22/6/10

Tritones de piscina X


-Eso no es nada.-dijo sonriendo.-Mira necesito unos tres cambios de ropa, porque serán unos tres días los que esté ahí. Entonces necesito los cambios más accesorios y por posibles desperfectos llevo un poco más. Así que llevo casi nada.-pues yo hubiera llevado la mitad, eso es todo lo que pensé cuando dijo aquello, aunque luego me quedé pensando que conmigo no hubiera necesitado ropa.-Regresaré con tu madre, así que no creo que sea buena idea. Si de hecho, ella seguro ya estará en la sala VIP y no te verá. Porque sino fuera así mejor tomaba un taxi, pero te hablaré apenas llegue al apartamento, a ver si andas disponible.

-Entre actuación tendré un cambio de modelo, tengo dos diseños tuyos no te olvides.-dije con una sonrisa caminando hacia el ascensor.-Así que te llamaré, seguramente te llamaré también en ese cambio. Quiero saber como estás y si te torturó mucho el dragón.-sonreí abriendo la puerta.-Creo que es mejor que el mote que le puso el tito Uta...

Frunció los labios metiéndose al elevador. Yo me metí junto a él mientras se echaba el cabello hacia atrás.

-De todas maneras te llamaré antes, como una hora antes, para que no vayas a perder tu celular ¿eh?

-Lo llevará encima el gato sonrisas, está algo mal aún del infarto que le dio pero... está bien.-por eso no lo había visto hacía unos días, fui a cuidarlo al hospital aunque quise patearlo... sin embargo ya todo había pasado.-Sea como sea... antes que te vayas... por favor... déjame que te bese como se debe.-dije mirándolo fijamente en su reflejo.

De forma inmediata se sonrojó al escuchar mi petición y se giró hacia mí. No sé de qué le sorprendía, siempre era impredecible y debía estar ya más que acostumbrado.

-¡Hiza! ¡¿Qué dices?! me... si lo has hecho durante toda la tarde y hasta en frente de medio club.-bajó el rostro bastante avergonzado.-No seas así, mira que sabes que me da mucha vergüenza cuando te pones así.

-Pero no un beso normal, sino uno bien dado.-dije acariciando su cintura.-Anda, dime que me dejas darte uno así.-era raro en mí, pero no quería forzarlo y esta vez quería que él me lo diera.-Además te lo pido yo, que me lo des, no dártelo yo.-sonreí y me aproximé.-Bueno... en vistas que debo de robarlo...-lo agarré bien de la cintura y lo besé colando mi lengua dentro de sus labios. Me dejé llevar, aunque no era tan fogoso como los usuales... no quería agobiarlo. Él pasó sus brazos sobre mis hombros y se encaramó bien a mí. Pero, nada más abrirse el ascensor, una pareja de adorables ancianitos se quedó mirando...

-¡Jesús!-exclamó la señora y yo me quedé inmóvil observando.-Desvergonzados.-añadió.

-¿Ustedes no lo hacían en los elevadores?-al decir aquello su esposo se echó a reír prácticamente a carcajadas. La reacción de Olivier fue pegarme con el equipaje de mano con las mejillas rojas y la cabeza agachada.

-¡No seas cruel Zanahoria!-grité saliendo con el maletón que llevaba. El hombre no paraba de reír.-¡Por favor!-gritaba mientras llegaba a su altura.-Te amo.-susurré tomándolo por la cintura después de girarlo hacia mí.-Te amo.-repetí sin poder evitarlo.-Lo diré mil veces para que siempre lo recuerdes...-puso dos de sus dedos sobre mis labios callándome.

-Quedamos que no dirías nada.-susurró antes de apartar sus dedos para ofrecerme sus labios, un beso que fue una caricia.

