29/8/10

Un buen chico XII


-Hey, hey, ¡Atrás!-dijo apartándose buscando mi paquete de clinex. Siempre llevaba un paquete para cualquier circunstancia que pudiera ocurrir, jamás pensé que le vendrían bien porque lo hiciéramos de esa forma.-Sin besos y sin te amos ¿lo recuerdas?-dijo terminándose de limpiar, para bajar la ventanilla de su lado ya que estaban empañadas. Después se acomodó la ropa mientras yo intentaba hacer lo mismo.-¿Ahora si? me llevas a casa? ¿O estás demasiado colapsado y pido un taxi?

No me gustaba que me dijera eso, quería decirlo una y otra vez bien pegado a él en la cama. Además se sentía bien sus labios, eran suaves a comparación con otros que había besado. Tenían ese calor extraño en un chico, usualmente no son tan dulces los besos que tenía de otros hombres. Quizás era porque ya lo amaba, porque se había convertido en mi mayor deseo y eso provocaba que todo lo que él hacía me gustara. Estaba como ido a su lado, sólo quería atraparlo más y más hacia mí para no dejarlo escapar.

-Te llevo.-dije arrancando, mientras bajaba la ventanilla de mi lado. Sentía calor, un calor inmenso.

-Como gustes.-me dijo aquello tras un dulce beso en mi mejilla, eso era a lo que me refería. Sus gestos eran simples para otros pero intensos si lo veía desde mi posición. Era difícil que él diera su brazo a torcer, que me concediera cosas como las que acaban de pasar y eso lo hacía todo más emocionante. Estaba seguro que pronto le convencería para que fuéramos pareja formal.

-Es un placer.-respondí conduciendo intentando encontrar la salida hacia la carretera.

-¿Entonces? ¿Vendrás a mi casa mañana a ayudarme qué ponerme?-asentí a lo que decía.-Si hablo con Andrei tendrá las cosas como para en tres o cuatro ¿tendrás oportunidad?

-Yo tengo la ropa, me consiguió un traje que deseaba desde hacía meses. La verdad es que me sienta bien.-pocas veces me veía bien con un traje, me costaba elegirlos.-Es de un diseñador coreano, pero la corbata no es de él sino de uno italiano igual que los zapatos... tengo la ropa desde hace como dos meses.-conducía bien fijo a la carretera.-Kamijo se compró otro del mismo diseñador, creo que mi padre también tiene ahi su chaqué o lo que lleve... no me ha dejado verlo.-reí bajo.-Aunque yo si he visto el de Phoenix... y dios le deja como si hubiera sido a mano. Cuando lo conozcas entenderás porque a todos se le cae la baba con él... aunque tiene la piel demasiado pálida y siempre tiene que estar con maquillaje.-creo que mi rostro se ensombreció, temía que le pasara algo.

-¿Y ya tiene maquillador? Porque conozco uno perfecto, sobretodo porque trabaja con cosas naturales, que son idelas para cuando se tiene la piel hipersensible.-entonces se calló.-Bueno, olvídalo que seguro que siendo el novio ya tiene todo planeado.-se recargó en el asiento mirando hacia fuera.-El que me da miedo de ver es a tu padre, te juro que me da escalofríos cada vez que lo veo.

-Tiene cáncer.-dije mientras manejaba.-Sabe maquillarse desde hace años para que no se note.-comenté intentando no entristecerme.-Pero dicen que está remitiendo.-sonreí leve, porque en él ponía mi padre las esperanzas de futuro y él también. Yo adoraba a mi madre, pero eso no quitaba que tuviera aprecio a Phoenix y fuera uno de tantos que rogaba a la suerte que le ayudara.-Era el chico de moda, el periodista que siempre alteraba a mi padre en cualquier mitin... lo ponía a caldo en su periódico y delante de las cámaras... y fíjate.-eché una carcajada al aire.-Ahora se casan... es casi ilógico.

-Del odio al amor...-dijo con una sonrisa tenue, pude contemplarla con el rabillo del ojo porque estaba aminorando al entrar en la zona residencial.-No te pongas así Hiza, el cáncer es una enfermedad horrible pero la mayoría de las veces con un tratamiento adecuado se puede vencer. Mi madre tuvo cáncer cuando yo era niño, tendría unos diez años. Le operaron el pecho, pero ahora ve. Ya tiene más de quince años sin presentar recaída.

-Eso es lo malo, el muy idiota no quiere tratarse. Mi padre lo obliga, pero en cuanto tiene ocasión deja el tratamiento. Hace unos días tuvo recaída fuerte, mi padre se alteró bastante y casi le da un infarto. Phoenix es así.-no tenía foto de él en el móvil ni en ningún sitio, sólo unas cuantas en casa... pero prefería que lo viera en la boda.

-Oh, vaya.-susurró siguiendo con la vista en las luces de la ciudad y yo con la vista al frente intentando no equivocarme de entrada.-Quizás ya con la boda pueda tener más razones para seguir el tratamiento, o quizás si fuera a un grupo de apoyo... Sirve mucho hablar con personas que pasan por lo mismo que tú.-eso me recordó a su ex, me recordó todo lo que hablamos y por inercia apreté leve el volante.

-Se lo diré a mi padre, seguro que si se pone a mover sitios y buscar da con el lugar apropiado.-comenté algo más relajado.-Si quieres saber algo más del novio... si buscas en internet o en cualquier biblioteca... y pones Phoenix Noir te sale todas sus crónicas y su blog... seguro.-aparqué y sonreí intentando olvidar lo que habíamos hablado, excepto cómo hacer que Phoenix siguiera la medicación. No quería pensar en su antiguo novio, no quería hacerlo porque me alteraba demasiado.-Llegamos.

-Prefiero conocerlo en un par de días, sin prejuicios.-comentó con una sonrisa abriendo la puerta.-Gracias Hiza.-sonrió aún más y se bajó del todo.-Te veré en un par de días supongo ¿Verdad?-entonces antes que respondiera nada se alejaba.-¡Qué descanses!

-Vendré mañana.-dije con una sonrisa.-Quiero ver que vas a llevar... y ayudarte.-no podía dejarlo con ese Andrei... ¿quién era? tendría que ponerme a investigar.-¿De acuerdo?-sonreí esperando que él dijera que si.

-Como gustes, yo preferiría que fuera sorpresa pero si tanto quieres ver la ropa... no importa.-realmente no quería la ropa, quería vigilar.-Que descanses Hiza.-susurró antes de ir hacia su edificio.

Me fui hacia el aparcamiento que estaba frente al suyo, el mío, para dejar el coche allí y subir de inmediato a casa. Tuve que darme una buena ducha maldiciéndome por no haber corrido detrás de él, quería tenerlo para mí y nada más que para mí. Saber que iba a estar con un sastre toqueteándolo, o cualquier cosa que se pasara por mi cabeza, no era agradable. Además después de lo sucedido quería abrazarlo en la cama, acariciar su cuerpo e imaginar que otras cosas le haría nada más despertarse.

Esa noche la pasé dando botes en la cama, iba de un lado a otro y terminé levantado viendo videos de la televenta. Me encendí un cigarro casi entrado el alba preguntándome qué hacer con mi vida, o más bien qué hacer para que mi vida terminara de estar completa... lo quería ya conmigo, parte de mí.

No hay comentarios: