
Me fui directo a casa. Tenía una cita con Olivier. No le había avisado aún, pero la tenía. Llamé a su celular tras una buena comida con Clara y las chicas en la cocina. Hero canturreaba con los cascos puestos moviendo su cabeza e imitando una guitarra. Me hacía gracia verle tan animado, sabía que el instituto no estaba siendo agradable para él y aún así parecía olvidarse.
Cuando lo llamé me contestó aún adormilado y pareció despertarse del todo al recordar que teníamos pendiente una función de teatro. Las entradas las había conseguido gracias a un amigo de mi padre, lo conocía de vista prácticamente pero parecía un hombre agradable. Mi padre me aseguró por correo electrónico que Kamijo, así se llamaba su amigo, me haría de guía incluso entre bambalinas. Él pensaba que ya estaban agotadas para la representación, pero como he dicho los amigos de mi padre son mis amigos.
No podía imaginarme qué sucedería en un futuro y tampoco que Kamijo formaría parte tan activa en mi vida. Debo admitir que pensé que simplemente lo vería un par de veces más, pero él hizo lazos de amistas y aquella velada fue tan sólo el inicio. Un mestizo de cabellos rubios y ojos azules, un hombre de piel clara y aspecto oriental con toques europeos. Sin duda siempre lo envidié, y aún lo hago, por su presencia ante el resto de los humanos. Cuando lo vi por primera vez fue junto a Jasmine, después fue un par de veces cerca del vínculo de mi padre y hoy es mi mano derecha.
Olivier aceptó la invitación y nada más saberlo llamé a Kamijo. Deseaba que supiera que al final íbamos. Él se sintió satisfecho de haber podido ayudar a mi padre, a mi familia, y a mi en particular. Me deseó suerte y ánimos para que todo saliera perfecto y el amor surgiera.
Cuando fui de compras con Phoenix compré varios regalos, pero uno lo hice llegar directamente a su casa. Era un conejo de peluche, casi de la mitad de su estatura y de colores blanco y negro. Por supuesto lo acompañé con una nota: Espero que sea de tu agrado, algo infantil pero a mi me siguen gustando.
Las horas antes estuve afeitándome, poniéndome esa loción que le gustaba y me vestí con un pantalón negro, camisa blanca y nada más. Los zapatos me los había regalado mi padre, fueron de él pero sólo se los puso una vez; dijo que era para no desperdiciar el dinero, eran de una marca bastante cara...como todo lo que tenía. Me acomodé el sombrero que me regaló y me sentí listo para ir a verle.
Por supuesto antes de salir recogí los otros dos regalos, fui hacia mi flamante coche y respiré profundo. Era lo más parecido a una cita que tendríamos, al menos así lo veía, y estaba algo nervioso porque todo fuera mal. Comprobé tres veces que en mi billetera estaban las entradas...
Al llegar a la esquina antes de su casa compré una rosa, era roja y pensé que no le importaría un regalo de ese tipo. No sabía si lo vería bien para un hombre, pero de todas formas me apetecía hacerlo. Cuando toqué el timbre mi pierna izquierda temblaba... me hubiera comido las uñas ... pero luego tenía remordimientos y a mi madre diciéndome que se veían feas mis manos con las uñas mal recortadas.
-¡Hiza!-dijo abriendo la puerta para abrazarme.-¡Dios! ¡Me has tenido en ascuas! ¿Cómo te ha ido con tus padres?
Cuando le vi creo que me quedé babeando, sobretodo cuando me abrazó. Ese aroma que tenía su champú me dejaba como en otro mundo.
-¿Mis padres? bien... Casi mato a mi padre de un infarto, pero bien.-sonreí besando su mejilla.-Dime ¿te gustó el regalo que llegó para ti? dije que lo entregaran a media tarde.-entonces levanté la mano y le mostré la bolsa.-Aquí tienes tres más...espero que te agraden.
-¡Hiza!-exclamó sonrojado tomando la bolsa que tenía en mis manos.-No debiste, si él peluche ya es demasiado.-murmuró.-Lo he puesto en mi cama.-rió bajo observando a Valentino que aparecía de la nada quedándose a sus pies.-Aunque creo que ocupa más espacio que yo y Vale ya le tomó cariño, eso después de acostumbrarse porque es algo celoso.-rió a carcajadas al ver la camiseta que le había regalado.-¡Me harás colección! Mira que ni siquiera es mi verdura favorita.
-Me alegro que te gusten mis regalos.-besé su frente y lo abracé, pero Valentino también atenciones.-Vaya, para ti esta vez no traje regalo.-dije acariciándolo.-Otro día te traigo un hueso de esos que he visto, pitan y hacen ruidos raros.-comenté recordando que tenía que comprar algo para el gato de mi padre y para la gata de mi hermana.-¿Vamos? Empieza en cuarenta minutos, no sé si nos dará tiempo de llegar con el tráfico.-me había retrasado, pero con los nervios me equivoqué de calle seis veces.
Entró dentro mientras me hizo esperar unos minutos, dejó los regalos dentro y salió conversando por teléfono. Se enganchó a mí y colgó en mi brazo aunque intentaba abrir un sobre que habían dejado en su buzón.
-Apenas lo iba abrir, dijo que era una sorpresa...-me sonrió con cierto aire de coquetería, o al menos eso noté en su mirada.-Le conozco desde hace años...hubo un tiempo en que éramos nuestra mutua servilleta de tanto que nos consolábamos ente nosotros.-decía mientras bajábamos en el ascensor.-¿Has traído tu auto? ¿O iremos en taxi?
Un regalo de un amigo... un regalo de un amigo... eso repetía mi mente. Pero no debía de alterarme, no delante de él, en el gimnasio me desfogaría y dejaría bien lastimado a mi adversario...todo imaginándome a su amigo. A él no le haría daño jamás, tampoco a sus amigos... pero si a los que se entrenaban día a día conmigo.
-Vaya, que considerado.-dije con una leve sonrisa mientras lo guiaba hasta mi vehículo.-Seguro que es un buen regalo, no como los míos.-abrí el vehículo para que se montara y luego me fui al lado del conductor.
-¡Cállate!.-dijo mientras subía al auto.-¡Tus regalos son muy lindos!-parecía feliz, eso me hacía sentir tranquilo.-Seguro que es algo que me dejé en su casa.-me miró fijamente a los ojos mientras arrancaba.-¿Vamos a tiempo Hiza?-interrogó.-Me tardé un tanto, pero es que pierdo el tiempo bine fácil.-se empezó a excusar aunque terminó riéndose entre dientes.-Creo que tenía cuatro cambios de ropa en mi vestidor y por un momento casi prefiero venirme en bata.
-Yo lo hubiera preferido créeme, también muchos.-comenté alzando las cejas y bajándolas.-Vamos bien, si salimos ahora llegamos a tiempo para saludar a Kamijo...dijo que nos esperaría para mostrarnos un poco por dentro...antes y después de la función.-arranqué el coche y empecé a conducir, me alegraba que le gustaran mis regalos y los semáforos parecían estar de mi parte.
-Backstage del teatro sólo conozco las salas de exposición, por culpa de las muestras que hicimos.-recordé aquella noche y sonreí ante la idea de sus celos.-Pero en sí, el teatro aún no por completo.-se quedó en silencio unos segundos y volvió a iniciar la charla.-Dijiste que él que conocías era ¿qué? ¿productor?-estaba interesado en lo que me rodeaba y según mi padre era bueno.-¿O el director?
-Pianista de la obra, pero te digo que tiene una de las mejores voces que he escuchado. Tiene parte francesa y parte japonesa... créeme es un dotado de las teclas. Yo me quedé pasmado la primera vez que lo escuché...luego recapacité y sí, era ese chico andrógino que mi padre tenía en algún que otro cd...-sonreí contando aquello.-Inquieta, porque es como ver a un vampiro sacado de una novela, su amigo igual.
Llegamos poco después tras un cruce, entramos en la gran avenida donde teatros y cines clásicos clamaban atención con sus luces de neón. Había un pequeño bingo muy antiguo y también hermoso en su porte de edificio colonial. También cabaret y pequeños bares con música en directo. Mi padre me comentó una vez que era la rue de los bohemios, donde las almas con vanidad caen rendidas ante el omnipotente deseo que los atrapa y excita sin remedio.
