16/7/10

Un buen chico III


Y salió. Salió sin camiseta y con el cabello envuelto en una toalla, tan sólo llevaba los jeans. Se llevó una mano al pequeño boqueando aire, se había llevado un buen susto.

-¡Hiza!-gritó-¡Me matas del susto! ¿Cómo entr....?-balbuceó llevándose una mano a la cabeza.-Ah, sí tienes llaves... es cierto.-soltó aire y me miró con ganas de golpearme.-¡Dios! Hiza cuando entres haz ruido o algo ¿qué tal si salgo en toalla o algo?

-¿Si entras en toalla así húmedo como estás?-pregunté con una media sonrisa.-Pues no sé ¿qué tal si quitarla?-bajé de la encimera.-Hice ruido, llamé al timbre y no contestabas. Además mira que te he preparado.-saqué de la nevera las fresas y la puse frente a él.-Las compró Max para ti, yo las preparé aquí ahora.-no dejaba de mirar la cintura que le hacían esos malditos pantalones.-A ver.-dije girándolo.-Justo como pensé... que buen culo te hacen.

Nada más escuchar aquel piropo se giró sonrojado aún con más ganas de golpearme por descarado.

-¡Hiza! ¡¿Cómo dices esas cosas?!-fue hacia la nevera para sacar la jarra de auga y servirse un baso-¡Es de mal gusto!

-Oye que de mal gusto nada.-dije mirándole fijamente.-¿O te crees que no sé como miras tú el mío?-tomé una de las brochetas señalándolo.-Además, no soy el único que piensa que estás bastante bien.-mordisqueé una de los trozos y eché a reír.

-¡Hizaki Sakurai De le Rosa!-me amonestó como lo haría mi madre, eso casi me hace atragantarme.-¡Deja de decir esas cosas!-exclamó frunciendo el ceño.-Y yo no veo el tuyo.-dijo intentando ser serio y que le creyera.-Bueno ¡Y el de nadie! ¡Qué clase de hombre crees que soy!-dejó el vaso en el fregadero para pasar junto a mí.-Tengo que acabar de vestirme. No se puede hablar contigo cuando te pones así.

-Oye, pero yo al menos halago... tú ni me has dicho que me veo bien con esta ropa.-dije mirándolo fijamente.-¿No me queda bien?-pregunté girándome. Era un pantalón de tela algo veraniego pero bastante serio, nada de caídos o anchos y una camisa negra lisa sin ningún dibujo. Además me había puesto una de las lociones que me había regalado.-Ni siquiera has dicho si huelo bien.

Se acercó entonces a mí observándome mientras me acomodaba las arrugas imaginarias de mi camisa, no paraba de acomodar mi camisa y yo simplemente sonreí.-Te ves muy bien, te ves más... más grande.-dijo con una sonrisa aún mayor.-Se abrazó a mí para poder oler mejor la loción en mi cuello.-¿A que tengo buen tino con las lociones? Dime ¿Cómo te ha ido con la ropa en el concierto?

Puse mis manos en sus caderas y busqué sus labios para únicamente rozarlos.

-Me fue bien.-susurré.-Me tomó bastantes fotos mi padre, además tenemos video gracias a U-ta y Toll... además de otros tantos. Tenemos video de varias zonas del escenario.-dije agarrándolo de su diminuto trasero, bien pegado a mí.-Ya lo verás... al igual que los dos anuncios que he hecho en tu ausencia.

Echó sus brazos a mi cuello pegándose bien a mí, seguía oliendo la loción que él mismo me había regalado.-Hizaki tienes las manos muy largas.-dijo riendo bajo.-¿Te acuerdas que dejamos pendiente algo?-sonrió mirándome a los ojos. Delineó mis labios con la punta de su índice.-Estuve esperando días para hacerlo.

-Pero mis manos te gustan y bien que lo sé yo.-dije antes de atrapar sus labios besándolo lentamente para luego subir de intensidad. Tenerlo de esa forma después de días lo necesitaba. Al apartarme lo miré con una leve sonrisa.-Pero el beso va con iba.-murmuré colando mi rostro tras su cuello, para comenzar a mordisquearlo

-¿Intereses moratorios?-rió cuando sintió mis labios en su cuello, pero rápidamente tomó mi rostro para continuar besándome.

