29/10/09

Medidas del alma VI


Se dirigió hacia el mostrador nada más entrar, mientras pedía no paraba de mover las caderas al ritmo de la música anterior. Estaba con los codos recargados en el mostrador y yo simplemente me repetía “autocontrol”. Madre de dios que imagen que me estaba dando, y dando a todo aquel que le miraba, y me pegué a él mirando a todos, no quería que nadie pensara que venía solo porque los mordía enrabietado.

-Esos que viste era mi tío Uta, mi padre era el del móvil y luego eran dos de los holgazanes que tiene por amigos.-lo observaba y Junior comenzó a volver en sí, a despertar. Me pegué bien al mostrador intentando no pensar en sus caderas, menudo movimiento ¿en la cama como sería? peor, era peor no pensar porque me venía más y más a la mente.

-Hola Hizaki, tu padre estuvo aquí hace un rato ¿qué vas a tomar?-interrogó.

-Yo creo que un batido de fresa.-comenté y ella asintió.

-¿Y tu nuevo novio?-preguntó mirando a Olivier con una leve sonrisa.

-Sobre tu tío fue muy caballeroso, lo conocí en el hotel hace unos días. En cuanto a mi pedido.-miró a la chica por encima de las lentes con el ceño algo fruncido.-Quiero un té chai frappe, sin azúcar, con crema deslactosada y canela orgánica. Si se puede también…-comentó alejándose un poco de la barra.-una dependiente menos entrometida.-después de dejarnos con la cara de idiota, de incredulidad más bien, se marchó hacia la mesa más alejada de la barra.

-Menudo chico te buscas.-dijo ella bastante seria observándolo como jugaba con su pañuelo y mandaba un sms.

-No es mi chico, es un amigo mío.-comenté sin saber si irme con él.

-Ah bueno, entonces te puedo echar los tiestos.-murmuró con un guiño.

Comenzamos a reír y me acarició los cabellos para luego ir a por todo el pedido. A veces me trataba como a un niño pequeño, a pesar de no ser tan pequeño y ella no ser totalmente una adulta.

-Claro, cuando gustes sigues echándomelos.-le guiñé un ojo, al igual que hizo ella, en tono de juego, jugábamos a eso y nada más. Era una mujer de unos treinta años aunque se veía más joven.

-¿Qué vas a tomar?-preguntó girada mientras hacía el té de Olivier.

-Un cacao frío.-respondí.-Si puede ser con un poco de nata por encima.-rió cuando dije aquello.

-Eres un encanto y se nota que a tu amigo le gustas.-susurró bien pegada a mi oído.-Mucho, mira como refunfuña…-rió bajo dejándome el cacao bien batido con la nata.

-No le gusto, eso dice mi hermana pero es imposible.-respondí recargándome en la barra.

-Anda toma, tu pedido.-dejó todo en una bandejita para que la llevara a la mesa.

-¡Dale recuerdos a tu novia!-dije cuando me retiraba de ella y me senté en la mesa.

Él parecía intranquilo, jugueteaba aún con el maldito pañuelo y con el móvil. Le dejé el té delante de él, yo puse mi cacao frente a mí y sonreí.

-No deberías ser así con mis amigas, harás que no te presente a ninguna.-murmuré.-Decías que Uta es caballeroso... vaya, mi tío Uta suele ser hiperactivo sobretodo cuando come azúcar de más.-reí bajo.-El otro día llevé bombones al estudio, comió media caja y estaba de un lado para otro con el maldito ruido de su aparato de ensayo.-di un sorbo al batido y me marché los labios, pasé la lengua y después vi entrar a mi padre con la camisa abierta.

-¡Elena! ¡Encanto! ¡Por favor lleva al estudio número cuatro cinco cafés!-

-Elena es la chica que casi muerdes, es amiga de mi padre y de todos los que estamos aquí y su novia es la otra chica que atiende... pero no estaba hoy aquí.-decía mientras miraba a mi padre salir de nuevo hacia la puerta.

-No me importa quien sea, no me gusta que se entrometan con mi vida.-murmuró haciendo un puchero.-Y no la mordí ni nada...sólo no me gustan esos comentarios, son completamente inapropiados.

-Supongo que lo pensó por como te miro.-comenté bebiendo un poco más de batido.-Nada, olvida lo que dije.-entonces entraron varias bailarinas y se sentaron en la barra, todas me saludaron y yo las saludé a ellas.-Son parte de las chicas que bailan conmigo, trabajan para varios videoclips que se están haciendo aquí.-sonreí abiertamente intentando hacerle olvidar mi comentario.

-¡Jane!!Richie!-gritó a unas de mis bailarinas, delgadas y atléticas junto las mujeres que yo había pedido. Para bailar eran perfectas, además tenían baile clásico como base y no sólo moderno.-¡No sabía que estaban por aquí! que gusto, las he extrañado niñas, mira que cambiarme por el baile.-dijo en un falso reclamo, muy gay sonaba a veces pero era indudable de que patrón era.

-No te cambiamos.-dijo una.-Tan sólo trabajamos también en esto, para eso somos bailarinas profesionales.-me miraron a mí.-Hizaki, encanto, ¿hoy te tocaba ensayar? pensé que lo haríamos sin ti.

-No, no me toca.-respondí.-Pero si queréis podemos bailar todos en el estudio nuestro y que vea Oly como os movéis sin estar en pasarela.

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