Estaba esperándonos cerca de los aparcamientos de la zona principal, lo conocí por su porte de criollo francés. Su sombrero de copa coronaba sus cabellos dorados, su bastón entre sus manos blancuzcas y finas, y su capa... le hacían parecer un personaje de ficción o un fantasma, más que nuestro guía. Bajamos del coche, yo primero y él después asistido por mi encanto claro. Quería parecer caballeroso y el hombre que necesitaba a su lado.
-Bonjour mon amie.-dijo sonriendo mientras se apresuraba a quitarse el sombrero.-Espero que sea de vuestro gusto nuestra humilde obra.-comentó dejando el sombrero sobre su pecho para luego colocárselo.
Cuando fui a abrir la boca apareció un joven alocado. Su aspecto era también pintoresco y supuse que era el protagonista de la obra por su parecido al vampiro que interpretaría. Se puso prácticamente a saltar y danzar canturreando al rededor de Kamijo.
-¡Kamijo! ¡Kamijo! ¡Mon Dieu!-gritaba girando y girando mientras sus colmillos filosos aparecían tras sus finos labios.-¡Louis está bien! ¡Ya le quitaron todo! ¡Ya está sano del accidente! ¡Me lo ha confirmado Pier!-cuando dejó de danzar se fijó en nosotros y sonrió.-¿Tus amigos? ¿Los que esperabas?
-Oui, mi amigo Hizaki y su acompañante.-respondió intentando no crisparse.
-Lestat de Lyon, enchanté.-dijo con una pequeña reverencia, pero esa sonrisa de diablo no se marchaba.
-Acompáñenos, nosotros seremos sus guías.-susurró con caballerosidad Kamijo mientras su capa hacía que todo el mundo lo observara, era hipnotizante.
-Bonito sombrero, ¿donde lo conseguiste?-comentó su amigo quitándoselo y Kamijo suspiró alto sin más, no dijo nada ante esos juegos de su acompañante.
-Vamos Oly.-sonreí tomándolo prácticamente de la mano.-Uno es bastante alocado, pero te aseguro que no muerden.
Lestat se giró y lo observó fijamente, aquellos ojos azules eran idénticos a los del vampiro. Realmente si se llamaba Lestat, y no era una broma, había sido muy acertado por parte de su madre.
-Te das un aire a mon cher Louis.-dijo antes de que Kamijo le diera un golpe.
-Camina recto o te caerás y lo último que necesitamos es otro incidente en la obra. Tener que buscar a una Claudia a prisa y corriendo tras seis meses de obra...-tomó aire y se giró por completo quedando parado frente a una puerta.-Por cierto Hizaki, de parte de Jasmine y mío... gracias por los bombones.-les había enviado algo en mi nombre cuando ellos comenzaron a vivir juntos, a Kamijo a penas le conocía pero Jasmine era mi peor pesadilla.
-De nada. Tan sólo fue un detalle porque comenzasteis a vivir juntos.-sonreí y rodeé por la cintura a Oly.-Ten cuidado, no te pierdas.
Tras entrar en los camerinos aquello era un descontrol. Iban y venían maquillándose y terminando de arreglar el vestuario. Más de uno jugueteaba con otro y se reían a carcajadas, otro intentaba calentar la voz y los más tranquilos caminaban de un lado a otro releyendo el guión.
-¡Gabrielle!-gritó Lestat y una mujer rubia, muy atractiva se paró frente a él.
-Lestat ¿has visto al joven que hace de Niki?-preguntó
-¡Estoy aquí! ¡Buscaba el maldito violín!-gritó saliendo de detrás de la puerta de un camerino.
-No hagáis mucho caso al alboroto, es normal. Os enseñaré bien de cerca el decorado, hay varios y desde las tribunas no se aprecia del todo.-entonces pasó un joven de cabellos rojizos, ojos castaños que casi se tropieza.
-¡Joder!-se levantó mirando para todos los lados.-¡Mierda! ¿Alguien vio mi maldito crucifijo? lo necesito...
-¡Pelo regla!-dijo burlón Lestat.-¿Esto es tuyo querido? ¿Lo quieres? ven a por él!-decía mostrándole un relicario.