Lo pegaba más a mí, rozando sus caderas sobre el borde de mi bragueta, no estaba excitado pero si seguíamos así lo estaría. Besaba sus labios y él se dedicaba a iniciar besos que me incitaban a buscar algo más. Una de mis manos acariciaba su espalda y sus cabellos aún húmedos.

-Te eché de menos.-susurré parando el beso para seguirlo.

-Yo también te extrañé.-murmuró recargando su cabeza sobre mi hombro. Eso me hacía sentirme conforme. Quería estar así con él, aunque fuera de ese modo, era mucho mejor que tenerlo lejos y sin poder disfrutar de un abrazo como aquel.-Te he traído un regalo...-susurró sin moverse.

-Me conformo contigo aquí pegado a mí.-susurré besando su cuello, acariciando su espalda y sus cabellos.-¿No te puedes quedar así conmigo?-dije estrechándolo más a mí.-Aunque... te pensaba llevar a un local donde ponen jazz hoy durante todo el día.

-¿Quedarnos así?-dijo sonriendo alzando su rostro para cruzar su mirada con la mía.- Terminarás con una línea del mueble marcada en la espalda.-Podemos ir en un rato.-susurró conformándome.-¿No hay prisa verdad?-preguntó tomándome de la mano, apartándome un poco.-Ven, vamos mejor al sillón.-me jaló para que le siguiera hasta el salón.-apenas tomé asiento él se recargó sobre mi pecho.-Así estamos mejor ¿no?

Cuando hizo aquello yo simplemente sonreí acomodándolo mejor sobre mis piernas, dejándolo de frente a mí para poder pasar mis manos sobre su rostro. Había deseado que volviera cada minuto de aquellos días, me sentía vacío sin él y eso era extraño, pero me gustaba sentirme así.

-Mejor así.-murmuré besando sus labios mientras ponía mis manos en su cintura.-Estás demasiado sexy con el cabello húmedo.-dije acariciando su rostro con el dorso de mi mano derecha, apartando algunos cabellos, para luego mordisquear su cuello como antes.-Provocas mordisquear tu cuello toda la tarde hasta bien entrada la madrugada.-murmuré olfateando su aroma, lo había echado de menos.

Sonrió sonrojado intentando hacerse un ovillo sobre sí mismo. Eso era precisamente el gesto que esperaba. Me gustaba verlo así, completamente rojo.

-Hiza.-musitó pasando sus dedos por mis clavículas, eso me hizo sentir un agradable cosquilleo y mi mente comenzó a volar. No quería arruinar la noche, pero mis hormonas parecían estar demasiado descontroladas.-¿Por qué tienes la piel tan adictiva?-dijo acercándose para besarme de nuevo.

-Es lo mismo que iba a preguntarte yo a ti.-susurré inclinándome hacia él para lamer su cuello y cerca de su nuez, me gustaba el sabor de su piel y lo suave que llegaba a ser. Pegué bien su torso a mí, aunque con la camisa no lo sentía como se debía. Mis manos acariciaban su espalda dibujando líneas invisibles, era demasiado insinuante ver esa mirada y ese leve sonrojo.-Oly.-murmuré besándolo de nuevo, dejándome llevar aunque no del todo... no quería asustar a la presa.

Aquellas caricias le hacían suspirar, estaba por el buen camino. Además eran sólo caricias. Me tomaba del rostro para que lo besara, parecía tener cosquillas en el cuello cuando lo besaba ahí.

-Hiza... para... mira que si no paras...nunca podremos salir a ese bar.-decía aquello mientras seguía besándome en las mejillas de forma delicada.

-No importa, cualquier lugar es bueno si te tengo así.-susurré buscando sus labios, estrechándolo entre mis brazos, pegándolo bien a mí.-Pero sé la ilusión que te haría ir allí.-dije mirándolo fijamente a los ojos.-Ve a ponerte la camisa que te compré y a cepillar tu pelo... yo estaré aquí esperándote.

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