-Aparte no hagas como si no me fueras a volver a ver.-eso era una pequeña reprimenda, pero para mí era un drama no verlo en unos días. No sabía dónde estaba cada minuto y no podía ir a buscarlo si estaba mal.-En un par de días aquí estaré, y tendremos muchas cosas que hacer.-dijo aún cerca mía.-¿No recuerdas a viene mi hermano y todo?-entonces me tomó de la mano para jalar de mí.-Anda, me harás perder el avión.-

-Ojala lo perdieras y te quedaras conmigo.-dije antes de marcharme hasta el maletero para dejar la maleta ahí.-Vamos con tiempo, creo, así que no correré mucho. Iré lento, para que no te marees.-me subí al asiento tras abrir su puerta y hacer que se sentara.

-Si lo perdiera lo único que conseguirías es que me pusieran una multa en la compañía.-dijo abrochándose el cinturón.-Así que me pondría histérico y eso créeme que no querrías verlo.-terminado de acomodarse me miró mientras yo ponía el retrovisor.-¿Y ahora que quieres de regalo Hiza?-preguntó mirándome como si me taladrara con la mirada, no se me olvidaba que no había querido recibir el anterior.-Si no me dices qué quieres terminarás con una colección de lociones y fragancias.

-Repito lo de siempre... a ti, pero esta vez con un lazo negro en el cuello tumbadito en la cama.-le miré por el retrovisor esperando que se sonrojara. Un sonrojo suyo era el mejor regalo. Aunque esta vez le tenía preparado varios regalos a él para cuando viniera, el primero era la fiesta que deseaba celebrar... con varias cosas adelantadas para esta y el segundo sería más personal.

Se sonrojó por completo, parecía más un tomate que una zanahoria. Pero él preguntó, él tenía la culpa. Él debía saber bien cómo era y que no podía evitar tener esos comentarios. Me resultaba demasiado tentador, muy apetecible, como para irme dando rodeos hacia el infinito y más allá. Yo lo quería a él y se lo dejaba bien claro siempre. Rió bajo por nerviosismo mientras me observaba intentando tranquilizarse.

-Puedo arreglar para que te dejen a Vale así, de moñito y todo para que te vigile estos días.-dijo riéndose bajo y luego me dio un golpecito en el brazo.-Y lo digo enserio Hiza. ¿Qué quieres que te traiga? Mira que no a todo el mundo le pregunto.

-Traeme...-pensé un instante que quería realmente.-¿Qué tal una foto de mi madre y de ti disfrutando de la ciudad? sería el mejor regalo... ¿no crees?-dije con una sonrisa mientras conducía. No era de querer que me hicieran regalos, me gustaba más hacerlos.

-¿Con un par de franceses al lado?-reía cuando decía aquello, pero esa parte no me hizo gracia. No me hizo gracia ni por él ni por mi madre.-Bueno, ya veré que te traigo aunque le diré a Clarisssa que te traeré un regalo, por si no me acabo la carrilla en todos estos días.

Me quedé en silencio porque realmente me preocupaba que ambos hablaran. No quería que mi madre se pusiera en contra de algo que era mi decisión. Ya era un adulto y no lo comprendía. Él único que iba asimilando que no era un niño era mi padre y mi padre en realidad no tragaba del todo a Olivier por miedo a que termináramos dañándonos.

Llegamos al aeropuerto y nada bajar la velocidad buscando aparcamiento se sacó el cinturón. Aparqué en uno de los huecos libres que había, aunque no quedaban demasiados.

-Nos despedimos aquí ¿no?-seguro que pensó en mi madre y yo también, era algo que me comía demasiado la moral.

Besé su mejilla y bajé para abrirle la puerta. Abrirle y cerrarle la puerta era algo que solía hacer con él y sólo con él, además de con las mujeres y por supuesto tenía que estar atento a mi madre. Me había adiestrado bien ella, pero no era algo que tenía que hacer con hombres. Sin embargo, Olivier lo veía con la suficiente clase y también fragilidad para tener ese gesto de caballerosidad hacia él.

-Espera, saco tu maleta.-salí hacia el maletero sacando la maleta y después puse el brazo.-Te llevo hasta dentro, esto pesa.-le dije bastante serio.-Así que vamos, además este parking está algo retirado... ni rechistes.