-¡Por dios Lestat! ¡Deja al crío!-un joven moreno apareció de detrás de nosotros, sus ojos verdes se clavaron furiosos en él.-¡Trae!-se lo quitó y se lo dio al pelirrojo.-¿Te parece bonito hacer rabiar a un niño de dieciséis? sigue así, que verás que pronto se lo digo a tu novio... lo bien que vas a quedar frente a él ¡Ja!
-¿Te han dicho que necesitas sexo? ese mal...-no terminó cuando lo abofeteó.
-¡Inútil!-gritó y salió corriendo prácticamente llorando.
-¡Espera!
-Lo dicho, no hagan caso.-repitió Kamijo sin alterarse lo más mínimo.
Yo tan sólo observaba todo, aquello era lo que yo soñaba.
-Nunca me imaginé que pudiera ser algo así.-dijo en un murmullo Olivier.-Es más emocionante que el backstage de un desfile.-estaba muy pegado a mí y eso me provocaba pegarme más a él.-Es caótico y genial.-sonrió mirándome por encima del hombro.-¿No deberíamos ir a nuestros asientos?
-Sí, él nos guía.-susurré besando su frente.
-Así es, después le enseñamos los diseños de cada traje. Hizaki nos rogó que lo hiciéramos, ya que es usted diseñador. Mi futuro esposo también lo es.-dijo con una sonrisa de oreja a oreja.-Hizaki, tenemos diez minutos entre cada hora, son dos veces que se para la función y el bar menos visitado es el que usamos nosotros...id ahí y tomad lo que deseéis dejándolo a mi cuenta.
-No puedo aceptar eso.-comenté viendo pasar a Marius, era imponente ese actor.
-Kamijo.-susurró.-Debemos empezar.-además del vampiro era el jefe de la obra. Conocía a ese hombre, lo había visto hacer de Jesús y también de vikingo. En ese momento era un vampiro imponente y magnífico. Cuando niño siempre lo admiré por su personalidad.
-Vamos Oly.-susurré tomándolo bien de la cintura para llevarlo a la primera fila...podíamos observarlos fijamente desde los primeros asientos. todos estaban elevados, no había que levantar el cuello.-Nuestros huecos.-dije cuando los divisé y nos sentamos.
De inmediato vi como Kamijo tomaba posición en el foso que también estaba algo alzado, tal vez para dar importancia a sus músicos y no sólo a los actores. Era un teatro extraño, siempre lo fue.
Cuando lo llamé me contestó aún adormilado y pareció despertarse del todo al recordar que teníamos pendiente una función de teatro. Las entradas las había conseguido gracias a un amigo de mi padre, lo conocía de vista prácticamente pero parecía un hombre agradable. Mi padre me aseguró por correo electrónico que Kamijo, así se llamaba su amigo, me haría de guía incluso entre bambalinas. Él pensaba que ya estaban agotadas para la representación, pero como he dicho los amigos de mi padre son mis amigos.
No podía imaginarme qué sucedería en un futuro y tampoco que Kamijo formaría parte tan activa en mi vida. Debo admitir que pensé que simplemente lo vería un par de veces más, pero él hizo lazos de amistas y aquella velada fue tan sólo el inicio. Un mestizo de cabellos rubios y ojos azules, un hombre de piel clara y aspecto oriental con toques europeos. Sin duda siempre lo envidié, y aún lo hago, por su presencia ante el resto de los humanos. Cuando lo vi por primera vez fue junto a Jasmine, después fue un par de veces cerca del vínculo de mi padre y hoy es mi mano derecha.
Olivier aceptó la invitación y nada más saberlo llamé a Kamijo. Deseaba que supiera que al final íbamos. Él se sintió satisfecho de haber podido ayudar a mi padre, a mi familia, y a mi en particular. Me deseó suerte y ánimos para que todo saliera perfecto y el amor surgiera.
Cuando fui de compras con Phoenix compré varios regalos, pero uno lo hice llegar directamente a su casa. Era un conejo de peluche, casi de la mitad de su estatura y de colores blanco y negro. Por supuesto lo acompañé con una nota: Espero que sea de tu agrado, algo infantil pero a mi me siguen gustando.
