que dijera que no. tomó su blackberry jugueteando con ella, tal vez enviando algún mensaje a mi madre.-¿Te quedas a cenar?-preguntó cambiando radicalmente de tema.-Bueno a comer más bien, aún tengo que arreglar la maleta.

Que se escurriera así no me agradaba, me sentía como un idiota. Cuando escuché lo de cenar asentí, pero entonces noté que alguien me llamaba al móvil. Estaba aún entre las cosas de la piscina. Busqué con la mirada la bolsa y la encontré prácticamente en la entrada a la sala. Agarré la bolsa y saqué el móvil viendo el número en la pantalla, pensé en no aceptar la llamada porque no me sentía bien para soportarla.

-Anne.-dije en un susurro extrañado.-¿Todo bien?-interrogué en un tono frío, el más frío que conocía.

-Sí, tan sólo quería decirte que fui a revisión, todo bien.-respondió.-No te llamé ayer porque no me encontraba con ánimos, estaba agotada y bueno pensé que era buena hora.

-De acuerdo.-comenté.

-Hiza... echo de menos estar contigo.-susurró en un tono acaramelado, pero yo no quería saber nada de ella.

-Yo no, créeme. Nos vemos el jueves próximo, para la siguiente prueba.-apagué y guardé el móvil observándolo con la mirada ida.

Me perturbaba aún todo aquello, sobretodo ella. No entendía sus cambios de humor, supuse que era el embarazo que le hacía estar de esos altos y bajos. No podía ser tan descortés con ella porque lo que estaba en su vientre era mío, era mi hijo.

-¿Todo bien Hiza?-dijo con voz suave desde el sofá, para luego levantarse y tomarme de la mano.-Anda vamos a la cocina, te prepararé algo ligero para que no tengas problemas mañana.-tiró leve de mí y lo seguí.-¿Qué te parece si tú pones la mesa en lo que esto sale?-preguntó mirándome preocupado, ya que yo seguía con esa mirada extraña clavada en el vacío.

-¿Soy detestable?-pregunté mirándole a él.-Debo de serlo.-balbuceé.-Debo de ser alguien que no tiene buenos sentimientos, buen fondo, o simplemente no tengo-murmuré.-Aún la odio, no puedo hablar dos palabras con ella o verla sin desearle lo peor... yo... aun sabiendo que el niño es mío... no paro de odiarla.-comenté con los ojos aún en otro mundo, en mis recuerdos.-Era mi mejor amiga, me engañó y ... dios...-apreté los puños para apoyarme bien en la encimera.-La detesto.

Él estaba buscando las cosas para hacerme de comer, para cenar los dos juntos. Pero paró de inmediato cuando me escuchó decir todo aquello. Se giró sin saber como decirme todo lo que quería hacerme comprender.

-Hiza no.-susurró.-¿Cómo dices eso de ti mismo?-vino a mi lado y me tomó de las manos.-Eres impulsivo, renegado si quieres, celoso en ocasiones. Pero eso es sólo porque sientes demasiado.-intentó sonreírme.-¿Cómo puedes decir que no tienes sentimientos?-agarró mi rostro acariciándome las mejillas.-Es normal que tengas tanto resentimiento. Nunca se siente bien cuando se nos usa y menos de esa forma.-murmuró.-Aunque ahora puedes enfocarte en la parte buena que todo esto te va a dejar, vas a ser padre y vas a poder amar a mares a ese niño que viene.

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