25/10/09

Medidas del alma II


Poco después colgó. Me quedé algo más tranquilo, pero seguía pensando que él me odiaba por algo distinto a lo que ella creía. Según ella no era el único interesado en él, él estaba interesado en mí.

Llegué antes de tiempo y como parecía no tener ganas de verme, porque así lo supuse, puse música en la radio de mi coche y me bajé practicando varios bailes. No me importaba que me miraran, pero al fin y al cabo ese lugar parecía no tener habitantes. Siempre tan silencioso... yo rompí la norma. Me gustaba el barrio, era un lugar atractivo para vivir tan ajardinado y apartado, pero yo era ruidoso.

Victoria se había encargado del baile del video, mi hermosa profesora quería que deslumbrara. Cada paso que daba lo hacía de forma perfecta, al menos intentaba que cada paso fuera el indicado sin ser brusco, mi sonrisa no se borraba ya que amaba lo que hacía. Me movía según la música y me animaba, aunque no era mía. El movimiento de cadera se me daba bien. Sin duda alguna todo aquello lo disfrutaba. Ese escándalo, si él estaba en su casa, lo escucharía y bien. Seguro que me gritaría... pero poco me importaba.

Me había quitado la camiseta de tirantas para no sudarla y llevaba unos vaqueros anchos negros, se notaban mis boxer del mismo color negro aunque con letras blancas la marca de estos. Esa fue la ropa que al final me dejé puesta. Así que era cómoda para el baile, al menos para mí lo era.

Mi descapotable estaba ahí aparcado, dando la nota y pasaron dos chicas que se quedaron mirándome. No me percataba de lo que sucedía a mí alrededor, a no ser que me equivocara. Yo estaba a lo mío.

Mi móvil empezó a sonar y acepté la llamada. Era el móvil de la asistenta de Olivier. Alcé mi rostro hacia la ventana.

-Buenos días.-dijo la mujer de voz dulce, como aterciopelada.

-Buenos días.-respondí casi sin aliento.

-Llamo de parte de Olivier.-rió bajo no sé porqué, pero eso me pareció en ese momento.-Dice que te espera en vuestra cita, pero que si tienes cosas más importantes que hacer como andarte exhibiendo el ego en medio de la calle… que él también tiene cosas importantes como su trabajo pendiente que no puede retrasar por su impuntualidad. Son palabras textuales de mi jefe, espero que tenga consideración con ellas.-tras esto colgó y yo sonreí mirando su ventana.

-¡Ya voy!-colgué y subí para su piso por las escaleras.

Había olvidado por completo que no llevaba camiseta, cuando lo recordé estaba frente a la puerta. No iba a volverme, retrasaría más la cita y no quería molestarlo. Llamé al timbre y me recargué el marco tomando aliento. Bailar así y luego subir corriendo por las escaleras no se lo recomendaba a nadie.

-¡Anda princesa abre ya! ¡Tu egocéntrico favorito llegó!-reí al recordar la escena de los Picapiedras, pero a él no le pegaba el tinte pelirrojo en sus cabellos. Entonces me abrieron y no era él.-Disculpe me confundí de piso.-la chica reía a carcajadas prácticamente.

-Sí es, es aquí. Olivier te está esperando.-sonrió y noté como me comía con la mirada, pero le resté importancia. Era la chica de la voz dulce, la que se había comunicado conmigo.

-¿Qué tal? ¿Y Vale?-dije entrando hacia el interior.

-Prudence.-siseó.-Alexis te necesita... está buscando el muestrario de la temporada pasada.-dijo nada más verme entrar conversando con su agente.

El perro se levanto corriendo de su cojín dándome la bienvenida que él no quería darme. Él siguió a su perro y se quedó frente a mí regañando al perro. Ya no llevaba muleta, pero aún cojeaba de forma leve.

-¡Valentino! ¡No seas enfadoso!-le regañó de esa forma tan peculiar en él aproximándose un poco más a mí.-Hola Hizaki.-saludó intentando aparentar normalidad, pero se notaba que estaba algo nervioso.-Te esperaba hace rato... estuve a punto de irme, pensé que habías cambiado de opinión.-noté que intentaba no mirarme, en ese instante me di cuenta que mi hermana tenía razón. Yo le gustaba, pero tenía cambios raros de actitud que no cuadraban.

Le di una palmadita en la cabeza sonriendo después de acariciar a su perro de forma rápida. Aquel chucho me tenía atrapado con sus ojos dulces, sin duda se parecía a su dueño.