-Ok, ok...vamos ya.-respondió antes de colgarse de mi brazo dejando que cargara su maleta, él llevaba la de mano. Cuando llegamos a la terminal se registró dando sus datos y su maleta, la de mano seguía con él para pasar por el control y subir junto a él al avión.-Bueno.-dijo con el pase de abordar en la mano.-¿Me extrañaras?-preguntó mirándome a los ojos mientras me tomaba de las manos.-¿Soñaras hoy comingo cuando te quedes en mi cama?

-Cariño no me hace falta estar en tu cama para soñar contigo, ya lo hago cada noche.-susurré en su oído.-Y te juro que son peores pensamientos de los que crees, no te libras ni un segundo de mí... -besé su mejilla separándome de él.-Ya sabes, mismos pensamientos que los que me hicieron ir a la ducha... así que no preguntes si te extrañaré... por mi iría en la maleta de espía infiltrado.

-¡Hiza!-me dio un leve golpe en el pecho ocultando su rostro en mi cuello.-Yo no decía eso, quería que extrañaras hablar conmigo y esas cosas. Para lo otro ya sé que traerte, una muñeca hinchable porque eres incorregible. Reí cuando dijo lo de la muñeca, porque tenía razón aunque yo le deseaba a él y nada más que a él. Se separó de mí para acomodarse el cabello detrás de la oreja, se veía dulce y me dieron ganas de secuestrarlo realmente. No sería una broma, sino la pura verdad.-Bueno, tengo que marcharme ya.-acomodó entonces mi cabello y acarició una de mis mejillas.-Te hablaré mañana, recuérdalo. Cuida mucho a Vale y no vayas a incendiar nada.-esa eran sus órdenes, órdenes dadas con una sonrisa. Entonces se puso de puntillas y me dejó un suave beso en mis labios.-Cuando regrese te prometo uno mucho mejor.-se marchó apresurado y yo sólo pude quedarme viendo como se iba.

Yo me marché a su apartamento. Pero antes estuve dando vueltas con el coche. Fui a la zona más céntrica, la zona empresarial donde se encontraban los inmensos rascacielos. Todo aquel barullo me gustaba y sobretodo el que podía encontrarse cerca de la bolsa. Si no amara tanto la música hubiera terminado siendo un hombre de negocios como mi padre, puesto que me atraía todo ese mundo.

Pero al final, terminé en el apartamento junto a Valentino. Tanto él como yo estábamos agobiados por el calor y por no tenerlo. Me dediqué a husmear por su armario, observaba su ropa y todo lo que contenían sus cajones. No revolvía, sólo observaba todo y me imaginaba como sería vivir con él. Quería tenerlo siempre a mi lado e incluso estaba dispuesto a convivir.

Me dormí en su cama, abrazado a su almohada y con el perro pegado a mí hecho un ovillo. Al despertar lo hice por culpa del timbre, eran las nueve de la mañana e iba como zombie hasta la puerta. Al abrir y ver la chica simplemente miré a Vale en mis pies y no pude dárselo.

-Lo voy a cuidar yo ¿no te lo dijo?-ella tan sólo me miraba fijamente y entonces me di cuenta que estaba en boxer.-Lo siento, es que aún dormía.

-No pasa nada.-respondió antes de darme dos besos.-Soy Bea.

-Encantado.-dije sin saber cómo reaccionar.

-¿Eres amigo de Olivier?-preguntó mirándome fijamente.-Me suenas mucho ¿nos presentó ya?

-Soy Hizaki, no soy solo amigo de Olivier sino algo más.-comenté apoyado en la puerta.

-No sabía que Oly tenía tan buen gusto, espero que me cuides bien a Vale y también a él.-dijo antes de marcharse hacia el ascensor.

-¡Hasta luego!-dije antes de cerrar la puerta con Valentino en mis brazos.-Las chicas son muy raras.

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