Las horas antes estuve afeitándome, poniéndome esa loción que le gustaba y me vestí con un pantalón negro, camisa blanca y nada más. Los zapatos me los había regalado mi padre, fueron de él pero sólo se los puso una vez; dijo que era para no desperdiciar el dinero, eran de una marca bastante cara...como todo lo que tenía. Me acomodé el sombrero que me regaló y me sentí listo para ir a verle.
Por supuesto antes de salir recogí los otros dos regalos, fui hacia mi flamante coche y respiré profundo. Era lo más parecido a una cita que tendríamos, al menos así lo veía, y estaba algo nervioso porque todo fuera mal. Comprobé tres veces que en mi billetera estaban las entradas...
Al llegar a la esquina antes de su casa compré una rosa, era roja y pensé que no le importaría un regalo de ese tipo. No sabía si lo vería bien para un hombre, pero de todas formas me apetecía hacerlo. Cuando toqué el timbre mi pierna izquierda temblaba... me hubiera comido las uñas ... pero luego tenía remordimientos y a mi madre diciéndome que se veían feas mis manos con las uñas mal recortadas.
-¡Hiza!-dijo abriendo la puerta para abrazarme.-¡Dios! ¡Me has tenido en ascuas! ¿Cómo te ha ido con tus padres?
Cuando le vi creo que me quedé babeando, sobretodo cuando me abrazó. Ese aroma que tenía su champú me dejaba como en otro mundo.
-¿Mis padres? bien... Casi mato a mi padre de un infarto, pero bien.-sonreí besando su mejilla.-Dime ¿te gustó el regalo que llegó para ti? dije que lo entregaran a media tarde.-entonces levanté la mano y le mostré la bolsa.-Aquí tienes tres más...espero que te agraden.
-¡Hiza!-exclamó sonrojado tomando la bolsa que tenía en mis manos.-No debiste, si él peluche ya es demasiado.-murmuró.-Lo he puesto en mi cama.-rió bajo observando a Valentino que aparecía de la nada quedándose a sus pies.-Aunque creo que ocupa más espacio que yo y Vale ya le tomó cariño, eso después de acostumbrarse porque es algo celoso.-rió a carcajadas al ver la camiseta que le había regalado.-¡Me harás colección! Mira que ni siquiera es mi verdura favorita.
-Me alegro que te gusten mis regalos.-besé su frente y lo abracé, pero Valentino también atenciones.-Vaya, para ti esta vez no traje regalo.-dije acariciándolo.-Otro día te traigo un hueso de esos que he visto, pitan y hacen ruidos raros.-comenté recordando que tenía que comprar algo para el gato de mi padre y para la gata de mi hermana.-¿Vamos? Empieza en cuarenta minutos, no sé si nos dará tiempo de llegar con el tráfico.-me había retrasado, pero con los nervios me equivoqué de calle seis veces.
Entró dentro mientras me hizo esperar unos minutos, dejó los regalos dentro y salió conversando por teléfono. Se enganchó a mí y colgó en mi brazo aunque intentaba abrir un sobre que habían dejado en su buzón.
-Apenas lo iba abrir, dijo que era una sorpresa...-me sonrió con cierto aire de coquetería, o al menos eso noté en su mirada.-Le conozco desde hace años...hubo un tiempo en que éramos nuestra mutua servilleta de tanto que nos consolábamos ente nosotros.-decía mientras bajábamos en el ascensor.-¿Has traído tu auto? ¿O iremos en taxi?
Un regalo de un amigo... un regalo de un amigo... eso repetía mi mente. Pero no debía de alterarme, no delante de él, en el gimnasio me desfogaría y dejaría bien lastimado a mi adversario...todo imaginándome a su amigo. A él no le haría daño jamás, tampoco a sus amigos... pero si a los que se entrenaban día a día conmigo.
-Vaya, que considerado.-dije con una leve sonrisa mientras lo guiaba hasta mi vehículo.-Seguro que es un buen regalo, no como los míos.-abrí el vehículo para que se montara y luego me fui al lado del conductor.
-¡Cállate!.-dijo mientras subía al auto.-¡Tus regalos son muy lindos!-parecía feliz, eso me hacía sentir tranquilo.-Seguro que es algo que me dejé en su casa.-me miró fijamente a los ojos mientras arrancaba.-¿Vamos a tiempo Hiza?-interrogó.-Me tardé un tanto, pero es que pierdo el tiempo bine fácil.-se empezó a excusar aunque terminó riéndose entre dientes.-Creo que tenía cuatro cambios de ropa en mi vestidor y por un momento casi prefiero venirme en bata.