-Que hayas sido desagradable antes no significa nada, sigo pensando que eres mono.-ambos ayudantes me observaron.-Llegué diez minutos antes y como tenía que ensayar pues... luego se fue el tiempo y he llegado tarde. Gomen.-volví a sonreír mientras tomaba al perro en brazos.-Hola pequeño.-me lamió la mejilla mientras emitía pequeños gruñiditos, movía la cola de forma rápida y parecía alegrarse realmente de verme.-¿Te has comido ya todos los dulces que traje?-lo bajé mientras giraba entorno a mí. De ojeada vi todo lo que había diseñado y fui hacia la mesa, antes de cualquier bronca. Tomé algunos de los diseños entre mis manos y sonreí.-Te dije que haríamos un buen equipo, tu pones el talento y yo el cuerpo.

Al mirarlo con algunos folios en la mano, los trajes que más me llamaron la atención, vi que estaba sonrojado. Parecía realmente nervioso ante mi presencia, todo lo contrarío que días atrás.

-No ha sido nada concreto ya que aún no me has dicho que concepto tienes pensado, y por lo mismo son meros bocetos.- dentro de los dibujos estaba un traje negro, con leves referencias de los años cuarenta, detalles de bordados para diferentes jeans, camisas ajustadas con transparencias casi camufladas. Realmente me gustaba toda la colección, sobretodo los sombreros y las camisas.-Seria peligroso para ti darme demasiada libertad creativa, ya que corres el riesgo de verte disfrazado con un traje entre caballero medieval o samurai.-sonrió esparciendo sus diseños para que los viera.-O con un disfraz de chuleta.-parecía divertido y abstraído de todo lo anterior, se estaba abriendo a mí al fin.- ¡¿Qué nada más yo soy zanahoria, pero tu no puedes ser chuleta?!

-Prefiero muslito de pollo al tempura o sushi de cangrejo.-casi babeo al recordar el sushi que hacía Uta, me había invitado y casi devoro el plato.-Me gusta este.-dije señalando el traje de chaqueta negro con distintos motivos añadidos.-Pero podrías añadir al chaleco una pequeña cadena. No sé, como si llevara un reloj o algo ahí en el bolsillo. Y esta camisa, ¿podría tener la manga separada de lo que es el hombro y con un aplique poder quitarla y ponerla? es por el calor, seguro que me muero con tanto foco.-entonces lo miré y le tomé de las manos.-Entonces seré muslo de pollo frito, ¿me salvaras mi pequeña zanahoria de guarnición?

Empezó a reír hasta que se dio cuenta de que había alguien más en la sala, uno de sus agentes. Era aquella chica, la cual nos miraba como si nos pusiera en pelotón de fusilamiento.

-No.-dijo serio.-serás chuleta, de alguna manera te queda ese nombre.-lo decía muy convencido observándome las piernas, ni él mismo se había fijado donde iban sus ojos.-Piernas de pollo no me gusta.-terminó sonrojándose e intentando evitar el contacto visual con mis ojos. Tomó el dibujo que tenía en mis manos y se giró comenzando a dibujar sobre el boceto los detalles que él pensaba que mejor iría con mi personalidad, con lo que podría andar buscando.-Creo que es algo trillado lo del reloj.-dijo borrando un poco la camisa-Se hacen unas aplicaciones de metal, aquí y aquí.-señalaba donde la camisa.-Como si se hubiera desgarrado y debajo tuvieras armadura o algo parecido.-sonreía mientras hablaba y yo como bobo quedaba mirándolo deseando que estuviera así conmigo siempre.-El chaleco será un poco más largo, como hasta la cadera, entallado en la espalda...quizás un corte diferente aquí.-indicó entonces los tirantes.-Las mismas aplicaciones podrían ir en las camisas....eso podría hacer la función de lo que pides.-murmuró con una sonrisa.-que personalmente me suena a striper de las vegas, pero tu eres el cliente, chuleta.

-Sí, soy una chuleta de cordero bien jugosa ¿que no?-dije sonriendo para mirar bien lo que hacía. Lo hice por detrás de su espalda.-Me gusta ese detalle.-dije próximo a su oído.-Me gusta, tienes buena imaginación.-me rasqué la cabeza y me puse frente a él.-Tómame medidas.-puse mis brazos en cruz.-Pero con delicadeza, tengo la piel sensible y seguro que me clavas alguna aguja a traición.

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