-Yo lo hubiera preferido créeme, también muchos.-comenté alzando las cejas y bajándolas.-Vamos bien, si salimos ahora llegamos a tiempo para saludar a Kamijo...dijo que nos esperaría para mostrarnos un poco por dentro...antes y después de la función.-arranqué el coche y empecé a conducir, me alegraba que le gustaran mis regalos y los semáforos parecían estar de mi parte.
-Backstage del teatro sólo conozco las salas de exposición, por culpa de las muestras que hicimos.-recordé aquella noche y sonreí ante la idea de sus celos.-Pero en sí, el teatro aún no por completo.-se quedó en silencio unos segundos y volvió a iniciar la charla.-Dijiste que él que conocías era ¿qué? ¿productor?-estaba interesado en lo que me rodeaba y según mi padre era bueno.-¿O el director?
-Pianista de la obra, pero te digo que tiene una de las mejores voces que he escuchado. Tiene parte francesa y parte japonesa... créeme es un dotado de las teclas. Yo me quedé pasmado la primera vez que lo escuché...luego recapacité y sí, era ese chico andrógino que mi padre tenía en algún que otro cd...-sonreí contando aquello.-Inquieta, porque es como ver a un vampiro sacado de una novela, su amigo igual.
Llegamos poco después tras un cruce, entramos en la gran avenida donde teatros y cines clásicos clamaban atención con sus luces de neón. Había un pequeño bingo muy antiguo y también hermoso en su porte de edificio colonial. También cabaret y pequeños bares con música en directo. Mi padre me comentó una vez que era la rue de los bohemios, donde las almas con vanidad caen rendidas ante el omnipotente deseo que los atrapa y excita sin remedio.
Estaba esperándonos cerca de los aparcamientos de la zona principal, lo conocí por su porte de criollo francés. Su sombrero de copa coronaba sus cabellos dorados, su bastón entre sus manos blancuzcas y finas, y su capa... le hacían parecer un personaje de ficción o un fantasma, más que nuestro guía. Bajamos del coche, yo primero y él después asistido por mi encanto claro. Quería parecer caballeroso y el hombre que necesitaba a su lado.
-Bonjour mon amie.-dijo sonriendo mientras se apresuraba a quitarse el sombrero.-Espero que sea de vuestro gusto nuestra humilde obra.-comentó dejando el sombrero sobre su pecho para luego colocárselo.
Cuando fui a abrir la boca apareció un joven alocado. Su aspecto era también pintoresco y supuse que era el protagonista de la obra por su parecido al vampiro que interpretaría. Se puso prácticamente a saltar y danzar canturreando al rededor de Kamijo.
-¡Kamijo! ¡Kamijo! ¡Mon Dieu!-gritaba girando y girando mientras sus colmillos filosos aparecían tras sus finos labios.-¡Louis está bien! ¡Ya le quitaron todo! ¡Ya está sano del accidente! ¡Me lo ha confirmado Pier!-cuando dejó de danzar se fijó en nosotros y sonrió.-¿Tus amigos? ¿Los que esperabas?
-Oui, mi amigo Hizaki y su acompañante.-respondió intentando no crisparse.
-Lestat de Lyon, enchanté.-dijo con una pequeña reverencia, pero esa sonrisa de diablo no se marchaba.
-Acompáñenos, nosotros seremos sus guías.-susurró con caballerosidad Kamijo mientras su capa hacía que todo el mundo lo observara, era hipnotizante.
-Bonito sombrero, ¿donde lo conseguiste?-comentó su amigo quitándoselo y Kamijo suspiró alto sin más, no dijo nada ante esos juegos de su acompañante.
-Vamos Oly.-sonreí tomándolo prácticamente de la mano.-Uno es bastante alocado, pero te aseguro que no muerden.
Lestat se giró y lo observó fijamente, aquellos ojos azules eran idénticos a los del vampiro. Realmente si se llamaba Lestat, y no era una broma, había sido muy acertado por parte de su madre.
-Te das un aire a mon cher Louis.-dijo antes de que Kamijo le diera un golpe.
-Camina recto o te caerás y lo último que necesitamos es otro incidente en la obra. Tener que buscar a una Claudia a prisa y corriendo tras seis meses de obra...-tomó aire y se giró por completo quedando parado frente a una puerta.-Por cierto Hizaki, de parte de Jasmine y mío... gracias por los bombones.-les había enviado algo en mi nombre cuando ellos comenzaron a vivir juntos, a Kamijo a penas le conocía pero Jasmine era mi peor pesadilla.
-De nada. Tan sólo fue un detalle porque comenzasteis a vivir juntos.-sonreí y rodeé por la cintura a Oly.-Ten cuidado, no te pierdas.
Tras entrar en los camerinos aquello era un descontrol. Iban y venían maquillándose y terminando de arreglar el vestuario. Más de uno jugueteaba con otro y se reían a carcajadas, otro intentaba calentar la voz y los más tranquilos caminaban de un lado a otro releyendo el guión.
-¡Gabrielle!-gritó Lestat y una mujer rubia, muy atractiva se paró frente a él.
-Lestat ¿has visto al joven que hace de Niki?-preguntó
-¡Estoy aquí! ¡Buscaba el maldito violín!-gritó saliendo de detrás de la puerta de un camerino.
-No hagáis mucho caso al alboroto, es normal. Os enseñaré bien de cerca el decorado, hay varios y desde las tribunas no se aprecia del todo.-entonces pasó un joven de cabellos rojizos, ojos castaños que casi se tropieza.
-¡Joder!-se levantó mirando para todos los lados.-¡Mierda! ¿Alguien vio mi maldito crucifijo? lo necesito...
-¡Pelo regla!-dijo burlón Lestat.-¿Esto es tuyo querido? ¿Lo quieres? ven a por él!-decía mostrándole un relicario.
-¡Por dios Lestat! ¡Deja al crío!-un joven moreno apareció de detrás de nosotros, sus ojos verdes se clavaron furiosos en él.-¡Trae!-se lo quitó y se lo dio al pelirrojo.-¿Te parece bonito hacer rabiar a un niño de dieciséis? sigue así, que verás que pronto se lo digo a tu novio... lo bien que vas a quedar frente a él ¡Ja!
-¿Te han dicho que necesitas sexo? ese mal...-no terminó cuando lo abofeteó.
-¡Inútil!-gritó y salió corriendo prácticamente llorando.
-¡Espera!
-Lo dicho, no hagan caso.-repitió Kamijo sin alterarse lo más mínimo.
Yo tan sólo observaba todo, aquello era lo que yo soñaba.
-Nunca me imaginé que pudiera ser algo así.-dijo en un murmullo Olivier.-Es más emocionante que el backstage de un desfile.-estaba muy pegado a mí y eso me provocaba pegarme más a él.-Es caótico y genial.-sonrió mirándome por encima del hombro.-¿No deberíamos ir a nuestros asientos?
-Sí, él nos guía.-susurré besando su frente.
-Así es, después le enseñamos los diseños de cada traje. Hizaki nos rogó que lo hiciéramos, ya que es usted diseñador. Mi futuro esposo también lo es.-dijo con una sonrisa de oreja a oreja.-Hizaki, tenemos diez minutos entre cada hora, son dos veces que se para la función y el bar menos visitado es el que usamos nosotros...id ahí y tomad lo que deseéis dejándolo a mi cuenta.
-No puedo aceptar eso.-comenté viendo pasar a Marius, era imponente ese actor.
-Kamijo.-susurró.-Debemos empezar.-además del vampiro era el jefe de la obra. Conocía a ese hombre, lo había visto hacer de Jesús y también de vikingo. En ese momento era un vampiro imponente y magnífico. Cuando niño siempre lo admiré por su personalidad.
-Vamos Oly.-susurré tomándolo bien de la cintura para llevarlo a la primera fila...podíamos observarlos fijamente desde los primeros asientos. todos estaban elevados, no había que levantar el cuello.-Nuestros huecos.-dije cuando los divisé y nos sentamos.
De inmediato vi como Kamijo tomaba posición en el foso que también estaba algo alzado, tal vez para dar importancia a sus músicos y no sólo a los actores. Era un teatro extraño, siempre lo fue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario